Historia de la Iglesia
21 Un entendimiento más profundo


Capítulo 21

Un entendimiento más profundo

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fanegas y sacos de comida en un almacén

En la primavera de 1931, John y Leah Widtsoe regresaron de Europa por unos meses para visitar a su familia, reunirse con los líderes de la Iglesia y asistir a la conferencia general. Su hija, Ann, los esperaba en la estación de tren, en Utah. En su ausencia, ella se había reconciliado, de momento, con su esposo, y estaba esperando su tercer hijo. La madre de Leah, Susa Gates, también estaba allí, dispuesta a darles la bienvenida a casa, tal como había prometido cuando partieron tres años antes. Iba a cumplir setenta y cinco años dentro de dos días, y John y Leah habían llegado justo a tiempo para una celebración en casa de la hermana de Leah, Emma Lucy, y su esposo, Albert Bowen1.

Lamentablemente, la tía de John, Petroline, había muerto dos años antes después de una larga enfermedad. Ann y Rose, la viuda del hermano de John, Osborne, habían estado a su lado cuando falleció2.

Durante la estancia de John en Utah, su agenda estuvo llena de reuniones con los líderes de la Iglesia. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles estaban resolviendo una diferencia de pareceres entre el apóstol Joseph Fielding Smith y B. H. Roberts, que ahora era el miembro de mayor antigüedad del Primer Consejo de los Setenta. El élder Roberts había escrito “La verdad, el camino, la vida” [The Truth, The Way, The Life], un manuscrito de ochocientas páginas que detallaba el Plan de Salvación. Él deseaba que la Iglesia lo adoptara como curso de estudio para los cuórums del Sacerdocio de Melquisedec3. Pero el élder Smith había expresado serias preocupaciones sobre ciertas ideas planteadas en el manuscrito.

Su preocupación principal se debía al esfuerzo del élder Roberts por armonizar el relato bíblico de la Creación con las teorías científicas sobre el origen de la vida4. El élder Roberts creía que las evidencias fósiles demostraban que especies similares a la humana habían vivido y muerto en la tierra durante millones de años antes de que Dios colocara a Adán y a Eva en el Jardín del Edén5. El élder Smith, sin embargo, argumentaba que tales creencias eran incompatibles con las Escrituras y la doctrina de la Iglesia. Creía que estas especies no podían haber existido antes de que la caída de Adán introdujera la muerte en el mundo.

En un discurso a la Sociedad Genealógica de Utah, el élder Smith había denunciado enérgicamente las ideas del élder Roberts, aunque no llegó a mencionar su nombre. El élder Roberts, a su vez, había escrito a la Primera Presidencia, tratando de averiguar si el discurso del élder Smith representaba la posición oficial de la Iglesia sobre el tema o si era simplemente la opinión del apóstol6.

Los Doce invitaron a ambos hombres a exponer sus puntos de vista ante el Consejo. Los Apóstoles presentaron luego un informe a la Primera Presidencia, quien revisó cuidadosamente ambas partes de la disputa y oró para saber cómo resolverla7.

Habiendo publicado recientemente su propio libro sobre la conciliación entre ciencia y religión, John había reflexionado profundamente sobre el asunto. Creía que los líderes de la Iglesia debían ayudar a los jóvenes santos a desarrollar la fe en Jesucristo en medio de las ideas nuevas y modernas. Muchas personas religiosas desconfiaban de la ciencia, razonaba él, porque confundían los hechos con las interpretaciones. Él se mostraba reacio a confiar únicamente en la ciencia para resolver la controversia, ya que la comprensión científica estaba sujeta a cambios y a menudo pasaba por alto conceptos religiosos como la oración y la revelación. Pero era igualmente cauteloso a la hora de depender de cualquier interpretación de las Escrituras que no tuviera en cuenta cómo se habían originado las revelaciones y los escritos sagrados.

—Creo que nuestro plan más sabio es hacer lo mismo que hemos estado haciendo todos estos años —le dijo en privado al apóstol Melvin J. Ballard—: Aceptar todos los hechos bien establecidos y autentificados y negarnos a basar nuestra fe en teorías, ya sean científicas o teológicas8.

El 7 de abril, al día siguiente de la conferencia general, la Primera Presidencia convocó a los Doce y a otras Autoridades Generales para resolver la disputa. John escuchó cómo la Presidencia expresaba su opinión de que tanto el élder Smith como el élder Roberts debían abandonar el asunto. “Ambas partes hacen de las Escrituras y de las declaraciones de hombres que han sido prominentes en los asuntos de la Iglesia, la base de su contención —señalaron—. Ninguna de las dos ha presentado pruebas definitivas en apoyo de sus puntos de vista”9.

La Primera Presidencia recordó a los cuórums la enseñanza de José Smith: “Declaren los primeros principios y dejen de lado los misterios, para que no sean confundidos”10. Advirtieron que predicar opiniones personales como si fueran doctrina de la Iglesia podría causar malentendidos, confusión y división entre los santos. “Cuando una de las Autoridades Generales de la Iglesia hace una declaración concreta con respecto a cualquier doctrina —dijeron—, ya sea que la manifieste como su opinión o no, se considera que está expresando la declaración de la Iglesia, y sus declaraciones son aceptadas como las doctrinas aprobadas de la Iglesia”11.

Instaron a los hombres a predicar la doctrina central del Evangelio restaurado. “Mientras magnificamos nuestro llamamiento en el ámbito de la Iglesia —dijeron—, dejen la investigación científica a la geología, la biología, la arqueología y la antropología, ninguna de las cuales tiene que ver con la salvación de las almas de la humanidad”. En lo que respecta al origen de la vida, ellos no tenían más que decir aparte de lo que la Primera Presidencia ya había dicho en su declaración de 1909, “El origen del hombre”12.

A juicio de John, las palabras de la Presidencia resolvieron el asunto. Él y los demás líderes de la Iglesia presentes en la sala, incluidos el élder Roberts y el élder Smith, sostuvieron la decisión y acordaron no volver a discutir en público la cuestión de la vida humana antes de Adán13. Aun así, el élder Roberts no pudo soportar eliminar el tema de “La verdad, el camino y la vida”. Al final, dejó el manuscrito a un lado, sin publicar14.


Más tarde ese año, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, William y Clara Daniels y una decena de Santos de los Últimos Días cantaron juntos un himno, como hacían todos los lunes cuando se reunían para las conversaciones sobre el Evangelio en la casa de los Daniels. Sin embargo, esta no era una reunión más. El presidente de la misión, Don Dalton, los había convocado a una conferencia especial.

Después que Clara ofreció la primera oración, William relató la historia de su conversión y los inicios de sus pequeñas reuniones. “Primero estudiamos Referencias rápidas del Libro de Mormón [Book of Mormon Ready References], y ahora estamos estudiando Jesús el Cristo —dijo él a modo de reflexión—. He recibido mucho conocimiento y puedo decirle mucho, a mucha gente, sobre el Evangelio”15.

Clara también dio su testimonio, y expresó su gratitud por ser miembro de la Iglesia. “Espero que el Señor nos ayude a permanecer firmes”, dijo16.

Varios más compartieron sus testimonios, y luego el presidente Dalton se dirigió al grupo. “Estoy seguro de que el Señor está a la cabeza de esta obra —dijo—, y si vivimos los mandamientos, el Señor no nos negará nada”. Habló del hermano de Jared en el Libro de Mormón, que vivía tan cerca del Señor que no se le ocultó nada. “Lo mismo sucederá con nosotros —testificó—. Sé que, si soy fiel, veré cosas maravillosas”17.

El presidente Dalton seguía preocupado por la forma en que algunos miembros de la Rama Mowbray trataban a los miembros “de color” como los Daniels. Para manejar tales casos, la Primera Presidencia le había aconsejado que tuviera en cuenta los sentimientos de todos los santos. La tensión racial, le escribieron, era un problema que debía tratarse con mucho cuidado para evitar ofender a los miembros de raza negra y de raza blanca de la Iglesia18.

Conociendo y admirando la fidelidad de William, el presidente Dalton quiso ofrecer un reconocimiento oficial a su labor. “Siento que debe organizarse aquí una rama —anunció en la reunión—. El hermano Daniels debería tener el privilegio de realizar una labor en concreto. Sé que gracias a su diligencia se derribarán los obstáculos, y él será un líder en Israel”.

William fue llamado entonces a servir como presidente de la rama, Clara como presidenta de la Sociedad de Socorro, su hija Alice como secretaria de la Sociedad de Socorro y secretaria de la rama, y su amiga Emma Beehre como consejera de Clara. El presidente Dalton puso las manos sobre la cabeza de William y lo apartó para su nuevo llamamiento. No ordenó a William al sacerdocio, por lo que no podía administrar la Santa Cena ni apartar a los miembros de la rama en los llamamientos. Pero sus nuevas responsabilidades le darían mayores oportunidades de servir y crecer en la Iglesia.

—He estado pensando en un nombre para esta rama —dijo el presidente Dalton—. Me imagino que el nombre debería ser ‘la Rama Amor’19.

En la siguiente reunión del lunes, William pidió a Clara y a otros líderes de la rama recién llamados que compartieran sus pensamientos sobre sus nuevas responsabilidades. “Lo encuentro un poco difícil —confesó Clara—, pero sé que el Señor me ayudará en mi trabajo, tal como lo hizo con la primera hermana que comenzó la Sociedad de Socorro”20.

Como líderes de la rama, William y Clara siguieron atendiendo a los misioneros, que asistían a las reuniones de la rama junto con los visitantes blancos de la Rama Mowbray. William también se aseguró de que Alice mantuviera unas actas minuciosas para poder enviar copias a Salt Lake City. No quería que la Rama Amor fuera olvidada21.


Entretanto, en los Estados Unidos, Paul Bang, de trece años, se convertía en el nuevo diácono de la Rama Cincinnati el 14 de febrero de 1932. Los muchachos de su edad habían recibido el Sacerdocio Aarónico desde finales del siglo XIX, cuando los diáconos cortaban leña para los pobres, avivaban el fuego para calentar los centros de reuniones y realizaban otros actos de servicio en sus barrios y ramas. Sin embargo, no fue sino hasta que el presidente Joseph F. Smith introdujo las reformas del Sacerdocio Aarónico a principios del siglo XX, que la ordenación de hombres jóvenes a los oficios del sacerdocio se convirtió en un procedimiento rutinario. A partir de entonces, los diáconos jóvenes comenzaron a desempeñar un papel más importante en la rama y en las reuniones22.

Ahora, además de cuidar la capilla y los terrenos, Paul podía repartir la Santa Cena, recolectar las ofrendas de ayuno, llevar mensajes para el presidente de la rama y ayudar a las viudas y a otros santos necesitados23. Al igual que otros diáconos de la Iglesia, también se esperaba que entendiera y explicara cada uno de los Artículos de Fe, que obedeciera la Palabra de Sabiduría, que ofreciera las oraciones de apertura y cierre, que pagara el diezmo y que conociera la historia de la restauración del Sacerdocio Aarónico24.

A Paul no se le dio la oportunidad de llevar a cabo algunas de estas nuevas responsabilidades de inmediato. Durante décadas, los hombres adultos habían repartido la Santa Cena, y mucha gente en toda la Iglesia seguía sin estar de acuerdo con permitir que los muchachos desempeñaran esta función. En Cincinnati, la Santa Cena siempre era bendecida y repartida por dos hombres adultos, a veces los hermanos mayores de Paul, Chris y Henry25.

Sin embargo, si las nuevas responsabilidades en el sacerdocio de Paul no lo mantenían lo suficientemente ocupado, sus numerosas tareas en la tienda de comestibles de sus padres compensaban la diferencia. A él le gustaba trabajar en la tienda. Abría todas las mañanas a las seis y no cerraba hasta las once de la noche. Atendía el mostrador, reponía y ordenaba las estanterías, y mantenía el suelo de madera barrido y tratado con aceite. Cuando su hermano Chris cortaba la carne, Paul esparcía aserrín por el suelo para absorber los restos. Luego, una vez que Chris terminaba su trabajo, fregaba las maderas de corte con un cepillo de hierro. Después de la escuela, Paul cargaba cajas y cestas con pedidos de comestibles y hacía entregas por el vecindario26.

Cuando sucedió la depresión económica, Cincinnati estaba en pleno auge de la construcción. Acababan de empezar las obras de un rascacielos de más de ciento ochenta metros y una nueva y enorme terminal de trenes. Estos proyectos, junto con una economía local diversa, ayudaron a la ciudad a superar lo peor de la crisis. Sin embargo, los salarios estaban cayendo y el desempleo era alto27.

Los Bang vivían en un barrio pobre donde los inmigrantes blancos como su familia vivían, trabajaban, jugaban y estudiaban junto a afroamericanos, judíos y otros grupos étnicos. Una vez que la ciudad empezó a experimentar los tiempos difíciles, muchos de los clientes habituales de los Bang no podían pagar las facturas de la tienda de comestibles. En lugar de rechazar a los clientes, el padre de Paul solía regalar comestibles o dejar que la gente comprara a crédito. Pero su amabilidad y generosidad no pudieron mantener el negocio familiar a salvo de la Depresión, y en abril de 1932 se declaró en quiebra. Incluso así, se negó a cerrar la tienda y a dejar de ayudar a sus vecinos28.

Los santos de Cincinnati siguieron adelante en medio del declive económico. Con la esperanza de fomentar la actividad entre los poseedores del Sacerdocio Aarónico, el Obispado Presidente había pedido recientemente a las ramas y a los barrios por toda la Iglesia que comenzaran a conmemorar la restauración del Sacerdocio Aarónico cada año. El 15 de mayo de 1932, cuatro presbíteros recién ordenados en la Rama Cincinnati, todos ellos de diecinueve años o mayores, hablaron en la reunión sacramental sobre la historia y el crecimiento del Sacerdocio Aarónico. Charles Anderson, el presidente de la rama, también habló, como solía hacerlo al final de la reunión sacramental29.

Paul no tuvo una participación activa en el programa, pero vendrían más oportunidades de servir. La asistencia a la rama rara vez superaba las cincuenta personas, por lo que era muy probable que en cualquiera de las reuniones, sus padres o uno de sus hermanos mayores dieran un discurso, cantaran con el coro, ofrecieran una oración o ayudaran de alguna manera30. Su hermano Henry, de hecho, había ofrecido recientemente la última oración en tres reuniones sacramentales en el lapso de cuatro semanas; y el día que no hizo la última oración, dio un discurso31.

Paul era un Bang, así que era cuestión de tiempo que la rama lo pusiera a trabajar.


Mientras tanto, en Utah, la trabajadora social de la Sociedad de Socorro, Evelyn Hodges, tenía mucho de qué preocuparse a medida que el mundo se iba sumiendo más y más en la Depresión. Su padre, que una vez le había suplicado que se quedara en casa para que no tuviera que trabajar, había pasado por momentos difíciles después de que los productos de su granja en Logan dejaran de venderse. Evelyn sabía cómo ayudarle a solicitar ayuda de la Iglesia y del Estado, pero a él no le interesaba.

—Puedo conseguir un empleo —le había dicho al empezar la Depresión—. Sé que puedo conseguir un empleo.

Evelyn tenía sus dudas. Todos los días en Salt Lake City hablaba con personas que decían lo mismo: “Si tan solo pudiera ir a Los Ángeles —le decían—; allí podré conseguir un empleo”. En Utah, uno de cada tres trabajadores estaba desempleado y nadie contrataba. Pero Evelyn sabía que la situación no era mucho mejor en California, ni en ningún otro lugar de los Estados Unidos. Ella trató de explicarles que los puestos de trabajo eran escasos en todas partes, pero algunas familias con las que trabajaba no la creyeron32.

En el verano de 1932, ella tenía buenas razones para esperar que el cambio estuviera en camino. Después de que el gobierno de los Estados Unidos creara un programa para proporcionar ayuda financiera a los estados y a las empresas, los funcionarios de Utah recurrieron rápidamente al Servicio Social de la Sociedad de Socorro para que ayudara al estado a solicitar un préstamo federal. Evelyn y Amy Brown Lyman pasaron horas reuniendo estadísticas y expedientes de casos individuales para documentar las privaciones en el estado. Luego llevaron su investigación al Capitolio del Estado, donde los legisladores la utilizaron en su exitosa licitación de ayuda federal para Utah33.

Evelyn aprendió de Amy mientras trabajaban juntas. Amy era directa y a menudo brusca cuando hablaba con los trabajadores sociales. Aunque a Evelyn le gustaba la franqueza de Amy, tenía que admitir que a veces le molestaba. Amy no vacilaba en criticarla cuando cometía un error, pero Evelyn sabía que Amy no la estaba castigando. Amy simplemente no pensaba que tuviera tiempo para ser sutil o diplomática. Esperaba que todos los miembros de la oficina de Servicios Sociales, incluida ella misma, lo dieran todo en el trabajo. Por eso, Evelyn había llegado a quererla y a admirarla34.

Los fondos federales de ayuda llegaron a Utah en agosto de 1932, aportando esperanza a muchos santos afligidos. Una vez más, el estado pidió ayuda a la Sociedad de Socorro, y Amy y sus trabajadoras sociales pronto desempeñaron un papel clave en la distribución de la ayuda.

Al agotarse la mayoría de los fondos de ayuda de la Iglesia y del gobierno local, muchos de los obispos con los que trabajaba Evelyn estaban ansiosos de que los miembros necesitados de sus barrios recibieran ayuda del gobierno federal. Sin embargo, había miembros de la Iglesia preocupados de que los santos se volvieran dependientes de la ayuda del gobierno. Algunas personas se resistían a buscar ayuda de la Iglesia, porque no querían que sus obispos, que a menudo eran sus vecinos y amigos, se enteraran de su situación. Otros no querían sentir el estigma de la dependencia cuando iban a la Iglesia.

Sin embargo, la dependencia seguía extendiéndose. Los líderes del gobierno de los Estados Unidos habían subestimado el colapso económico, y los fondos que ofrecían no proporcionaban un alivio permanente al pueblo estadounidense. La economía seguía cayendo en espiral, llevándose consigo la esperanza. Cada día más personas perdían sus empleos y luego, sus casas. Evelyn veía a menudo a dos o tres familias viviendo juntas en una pequeña casa.

Y su propia familia también tenía dificultades. Cuando los esfuerzos de su padre por mantener a la familia fracasaron, él intentó vender algunas propiedades, pero nadie las compraba. Finalmente, permitió que Evelyn le enviara treinta dólares al mes de sus propios ingresos. Él se alegró por la ayuda35.

A medida que la Depresión empeoraba, y Evelyn era testigo de más y más miseria en Salt Lake City, vio una oportunidad de mayor compasión y crecimiento en la comunidad. “Si podemos salir de esta dificultad con un entendimiento más profundo de las necesidades de los seres humanos —creía ella—, la sociedad será mejor por haberla sufrido”36.


Al otro lado de la ciudad, el presidente Harold B. Lee, de la estaca Pioneer de Salt Lake City, sabía que él también tenía que hacer algo para ayudar a las personas a superar la Depresión. A los treinta y tres años, era uno de los presidentes de estaca más jóvenes de la Iglesia, por lo que no tenía tanta experiencia en la vida como otros hombres en su posición. Pero sabía que alrededor de dos tercios de los 7300 santos de su estaca dependían total o parcialmente de la asistencia financiera. Y cuando las personas estaban hambrientas, había pocas oportunidades de alimentarlas espiritualmente37.

Harold convocó a sus consejeros para estudiar la manera de ayudar a los santos bajo su cuidado. Por el estudio de Doctrina y Convenios, sabían que el Señor había mandado a los primeros santos que establecieran un almacén “para suministrarse a los pobres y a los necesitados”38. Durante décadas, los barrios de toda la Iglesia habían gestionado pequeños “almacenes del obispo” para recolectar y redistribuir las ofrendas de alimentos y otros artículos para los pobres. Aunque la Iglesia había pasado a diezmar solo en efectivo en la década de 1910, en algunos barrios y estacas todavía existían los almacenes39. La Presidencia General de la Sociedad de Socorro, que había administrado almacenes y graneros para ayudar a los santos en tiempos de necesidad, también administraba un almacén para proporcionar a los pobres ropa y otros artículos domésticos40. ¿Y si la estaca Pioneer hiciera algo similar?

Pronto tomó forma un programa de ayuda, que también ayudaría a los santos a ser más autosuficientes. Con la ayuda de los obispos, la estaca de Harold establecería un almacén sostenido por el diezmo y las donaciones. En lugar de dispensar artículos libremente, el programa permitiría a los santos desempleados de la estaca trabajar en el almacén o en otros proyectos de ayuda a cambio de alimentos, ropa, combustible u otras necesidades41.

Luego de consultar con sus consejeros, Harold presentó el plan a la Primera Presidencia y recibió su aprobación. Luego, lo presentó a los obispos de su estaca en una reunión especial y los invitó a analizarlo. De inmediato, un obispo hizo una pregunta que sin duda estaba en la mente de muchos miembros de la Iglesia: Si el Señor prometió proveer para Su pueblo, ¿por qué había tantos santos fieles, que pagaban el diezmo, en la indigencia?

Harold hizo todo lo posible por responder, recordando a los obispos que el Señor confiaba en ellos para llevar a cabo Su obra. “Las promesas del Señor están en las manos de ustedes, y el modo y los medios para que se cumplan deben depender de ustedes”, dijo. Luego alentó a los obispos a hacer todo lo posible para que el almacén tuviera éxito, testificando que las bendiciones prometidas por el Señor se cumplirían42.

Para ayudar a llevar a cabo el plan, Harold y sus consejeros reclutaron a uno de los obispos, Jesse Drury, para administrar el almacén. Muchos santos del barrio de Jesse habían sido azotados duramente por la Depresión. Jesse mismo había perdido su trabajo, y él y su familia ahora apenas se mantenían con la ayuda del gobierno43.

A principios de ese año, sin embargo, Jesse y sus consejeros habían decidido hacer algo para proporcionar comida y trabajo adicionales a los miembros de su barrio. Justo al sur del límite del barrio había una parcela de tierra fértil y sin usar. El obispado se dirigió a los propietarios y estos accedieron a que el barrio cultivara la tierra, si pagaban los impuestos de la propiedad a cambio. Dos barrios vecinos de la estaca Pioneer pronto se unieron a la labor, y juntos encontraron agricultores y líderes del condado dispuestos a donar semillas y a suministrar agua de riego. También compraron plantas de hortalizas a precios reducidos y adquirieron algunos equipos agrícolas y caballos de personas que apoyaban su proyecto44.

Ahora, bajo la dirección de Harold, Jesse dirigió a un grupo de miembros desempleados de la Iglesia para convertir un viejo depósito en un almacén de la estaca. Instalaron una planta de envasado y abrieron una tienda de comestibles. Organizaron el almacenamiento en distintos niveles y habilitaron espacio para ordenar la ropa donada45.

En el verano de 1932, el almacén estaba listo para abrir. Harold, Jesse y el resto de la estaca Pioneer observaron un día especial de ayuno para conmemorar el acontecimiento, llevando sus ofrendas de ayuno a la ceremonia de inauguración del edificio. Se dispuso que algunas mujeres y unos hombres de la estaca trabajaran en el almacén, mientras que otros se desplazaban al otro lado del valle para trabajar en granjas y huertos46.

Pronto llegó una oleada de productos. Había cientos de fanegas de melocotones, miles de sacos de patatas y cebollas, toneladas de cerezas y mucho más. A cambio de su trabajo, los miembros de la estaca podían disfrutar de una parte de la cosecha. Sobró lo suficiente como para que la Sociedad de Socorro envasara parte del excedente para el invierno siguiente. Las mujeres también cambiaron trabajo por bienes no perecederos, remendando ropa vieja y recogiendo zapatos usados47.

Al final del año, Harold pudo ver que el Señor estaba bendiciendo a los santos de la estaca Pioneer. Aunque muchos de ellos habían enfrentado la adversidad durante el año pasado, habían permanecido firmes en la convicción de que Dios los ayudaría en sus dificultades. Es más, estaban listos y dispuestos a trabajar juntos en beneficio de los necesitados, a pesar de la devastación causada por la Depresión48.

  1. Widtsoe, Diary, 16 a 18 de marzo de 1931; “Mission Head Sees Europe Going ‘Dry’”, Salt Lake Tribune, 17 de marzo de 1931, pág. 22; “U.S. Immigration Laws Force Church to Open Permanent Europe Branches”, Deseret News, 17 de marzo de 1931, sección 2, pág. [1]; Parrish, John A. Widtsoe, págs. 475–476.

  2. Lucy Gates Bowen a Leah D. Widtsoe y John A. Widtsoe, 11 de abril de 1929; John A. Widtsoe a Anna Widtsoe Wallace, 4 de mayo de 1929; Lucy Gates Bowen a John, Leah y Eudora Widtsoe, 10 de junio de 1929, Widtsoe Family Papers, BHI.

  3. Allen, “Story of The Truth, The Way, The Life”, págs. 704–707; John W. Welch, “Introduction”, en Roberts, The Truth, The Way, The Life, págs. xi–xii. Tema: B. H. Roberts

  4. Joseph Fielding Smith, “Faith Leads to a Fulness of Truth and Righteousness”, Utah Genealogical and Historical Magazine, octubre de 1930, tomo XXI, págs. 145–158.

  5. Roberts, The Truth, The Way, The Life, págs. 297–306.

  6. Joseph Fielding Smith, “Faith Leads to a Fulness of Truth and Righteousness”, Utah Genealogical and Historical Magazine, octubre de 1930, tomo XXI, págs. 147–148; “Pre-Adam Race Denied by Member of Twelve”, Deseret News, 5 de abril de 1930, pág. 8; B. H. Roberts a la Primera Presidencia, 15 de diciembre de 1930, B. H. Roberts Collection, BHI.

  7. Allen, “Story of The Truth, The Way, The Life”, págs. 720–724.

  8. Widtsoe, In Search of Truth, págs. 70–80, 109–111, 114–120; John A. Widtsoe a Melvin J. Ballard, 27 de enero de 1931, John A. Widtsoe Papers, BHI.

  9. Widtsoe, Diary, 7 de abril de 1931; La Primera Presidencia al Consejo de los Doce, Primer Consejo de los Setenta, y al Obispado Presidente, 7 de abril de 1931, First Presidency Miscellaneous Correspondence, BHI; Grant, Journal, 25 de enero de 1931.

  10. José Smith, Discourse, Apr. 8, 1843, en JSP, tomo D12, pág. 192.

  11. La Primera Presidencia al Consejo de los Doce, Primer Consejo de los Setenta y al Obispado Presidente, 7 de abril de 1931, First Presidency Miscellaneous Correspondence, BHI.

  12. La Primera Presidencia al Consejo de los Doce, Primer Consejo de los Setenta y al Obispado Presidente, 7 de abril de 1931, First Presidency Miscellaneous Correspondence, BHI; Talmage, Journal, 7 de abril de 1931; Joseph F. Smith, John R. Winder, y Anthon H. Lund, “The Origin of Man”, Improvement Era, noviembre de 1909, tomo XIII, pág. 80. Tema: Evolución orgánica

  13. John A. Widtsoe a Joseph Fielding Smith, 15 de septiembre de 1931; John A. Widtsoe a Rudger Clawson y al Consejo de los Doce, 9 de septiembre de 1931, John A. Widtsoe Papers, BHI; Widtsoe, Diary, 7 de abril de 1931; George F. Richards, Journal, Apr. 7, 1931; Talmage, Journal, 7 de abril de 1931; Smoot, Diary, 7 de abril de 1931, Reed Smoot Papers, BYU; George Albert Smith, Journal, 7 de abril de 1931, George Albert Smith Family Papers, J. Willard Marriott Library, Universidad de Utah, Salt Lake City.

  14. Allen, “Story of The Truth, The Way, The Life”, págs. 726–731. El manuscrito se publicó en 1994 con el título The Truth, The Way, The Life: An Elementary Treatise on Theology, Provo, UT: BYU Studies, 1994.

  15. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 14 de diciembre de 1931; Stevenson, Global History of Blacks and Mormonism, pág. 50. Cita editada para facilitar la lectura; “the Book of Mormon Ready Reference” en el original se cambió a “Book of Mormon Ready References”, y “él ha” se cambió por “[Yo] he”.

  16. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 14 de diciembre de 1931. La cita fue editada por motivos de legibilidad; la fuente original dice: “Espera que el Señor les ayude a permanecer firmes”.

  17. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 14 de diciembre de 1931. La cita fue editada por motivos de legibilidad; “Está seguro” en el original se ha cambiado a “Estoy seguro” y “sabe que si es fiel verá” en el original se cambió a “Sé que si soy fiel, veré”.

  18. Don Dalton a la Primera Presidencia, 11 de abril de 1930; la Primera Presidencia a Don Dalton, 15 de mayo de 1930, First Presidency Mission Files, BHI.

  19. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 14 de diciembre de 1931.

  20. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 22 de febrero de 1932. La cita fue editada por motivos de legibilidad; la fuente original dice: “Lo encontraba un poco difícil y sabe que el Señor la ayudará en su trabajo”.

  21. Rama Amor, Miscellaneous Minutes, 29 de febrero de 1932 y 21 de agosto de 1933. Tema: Sudáfrica

  22. Rama Cincinnati, Minutes, 14 de febrero de 1932; Paul Bang, “My Life Story”, pág. 7; Circular of the First Presidency, pág. 4; Hartley, “From Men to Boys”, págs. 109–110, 112–118. Tema: Ajustes a la organización del sacerdocio

  23. Practical Duties for Members of the Lesser Priesthood”, Improvement Era, julio de 1916, tomo XIX, pág. 847; Hartley, “From Men to Boys”, pág. 118.

  24. Obispado Presidente, Minutes of the Aaronic Priesthood Convention, 8 de abril de 1932, pág. 5; Criteria for Aaronic Priesthood Advancement, 17 de mayo de 1928, Presiding Bishopric General Files, 1889–1956, BHI.

  25. Hartley G., “From Men to Boys”, pág. 121; Rama Cincinnati, Minutes, 10 de enero–15 de mayo de 1932. Tema: Reuniones sacramentales

  26. Fish, “My Life Story”, pág. [4]; Paul Bang, “My Life Story”, págs. 3–6.

  27. Feck, Yesterday’s Cincinnati, págs. 101–102; Stradling, Cincinnati, págs.103–110.

  28. Paul Bang, “My Life Story”, págs. 1, 5, 28; “Seek Relief in Bankruptcy”, Cincinnati Enquirer, 23 de abril de 1932, pág. 10. Tema: Gran Depresión

  29. “Aaronic Priesthood Day”, Deseret News, 27 de abril de 1927, pág. 4; Sylvester Q. Cannon, David A. Smith y John Wells, “Aaronic Priesthood Day”, Obispado Presidente, boletín nro. 126, aprox. marzo de 1927; Rama Cincinnati, Minutes, 15 de mayo de 1932; Henry Bang, Thomas Harry Large, Julius Conrad Blackwelder y William Carl Schnarrenberg, en la Rama Cincinnati, Record of Members and Children, nros. 18, 202, 204, 210; Obispado Presidente, boletín nro. 186, aprox. abril de 1932. Tema: La restauración del Sacerdocio Aarónico

  30. A modo de ejemplo, véase Rama Cincinnati, Minutes,1931–1932.

  31. Rama Cincinnati, Minutes, 10, 17, 24 y 31 de enero de 1932.

  32. Lewis, Entrevista de historia oral, págs. 7, 25; Hall, Faded Legacy, págs. 111–113; McCormick, “Great Depression”, pág. 136. La última cita ha sido editada por motivos de claridad; “L.A.” en el original se cambió a “Los Angeles”. Tema: Gran Depresión

  33. Lewis, Entrevista de historia oral, pág. 6; Hall, Faded Legacy, pág. 115; Derr, “Changing Relief Society Charity”, pág. 251. Tema: Programas de bienestar

  34. Lewis, Entrevista de historia oral, págs. 2, 11. Tema: Amy Brown Lyman

  35. Lewis, Entrevista de historia oral, págs. 4, 13–15, 18–19, 25–26; Hall, Faded Legacy, págs. 115–116; Derr, “Changing Relief Society Charity”, págs. 251–253; Darowski, “Utah’s Plight” pág. 12.

  36. Evelyn Hodges, “Emotional Reactions to Unemployment and Relief”, Relief Society Magazine, julio de 1934, tomo XXI, pág. 391.

  37. Goates, Harold B. Lee, págs. 90, 94; Lee, “Remarks of Elder Harold B. Lee”, pág. 3.

  38. Drury, “For These My Brethren”, pág. [5]; Doctrina y Convenios 42:34.

  39. Rudd, Pure Religion, pág. 4.

  40. Santos, tomo II, capítulo 30; Derr y otros, First Fifty Years of Relief Society, págs. xxxv, 399; Alexander, Mormonism in Transition, pág. 132. Temas: Obispo; Consagración y mayordomía

  41. Drury, “For These My Brethren”, págs. [5]–[7], [15], [17]–[19]; Goates, Harold B. Lee, pág. 94; “Pioneer Stake Launches Barter Employment Plan”, Salt Lake Telegram, 25 de julio de 1932, pág. 12.

  42. Drury, “For These My Brethren”, págs. [5]–[6]; Obispado Presidente, Office Journal, 20 de junio de 1932; Grant, Journal, 20 de junio de 1932.

  43. Drury, “For These My Brethren”, págs. [2], [7], [19]; Rudd, Pure Religion, pág. 9.

  44. Drury, “For These My Brethren”, págs. [2]–[4]; Rudd, Entrevista de historia oral, págs. 38–40; “100 Needy Families to Get Vegetables”, Salt Lake Telegram, 5 de diciembre de 1932, pág. [7].

  45. Drury, “For These My Brethren”, pág. [8]; “Pioneer Stake Launches Barter Employment Plan”, Salt Lake Telegram, 25 de julio de 1932, pág. 12; “Exchange Idea Assures Many Jobs for Idle”, Salt Lake Tribune, 25 de julio de 1932, pág. 14.

  46. Rudd, Pure Religion, pág. 13; Drury, “For These My Brethren”, págs. [8]–[9]; Lee, “Remarks of Elder Harold B. Lee”, pág. 2; Goates, Harold B. Lee, págs. 94, 96.

  47. Harold B. Lee a John D. Pearmain, 30 de junio de 1933, First Presidency Miscellaneous Correspondence, BHI; “Pioneer Stake Launches Barter Employment Plan”, Salt Lake Telegram, 25 de julio de 1932, pág. 12; Drury, “For These My Brethren”, pág. [16]; Finck, “Early Days of the Welfare Plan”, pág. 3; Informe estadístico, 31 de diciembre de 1932, en el Barrio Treinta y dos, Relief Society Minutes and Records, pág. 123; “Model Community Routs Unemployment”, Salt Lake Tribune, 6 de agosto de 1933, Sección de la revista, pág. 4.

  48. Estaca Salt Lake Pioneer, Confidential Minutes, 24 de octubre de 1932 y 8 de enero de 1933.