“Programas de bienestar”, Temas de la historia de la Iglesia, 2022
“Programas de bienestar”, Temas de la historia de la Iglesia
Programas de bienestar
Poco después de llegar a Kirtland, Ohio, en 1831, José Smith recibió una revelación llamando a los miembros de la Iglesia a “acordar[se] de los pobres, y consagra[r] para su sostén lo que teng[an] para darles de [s]us bienes, mediante un convenio y un título que no pueden ser violados”1. El Señor continuó dando indicaciones para el Obispo de la Iglesia y sus consejeros para que recogieran los excedentes de las donaciones en un “almacén para suministrarse a los pobres y a los necesitados”2. A medida que los santos se recogían o congregaban en Ohio, Misuri e Illinois durante la siguiente década, el sostener al pobre y al necesitado continuó siendo un aspecto vital de la construcción de Sion3. El proveer para el pobre constituyó un tema principal de Doctrina y Convenios, y las sucesivas generaciones de Santos de los Últimos Días se han enfocado continuamente en esta responsabilidad cristiana4.
Los Santos de los Últimos Días respondieron a las necesidades de bienestar de varias maneras durante el siglo XIX. Como su nombre lo indica, la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo adoptó como objetivo principal “el socorrer al pobre”, y las mujeres coordinaron donaciones para los necesitados al mismo tiempo que velaban por los inmigrantes pobres que llegaban a la ciudad en la década de 18405. Para la década de 1870, las miembros de la Sociedad de Socorro apoyaban a los obispos en el oeste norteamericano al identificar necesidades de bienestar, movilizar ayuda, almacenar grano y proveer cuidado médico6. Durante cuarenta años, la Iglesia administró el Fondo Perpetuo para la Emigración para proveer a los conversos inmigrantes con préstamos de viaje para “traer a los pobres” al valle del Lago Salado7. En las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City se almacenaban bienes donados en un depósito de diezmos para que los obispos los distribuyesen y, de igual manera, en los asentamientos periféricos, los almacenes de obispos locales juntaron recursos comunitarios. Los barrios y las estacas participaban de manera regular en “días de ayuno” en los que se abstenían de comer y donaban la comida a depósitos de diezmos y almacenes8. A medida que la economía regional se expandía hacia nuevas industrias al final del siglo XIX, los trabajos asalariados aumentaron y una ola de mercancía importada desde el este de Estados Unidos creó una nueva competencia de mercados, lo cual amenazaba con aumentar los gastos de los granjeros y los obreros. Brigham Young y sus asociados promovieron cooperativas entre los productores Santos de los Últimos Días y los comerciantes, así como entre las organizaciones locales de la Orden unida, para proteger la industria de la región y asegurar a los residentes más pobres frente a prácticas de negocio depredadoras9. En su conjunto, los muchos métodos de bienestar que implementó la Iglesia durante el siglo XIX mejoraron las condiciones no solo de los santos sino también de otras personas de la comunidad. En promedio, el pobre gozaba de un nivel de vida más alto en áreas Santo de los Últimos Días que en el resto de los Estados Unidos10.
Al aproximarse el siglo XX, organizaciones benéficas en Europa y los Estados Unidos desarrollaron operaciones de bienestar más elaboradas y sistematizadas, y las instituciones gubernamentales desarrollaron programas para proveer servicios de bienestar. Amy Brown Lyman, una líder cívica y, posteriormente, Presidenta General de la Sociedad de Socorro, inició estudios universitarios de trabajadora social e implementó métodos nuevos de bienestar en el nuevo Departamento de Servicios Sociales de la Sociedad de Socorro. Al igual que otros reformadores sociales de la era progresista que confiaban en que las instituciones podían ofrecer soluciones de bienestar, Lyman y sus socias en la Sociedad de Socorro buscaron ayudar al desfavorecido al colaborar con otras organizaciones benéficas y proveer capacitación en servicio social11.
Al comienzo de la Gran Depresión en 1929 y 1930, la Sociedad de Socorro y los programas del almacén del obispo proveyeron ayuda directa a las familias afectadas por los terriblemente altos índices de desempleo. Cuando habían transcurrido cinco años de la Depresión, la Primera Presidencia movilizó a Harold B. Lee, el presidente de la Estaca Pioneer y comisionado local en Salt Lake City, y a otros líderes a desarrollar un plan para toda la Iglesia que promoviera independencia financiera a la vez que proveyera ayuda12. El Programa de seguridad de la Iglesia resultante, anunciado en 1936, requería que las presidencias de estacas organizaran consejos regionales y cooperaran para prepararse para emergencias locales, alentando las donaciones de ofrendas de ayuno, ayudando al desempleado a encontrar trabajo y llevando a cabo docenas de proyectos de empleo13.
En 1938, el Comité General de Bienestar, establecido por el Programa de seguridad de la Iglesia, dirigió los esfuerzos para rescatar y demoler varios edificios declarados en ruinas en Salt Lake City a fin de construir la Manzana de Bienestar: unas instalaciones centrales de almacenes, que incluía una despensa de tamaño industrial, una planta de envasado, una fábrica y distribuidora de ropa, una planta de lácteos, un silo, una capilla y oficinas administrativas. Cuando se reunían con personas y familias empobrecidas, los obispos en todo el norte de Utah les entregaban notas de pedidos de artículos al almacén, que ellos podían retirar en la Manzana de Bienestar sin ningún costo. Al final de la década de 1950, se llamó a un obispo para administrar la Manzana de Bienestar, atender los pedidos sin cita y proporcionar ayuda con el empleo. El sobrante del inventario se enviaba a almacenes del obispo en todo el mundo14.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia lanzó una campaña masiva para recoger comida y ropa para las áreas de Europa devastadas por el conflicto, y el Presidente de la Iglesia, George Albert Smith, obtuvo el permiso del gobierno de Estados Unidos para enviar las donaciones a varios países europeos. Cuando el presidente Smith observó a los trabajadores de la Manzana de Bienestar preparar los envíos, el ver el volumen de las donaciones lo hizo llorar. Se sacó su abrigo de invierno y lo colocó junto con el cargamento. El presidente Smith envió al élder Ezra Taft Benson, quien era un administrador agrícola experimentado antes de ser llamado al Cuórum de los Doce Apóstoles, a coordinar las complejas labores de socorro en Europa. Durante 10 meses, el élder Benson viajó más de 61 000 millas (98 000 kilómetros aproximadamente) en un escabroso circuito por los países europeos, donde se encontró en cada parada con un severo desabastecimiento de comida y personas sin hogar. “Nadie que no lo haya visto puede comprender la desolación”, dijo él al volver a casa, con la determinación de expandir el programa de bienestar de la Iglesia y aumentar la preparación y capacidad de los Santos de los Últimos Días. La Iglesia envió más de tres millones de kilogramos aproximadamente (seis millones de libras) de comida y ropa a Europa entre octubre de 1945 y diciembre de 194915.
Durante el resto del siglo XX y entrando en el XXI, la Iglesia continuó desarrollando programas de bienestar adicionales y aumentó la escala de servicios humanitarios y sociales de otro tipo. Desde su primera tienda en 1938 y expandiéndose a casi 50 en 2022, la tienda de artículos de segunda mano sin ánimo de lucro, Deseret Industries, vendió bienes donados y proveyó empleo, capacitación laboral, ayuda para encontrar trabajo, educación profesional y ayuda humanitaria. Bajo el programa de bienestar de la Iglesia, varios comités de bienestar de estacas comenzaron a comprar tierras de cultivo en la década de 1940 para proveer trabajo y cultivar productos agrícolas para almacenes de obispos y fábricas de enlatados. Muchas granjas se vendieron en años posteriores ya que su producción excedió las necesidades de los almacenes y las fábricas de enlatados, mientras que el resto de las granjas cambiaron para ser operadas cada vez más con trabajo voluntario16. Comenzando en 1971, se llamaron a profesionales de la salud en misiones para ofrecer ayuda a hospitales, clínicas y otras organizaciones médicas de comunidades en desarrollo. El programa misional de Servicios de bienestar rápidamente se expandió para incluir misioneros de muchas profesiones que prestan asistencia en atención a la salud, agricultura, educación, desarrollo de negocios, reasentamientos de refugiados e inmigrantes y ayuda directa para desastres.
En 1985, en respuesta a una hambruna desoladora en Etiopía, la Iglesia estableció el Fondo de ayuda humanitaria para recaudar donaciones e instituyó Latter-day Saint Charities para coordinar y enviar la ayuda. Como resultado de dos ayunos mundiales, los miembros de la Iglesia donaron más de 11 millones de dólares estadounidenses al Fondo de ayuda humanitaria. Pronto, Latter-day Saint Charities comenzó a asociarse con otras organizaciones humanitarias en docenas de iniciativas para aliviar la inseguridad alimentaria, mejorar el acceso al agua potable e instalaciones de saneamiento, eliminar enfermedades a través de la inmunización, responder ante emergencias, apoyar a los refugiados, proveer sillas de ruedas y brindar servicios de atención oftalmológica. En 2020, Latter-day Saint Charities y sus afiliados patrocinaron más de 3600 proyectos en 160 países y territorios17. Los servicios de bienestar que provee la Iglesia también abarcan los Servicios para la familia, los cuales proporcionan asesoría psicológica y recuperación de adicciones, y los Servicios de Autosuficiencia, que ofrecen ayuda con el empleo, la educación y las finanzas.
Temas relacionados: Consagración y mayordomía, Ayuno, Sociedad de Socorro, Gran Depresión, Amy Brown Lyman, Órdenes Unidas, Emigración