Programa de colocación de alumnos indígenas
Durante la segunda mitad del siglo XX, aproximadamente cincuenta mil niños indígenas estadounidenses participaron en el Programa de colocación de alumnos indígenas (ISPP, por sus siglas en inglés), una iniciativa auspiciada por la Iglesia, según la cual algunos miembros recibían en sus hogares a alumnos indígenas Santos de los Últimos Días durante el año escolar1. Para los participantes indígenas, el programa brindaba oportunidades educativas y espirituales más allá de las que tenían a su alcance en las reservas indígenas. El programa permitió que las familias de acogida, predominantemente blancas y Santos de Últimos Días, hermanaran y ayudaran a los indígenas estadounidenses, a quienes consideraban en ese entonces descendientes de los lamanitas del Libro de Mormón.
El ISPP se fundó como resultado de la Segunda Guerra Mundial, la cual puso en contacto a muchos indígenas estadounidenses con la cultura dominante y convenció a muchos líderes y padres indígenas del valor de la educación europeaestadounidense. Para 1946 se estimaba que dos tercios de la población Navajo (Diné), de los cuales surgió un porcentaje significativo de participantes del ISPP, no habían recibido educación formal. Las escuelas indígenas federales no tenían fondos y, a menudo, no eran accesibles geográficamente para los niños indígenas. Durante la época de la posguerra, los padres y las autoridades tribales buscaban formas de aliviar la pobreza en sus comunidades y estuvieron, por tanto, abiertos a nuevas oportunidades educativas para la nueva generación2. En 1947, Helen John, una trabajadora adolescente navajo de Richfield, Utah, solicitó y recibió permiso para quedarse con una familia local de Santos de los Últimos Días y asistir a la escuela3. La experiencia de John sirvió de modelo para otros jóvenes indígenas que se hospedaron de manera informal con familias de Santos de los Últimos Días durante los siguientes años. A diferencia de los internados federales de indígenas, donde los niños nativos se alojaban en instalaciones escolares a veces impersonales, el enfoque emergente de los Santos de los Últimos Días fue un “programa de integración” en el que los niños indígenas vivían con familias de acogida, asistían a escuelas locales y se integraban a la comunidad que los rodeaba4.
El apóstol Spencer W. Kimball se convirtió en el principal defensor de los esfuerzos de la Iglesia en el siglo XX por hacer proselitismo entre los pueblos indígenas y brindarles oportunidades educativas5. Bajo su dirección, el ISPP se convirtió en un programa oficial de la Iglesia en 1954. Los misioneros y los líderes locales de la Iglesia alentaron a los jóvenes nativos a participar, mientras que los líderes locales del sacerdocio reclutaban familias de acogida. El ISPP operaba bajo el autorizado departamento de servicios sociales de la Sociedad de Socorro. Los trabajadores sociales se aseguraban de que los solicitantes nativos tuvieran al menos ocho años, estuvieran en buen estado de salud, pudieran asistir a la escuela y fueran miembros de la Iglesia. Los trabajadores sociales también verificaban que las familias de acogida cumplieran con los requisitos legales para ser padres de acogida y, al trabajar con los líderes locales del sacerdocio, confirmaban que fueran fieles miembros de la Iglesia6. Aunque muchos de los participantes iniciales eran niños navajos enviados a hogares en Utah, a medida que el programa se expandía en la década de 1960 los estudiantes indígenas estadounidenses de muchas naciones tribales de los Estados Unidos y Canadá eran enviados a hogares Santos de los Últimos Días de todo el noroeste de los Estados Unidos7. Además de asistir a la escuela, los participantes a menudo participaban en actividades extracurriculares, de la Iglesia y otras actividades sociales destinadas a enriquecer su experiencia en el programa. Para apoyar al ISPP, la Iglesia dirigía el programa de Seminario para indígenas, el cual ofrecía instrucción religiosa8.
El ISPP produjo resultados mixtos. Según un estudio de 1981, muchos participantes prosperaron, se graduaron de la escuela secundaria y asistieron a la universidad en un porcentaje más elevado que los que no participaron en el programa, dadas las deficientes alternativas educativas. Muchos graduados del ISPP estudiaron en la Universidad Brigham Young, que dirigía uno de los programas de educación para indígenas estadounidenses más importantes de la década de 1970. Después de graduarse, muchos participantes mantuvieron un alto grado de compromiso con la Iglesia, participaban en su congregación, pagaban el diezmo, respetaban la Palabra de Sabiduría y se casaban en el templo9. Otros participantes, sin embargo, consideraron difícil adaptarse a las perspectivas raciales e integracionistas del ISPP. Aunque el programa alentó a los participantes a mantener un contacto regular con sus familias y a regresar a casa durante los veranos, muchos consideraban que la preeminencia que el programa daba a los valores occidentales los separaba de su familia y de su cultura nativa10.
La inscripción anual de ISPP alcanzó un máximo de cinco mil participantes en 1970, después de lo cual, una combinación de factores provocó una disminución lenta pero constante. Externamente, los activistas indígenas comenzaron a criticar al ISPP como una herramienta de asimilación. Internamente, la Iglesia comenzó a optimizar y estandarizar sus programas, lo que llevó a la restricción y la limitación del ISPP. Esto ocasionó discrepancias internas11. Con el tiempo, las limitaciones legales y financieras hicieron que la continuidad del programa no fuera posible. Estas limitaciones y las numerosas mejoras escolares en las reservas indígenas hicieron que los líderes de la Iglesia llegaran a la conclusión de que el programa debía discontinuarse. El último participante del ISPP se graduó de la escuela secundaria en 2000.
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