“Diezmo”, Temas de la historia de la Iglesia
“Diezmo”
Diezmo
Durante los primeros años de la Iglesia, los líderes trataron de financiar proyectos importantes como la publicación de las Escrituras y la construcción del Templo de Kirtland mediante donaciones, proyectos comerciales y otros esfuerzos de recaudación de fondos. En julio de 1838, surgieron dudas sobre cuál era la mejor forma de cubrir las necesidades financieras de la Iglesia y el papel que debían desempeñar los fondos donados1. El 8 de julio, los líderes de la Iglesia se reunieron en Far West para pedir al Señor: “Indica a tus siervos cuánto requieres de las propiedades de tu pueblo como diezmo”2. José Smith recibió dos revelaciones acerca de cuánto se requería y cómo habían de administrarse los fondos.
Hasta ese entonces, se usaban en la Iglesia las palabras diezmar y diezmo para referirse a cualquier ofrenda voluntaria, independientemente de su monto. Luego de una revelación que recibió José Smith en 1831 sobre la consagración y la mayordomía, los santos en Misuri y Ohio donaban el excedente que tuviesen en bienes, parcelas de tierra, herramientas, mobiliario y, en ocasiones, en efectivo3. El sistema por el que la Iglesia administraba los recursos donados variaba. A veces, el obispo utilizaba los fondos para comprar tierras o para auxiliar a los pobres y necesitados. Para proyectos tales como la construcción de edificaciones y la impresión de la literatura de la Iglesia, era la Firma Unida o el sumo consejo quienes administraban los fondos donados4.
En la revelación del 8 de julio de 1838, el Señor respondía la pregunta de los santos con estas instrucciones: primero, los santos habían de contribuir toda su propiedad sobrante en una donación única; “y después de esto”, decía la revelación, “todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente”5. Una revelación adicional que se recibió ese mismo día, mandaba a los líderes de la Iglesia a establecer un consejo que asumiera la tarea de decidir cómo utilizar estos fondos sagrados. Este consejo estaba constituido originalmente por los miembros de la Primera Presidencia, el consejo del obispo y el sumo consejo de Far West. En la actualidad, componen ese consejo la Primera Presidencia, el Cuórum de los Doce y el Obispado Presidente, y se llama el Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos. El 26 de julio de 1838 el consejo se reunió por primera vez, pero las persecuciones en Misuri impidieron que los santos pudieran implementar plenamente las directrices recibidas en estas revelaciones en Far West6.
A comienzos de la década de 1840, los líderes de la Iglesia hicieron hincapié en el pago del diezmo para ayudar a construir el Templo de Nauvoo e hicieron que el diezmo fuese un requisito para entrar al templo. Este requisito fue renovado en la década de 1880, cuando se dedicaron otros templos en Utah. Las deudas de la Iglesia aumentaron en el siglo XIX, cuando el gobierno de Estados Unidos confiscó los bienes de la Iglesia como una medida de presión para que la Iglesia cesara la práctica del matrimonio plural y porque algunos miembros eran reacios a pagar sus diezmos temiendo que sus donativos fuesen confiscados7. En 1899, casi una década después de que los líderes de la Iglesia llegaran a un acuerdo con el gobierno estadounidense, la Iglesia seguía sumida en deudas. El presidente Lorenzo Snow recibió una manifestación divina durante un sermón en el tabernáculo de St. George, Utah, que lo impulsó a enfatizar la obediencia a la ley del diezmo. “Ha llegado la hora en que todo Santo de los Últimos Días que tenga la intención de prepararse para el futuro y de tener los pies firmemente asentados en el cimiento adecuado, cumpla con la voluntad del Señor y pague un diezmo íntegro”8. Él recorrió los asentamientos por todo Utah, pidiendo a los miembros que pagaran el diezmo honestamente, y prometiéndoles tanto bendiciones espirituales como temporales. Los esfuerzos del presidente Snow dieron como resultado un mayor compromiso y en pocos años su sucesor, Joseph F. Smith, pudo saldar las deudas de la Iglesia9.
Con el tiempo, las prácticas de los santos en cuanto al diezmo han cambiado a medida que la economía y las circunstancias de los santos han cambiado. Al principio, los líderes de la Iglesia aplicaban una compleja fórmula para calcular cuánto debían pagar los santos de diezmo. Sin embargo, en la década de 1840, esto se simplificó a la obligación de pagar una décima parte de su aumento o de sus ingresos10. Los métodos del pago de diezmos también cambiaron con el tiempo. En el siglo XIX, los santos hacían donativos en especie, tales como animales o productos. Comenzando en Nauvoo, muchos santos de Nauvoo donaban uno de cada diez días para trabajar en el templo o en otros proyectos de la Iglesia. Las oficinas de la Iglesia en Nauvoo y en Salt Lake City tenían una oficina de diezmos y un patio para almacenar los bienes donados, tales como cereales, verduras, mercancías, piedras cortadas, tejas de madera y ganado11. En los asentamientos más retirados, se utilizaban los almacenes del obispo para juntar los recursos de la comunidad12. A fin de poder calcular su diezmo anual tal como se indicaba en la revelación de 1838, los miembros de la Iglesia a veces contaban como aumento cosas como la apreciación de sus tierras, ya que muchas personas no percibían un salario. En el siglo XX se generalizaron los ingresos y las donaciones en efectivo13. A través de todos esos cambios, el diezmo ha permanecido como una de las formas más visibles en que los Santos de los Últimos Días cumplen el mandamiento de consagrar sus vidas a la obra de Dios. Hoy en día, se utilizan los diezmos, entre otras cosas, para edificar templos y centros de reuniones, apoyar la investigación de historia familiar, compartir el Evangelio con los demás y brindar servicio humanitario.
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