“El lavamiento de los pies”, Temas de la historia de la Iglesia
“El lavamiento de los pies”
El lavamiento de los pies
Durante la Última Cena, Jesús tomó una toalla y un lebrillo con agua y lavó los pies a los discípulos1. Algunos grupos cristianos siguieron este precedente del Nuevo Testamento y lavaron los pies en señal de humildad o de hermandad2. En una revelación recibida por José Smith en diciembre de 1832 se requería a los asistentes a la escuela de los profetas que participaran en el lavamiento de los pies. El Señor mandó a los élderes que “[limpiasen sus] manos y… pies ante mí” como testimonio de que eran “limpios de la sangre de esta perversa generación”3. José Smith y otros miembros de la escuela participaron primero en esta ordenanza durante la primera etapa de la escuela de los profetas en enero de 18334. A medida que se acercaba el fin de la construcción del Templo de Kirtland, José Smith explicó a los miembros de la escuela que la “ordenanza del lavamiento de los pies” era la restauración de una práctica del Nuevo Testamento “diseñada para unir nuestros corazones” y preparar a los élderes para una investidura de poder espiritual5. También enseñó que la ordenanza debía efectuarse en un lugar “apartado del mundo”6. En consonancia, los días 29 y 30 de marzo de 1836, cerca de 300 poseedores del sacerdocio de las inmediaciones de Kirtland, incluso José Smith y otros líderes de la Iglesia, se reunieron para lavarse los pies unos a otros7.
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