“Misión Turca”, Temas de la historia de la Iglesia
“Misión Turca”
Misión Turca
La Iglesia estableció por primera vez su presencia en el Imperio otomano en 1884, después de que Hagop Vartooguian, un armenio cristiano, escribiera al presidente de la Misión Europea solicitando las lecciones misionales1. Jacob Spori, un misionero suizo, trabajó posteriormente en Constantinopla, pero solo logró un puñado de conversos2.
La fuerza de la cultura islámica y otras situaciones del imperio lo persuadieron a él y a los misioneros futuros a dirigir sus esfuerzos a grupos de minorías religiosas, particularmente cristianos. Los gobernantes otomanos habían establecido un sistema que reconocía a tres minorías étnico-religiosas —judíos, griegos ortodoxos y armenios apostólicos— y concedía a cada comunidad un autogobierno limitado. Los armenios, la mayoría de los cuales vivía en el centro de Turquía, eran el grupo de cristianos más numeroso del imperio. Puesto que su influencia política dependía del tamaño de la comunidad, los líderes armenios solían tomar medidas contra los que abandonaban la iglesia apostólica armenia3.
En 1887, en Constantinopla, un hombre llamado Dekran Shahabian oyó el testimonio de Ferdinand Hintze, un misionero danés procedente de Utah que prestaba servicio como líder de la Misión Turca. Tras regresar a su casa, Shahabian pidió al élder Hintze que visitara su ciudad, Sivas, en el sur de Turquía. Hintze bautizó a Shahabian y ambos predicaron el Evangelio en los alrededores. Pronto surgieron ramas en Zara, Aintab, Alepo, Alejandreta y Beirut. En especial en Aintab, donde la influencia protestante había empezado a minar el dominio social de la iglesia armenia, “la gente se arremolinaba en torno a [Hintze] por decenas y, desde primeras horas de la mañana hasta bien entrada la tarde, le hacían preguntas sobre el Evangelio”4.
En Haifa, unos protestantes alemanes habían establecido una colonia en la que aguardaban la redención de Jerusalén. Un colono llamado Johann Georg Grau se fijó en Hintze, que se había detenido frente a su tienda, y consideró aquello el cumplimiento de un sueño que había tenido en el que el Señor le enviaba un mensajero. Después de su bautismo, Grau fue ordenado élder y empezó a predicar5. Debido al mayor éxito entre los armenios y los colonos alemanes, Hintze trasladó la sede de la Misión Turca de Constantinopla a Aintab en 1889. La pobreza seguía siendo un gran problema, ya que muchos conversos perdieron sus empleos a causa del estigma social que acompañaba el cambio de religión. Aun así, muchos miembros ahorraron dinero suficiente para emigrar a Utah6.
En 1903, Joseph W. Booth asumió las tareas de liderazgo de la misión y ministró a los miembros de la Iglesia durante una época de gran tensión política. La Misión Turca, con sede en Aintab, cerró en 1909 cuando el malestar político hizo que las condiciones fueran demasiado peligrosas para la obra misional. La década siguiente, que fue testigo de la Primera Guerra Mundial y de la disolución del Imperio otomano, trajo consigo una inestabilidad y violencia mayores para muchos civiles, y la pequeña rama de Aintab quedó sumida en el caos.
Cuando los líderes de la Iglesia tuvieron conocimiento de las dificultades que enfrentaban los santos armenios, alentaron a los Santos de los Últimos Días de los Estados Unidos y de Aintab a combinar sus oraciones y ayunos para ser librados. Los miembros estadounidenses de la Iglesia donaron fondos de ayuda y en el otoño de 1921, el presidente de misión Joseph W. Booth regresó para ayudar a los supervivientes de la rama de Aintab a que emigraran al sur, a Alepo, en Siria. Él y su esposa, Mary Rebecca Moyle Booth, siguieron ayudando a los santos refugiados.
Si bien los Santos de los Últimos Días mantuvieron su presencia en Siria y Líbano, la obra misional en Turquía declinó en la década de 1920. La primera congregación de Santos de los Últimos Días de la Turquía moderna se organizó en Ankara en 1979.