“Ayuno”, Temas de la historia de la Iglesia
“Ayuno”
Ayuno
En la época de la fundación de la Iglesia, el ayuno era una característica importante del culto para muchos cristianos en Norteamérica. Esta práctica se basaba en ejemplos encontrados en la Biblia1. Los primeros Santos de los Últimos Días probablemente participaron en el ayuno antes de unirse a la Iglesia y continuaron ayunando una vez que fueron miembros. En agosto de 1831, José Smith recibió una revelación en la que se instruía a los santos a preparar los alimentos “con sencillez de corazón para que tus ayunos sean perfectos”2. Una revelación posterior mencionó que una función clave del Templo de Kirtland era fomentar “la oración, y el ayuno”3. Antes de la dedicación del templo en 1836, el ayuno en grupo era principalmente en preparación para la sanación de los enfermos o la participación en las reuniones de la escuela de los profetas de Kirtland4. Después de la dedicación del templo, los líderes de la Iglesia designaron el primer jueves del mes como día de ayuno5. Las reuniones especiales del día de ayuno en el templo incluían sermones, testimonios personales y ofrendas para los pobres6.
Entre 1838, cuando la mayoría de los miembros de la Iglesia abandonaron Ohio, y 1849, cuando los santos comenzaron a estar más establecidos en Utah, se celebraron ocasionalmente reuniones de ayuno como parte de consejos y conferencias y para efectuar ordenaciones, bendecir a los enfermos, ayudar a los pobres o celebrar la ayuda y las bendiciones divinas7. Los santos del valle del Lago Salado pronto restablecieron el día de ayuno regular en el primer jueves del mes y, para 1856, los líderes de la Iglesia fomentaron una ofrenda de ayuno más regular, que consistía en los alimentos de los que se abstenían o su equivalente en dinero, para ayudar a los pobres. Fue también por esta época que las reuniones del día de ayuno comenzaron a contar con la presencia de miembros de las congregaciones locales que daban su testimonio de manera más constante8. Los líderes a veces organizaban ayunos especiales durante este período para aliviar los desastres naturales y las redadas contra la poligamia9. En 1896, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce trasladaron las reuniones de ayuno al primer domingo de cada mes, recomendaron un período de ayuno de 24 horas y solicitaron donaciones equivalentes al valor de dos comidas.
A principios del siglo XX, una nueva oleada en defensa de la salud promovió el ayuno como beneficio físico y espiritual11. Los líderes de la Iglesia también señalaron los beneficios del ayuno para la salud, pero la mayoría de sus comentarios en la conferencia general enfatizaron, en cambio, la importancia de la práctica como una manera de proporcionar alivio a los pobres. El presidente Joseph F. Smith introdujo un sistema de ayuno más formal mediante el cual los obispos locales y los presidentes de estaca podían recoger donaciones de ayuno y distribuirlas a los necesitados12. A medida que las ofrendas de ayuno se realizaban cada vez más en forma de donaciones en efectivo, los líderes de la Iglesia desarrollaron un modelo centralizado mediante el cual los fondos podían dirigirse a los pobres, primero en los barrios, luego en las estacas y, finalmente, en otras áreas de necesidad. Este sistema de ofrendas de ayuno ha continuado, hasta bien entrado el siglo XXI, como una práctica importante de devoción y servicio humanitario para los miembros de la Iglesia en todo el mundo13.