“Profecías de José Smith”, Temas de la historia de la Iglesia
“Profecías de José Smith”
Sellamiento
Los Santos de los Últimos Días creen que Dios ha restaurado a la tierra el poder dado en la antigüedad al apóstol Pedro para atar o sellar sobre la tierra y en el cielo. En los templos se emplea este poder de sellar para solemnizar los matrimonios y sellar a las familias a través de las generaciones. Los primeros Santos de los Últimos Días utilizaban la palabra sellar de distintas formas, aunque relacionadas. Se empleaban sellos para hacer contratos o acuerdos oficiales. Los sellos en tinta, cera o timbres o marcas en relieve daban validez a un contrato1. Muchos lectores de la Biblia interpretaban los pasajes en los que se menciona sellar como algo que se considera oficial a los ojos de Dios. A menudo, los primeros Santos de los Últimos Días hablaban de esta manera sobre el sellamiento, para referirse a oraciones, testimonios, bendiciones, unciones, ordenanzas y matrimonios solemnizados por el sacerdocio como sellados o marcados por la autoridad divina, y por lo tanto, válidos en el cielo2. Varias de las primeras revelaciones que recibió José Smith enseñaban adicionalmente que la autoridad restaurada, las ordenanzas y los convenios podían sellar a las personas para la vida eterna3.
El poder de Elías
Siguiendo la revelación adicional que recibió, José Smith presentó nuevas enseñanzas y ordenanzas en Nauvoo, Illinois, que expandieron el concepto y aportaron más precisión a la comprensión que tenían los santos del sellamiento. Él enseñó que “el espíritu y poder de Elías” consiste en el poder de colocar “los sellos del Sacerdocio de Melquisedec sobre la casa de Israel”. Además, él enseñó que él había sido autorizado a invocar este poder de sellamiento a favor de sus seres queridos y de todos los Santos de los Últimos Días mediante las ordenanzas del templo4.
Esas referencias al poder de Elías para sellar provenían evidentemente de la visión que José Smith y Oliver Cowdery tuvieron de Elías en el Templo de Kirtland en 1836. Aunque José no habló públicamente acerca de la experiencia, el relato de la visión en el diario de José registra que Elías vino “para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y el de los hijos a los padres”. Este profeta de la antigüedad le dijo a José: “Se entregan en vuestras manos las llaves de esta dispensación”5.
El bautismo por los muertos y las familias eternas
Cuando José Smith comenzó a presentar las ordenanzas del templo en Nauvoo, él habló del poder para atar o sellar, que unía a las personas a través de las generaciones. En las cartas que él escribió a la Iglesia para compartir las enseñanzas inspiradas relativas al bautismo por los muertos, José habló de los bautismos vicarios como una ordenanza que forjaría un “eslabón conexivo” entre las generaciones, al llevar la salvación a los muertos. Él señaló además que en un sentido, la ordenanza tenía “un poder de sellar y ligar”6. Conforme los santos entran en las aguas del bautismo en favor de sus parientes fallecidos, están enlazando generaciones en un extenso convenio familiar.
Una revelación que recibió José, registrada en 1843, explicaba la ordenanza del sellamiento del matrimonio. En ella, el Señor declaraba: “Todos los convenios, contratos, vínculos, compromisos, juramentos, votos, prácticas, uniones, asociaciones o aspiraciones que no son hechos, ni concertados, ni sellados por el Santo Espíritu de la promesa… mediante el que ha sido ungido,… ninguna eficacia, virtud o fuerza tienen en la resurrección de los muertos”. El poder de sellar podía hacer que los matrimonios estuvieran vinculados por la eternidad, y las ordenanzas de sellamiento solo podían efectuarse “por conducto de mi ungido”, refiriéndose al profeta José Smith7. En la revelación se declaraba que “nunca hay más de una persona a la vez sobre la tierra” que posea las llaves de este poder. De este modo, cada uno de los que han sucedido a José Smith como Presidentes de la Iglesia han recibido las llaves y la autoridad para gobernar la administración de las ordenanzas de sellamiento.
Alrededor de un mes después de la revelación del sellamiento de los matrimonios, José enseñó que este mismo poder podía sellar a los hijos a sus padres. “Cuando se fija el sello sobre el padre y la madre, esto les asegura su posteridad, a fin de que no se pierdan, sino que sean salvos en virtud del convenio de su padre y su madre”8. Brigham Young afirmó que José le instruyó a efectuar tales sellamientos una vez que el Templo de Nauvoo estuviese concluido9.
Sellamientos de adopción
Después de la muerte de José Smith, los santos terminaron el Templo de Nauvoo para poder recibir las investiduras y ser sellados. Brigham Young y el Cuórum de los Doce Apóstoles oficiaron miles de sellamientos. Ellos sellaron a parejas en matrimonio y sellaron a los hijos a los padres, en los casos en que los padres se sellaban después del nacimiento de sus hijos. Sin embargo, por ese entonces, los Santos de los Últimos Días no se sellaban aún a sus difuntos padres que no se habían unido a la Iglesia en esta vida. En lugar de ello, algunos santos participaron en sellamientos de “adopción”, por los cuales se unían a otros Santos de los Últimos Días adultos, casi siempre a líderes de la Iglesia prominentes. Estos sellamientos los conectaban con otras personas que ellos sabían que habían aceptado los convenios del Evangelio restaurado. Durante los siguientes 50 años, se crearon complejas redes de adopción como resultado de los sellamientos en los templos, conectando a amigos y compañeros como si fuesen miembros de una familia expandida.
Esta práctica continuó hasta 1894, cuando el presidente Wilford Woodruff recibió una revelación que puso límites a los sellamientos de adopción y, en su lugar, se centraba en sellar matrimonios y relaciones padres-hijos. El presidente Woodruff instó a los santos a que investigaran su genealogía “hasta donde puedan llegar y se sellen a sus padres y madres”. Él instó a los santos a sellarse a sus cónyuges y padres fallecidos, incluyendo a los que no habían sido miembros de la Iglesia, prometiéndoles que “habrá muy pocos, si es que hay algunos, que no acepten el Evangelio”10.
Selladores del templo
Tras la muerte de José Smith, Brigham Young y otros miembros de los Doce efectuaron sellamientos en el Templo de Nauvoo y, posteriormente, en Salt Lake City. En 1877, Wilford Woodruff, presidente del Templo de St. George, recientemente dedicado, solicitó permiso del Presidente de la Iglesia, Brigham Young, para apartar a otros hermanos para efectuar sellamientos. Young autorizó a Woodruff para apartar a tantos como fuese necesario, y en poco tiempo había selladores de templo oficiando regularmente los sellamientos para los vivos y los muertos. A comienzos del siglo XX, la Primera Presidencia estandarizó los procedimientos para que las presidencias de templo llamasen y apartasen a los selladores11. Esos selladores actuaban por delegación de autoridad y bajo la dirección del Presidente de la Iglesia.