Heber J. Grant

Heber J. Grant fue el séptimo Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Grant nació en Salt Lake City en 1856 y fue criado por su madre, Rachel Ridgeway Ivins Grant, después de que su padre, Jedediah Grant (consejero de Brigham Young), falleciera cuando Heber apenas tenía unos días de vida. Heber fue llamado como presidente de estaca a los 23 años y fue ordenado Apóstol dos años después. Durante 36 años de servicio apostólico, trabajó con indígenas estadounidenses que eran miembros y ordenó a muchos como líderes del sacerdocio; organizó y presidió la primera misión en Japón y presidió las Misiones Británica y Europea. Uno de los incidentes más dramáticos en su servicio apostólico sucedió en 1893, cuando buscó ayuda divina a fin de obtener préstamos para salvar a la Iglesia. En ese tiempo, la Iglesia todavía se tambaleaba económicamente por los efectos de la legislación antipoligamia y por malas inversiones; los esfuerzos de Grant protegieron a la Iglesia del colapso económico durante una crisis financiera nacional¹. Como Apóstol, y más tarde como Presidente de la Iglesia, Grant puso énfasis en la observancia de la Palabra de Sabiduría y prometió que su acatamiento fiel brindaría a los Santos de los Últimos Días mayor conocimiento y testimonio.

Una característica distintiva de la vida y del ministerio de Grant fue su devoción por la Palabra de Sabiduría. Su convicción provenía de su experiencia cuando era joven, durante una época en la que la Palabra de Sabiduría no se observaba de manera tan estricta en la Iglesia. Heber solicitó un seguro de vida para garantizar que su madre estuviera atendida en el caso de que él falleciera joven, como su padre. Cuando las aseguradoras le denegaron la póliza a causa de su complexión delgada, el médico le prescribió “cuatro vasos de cerveza al día” para ayudarle a ganar peso. El régimen pronto se convirtió en un hábito. Decidido a seguir el consejo de la Palabra de Sabiduría, “con seguro o sin él”, dejó de beber y cesó de comprar en cantinas y cervecerías. Desde ese momento abogó por la Palabra de Sabiduría entre colegas, amigos y otros miembros de la Iglesia. Durante los años de la Prohibición, habló a menudo de las bendiciones prometidas en la Palabra de Sabiduría e instó a otras personas a que se abstuvieran del tabaco y el alcohol. Más tarde, como Presidente de la Iglesia, hizo de la abstinencia del alcohol parte del proceso para obtener una recomendación para el templo e hizo presión a favor de la Prohibición².

Como Presidente de la Iglesia desde 1918 hasta 1945, Heber J. Grant supervisó la expansión de la Iglesia más allá de las regiones de las montañas Rocosas, donde los Santos de los Últimos Días eran mayoría. Les aseguró a los santos que la migración fuera de los centros de recogimiento del siglo XIX era de total conformidad con las enseñanzas de la Iglesia; y en 1923 organizó la Estaca Los Ángeles, la primera estaca en una ciudad donde los Santos de los Últimos Días eran una pequeña minoría. Grant dedicó templos en Laie, Hawái; Cardston, Alberta, Canadá; y Mesa, Arizona. También supervisó la creación de los Institutos de Religión, un programa de educación religiosa para los Santos de los Últimos Días que asisten a colegios de educación superior y universidades, así como otras iniciativas para fortalecer a los miembros de la Iglesia que estudiaban, trabajaban y vivían en todo el mundo.

Mientras Grant dirigió la Iglesia, muchos miembros sufrieron en el aspecto económico debido a la Gran Depresión. Después de experimentar con varios enfoques diferentes para ayudar a los miembros a sobrevivir la prolongada crisis económica, la Primera Presidencia estableció el Plan de Seguridad de la Iglesia, más tarde llamado programa de Bienestar de la Iglesia, para impulsar los esfuerzos de la Iglesia por aliviar el sufrimiento en lo económico.

Para obtener más información acerca de los acontecimientos y los temas de la vida de Heber J. Grant, véanse los videos Profetas de la Restauración en history.ChurchofJesusChrist.org o en la aplicación Biblioteca del Evangelio.

Temas relacionados: Palabra de Sabiduría (D. y C. 89), Japón, Prohibición