“La medicina y las mujeres pioneras”, Temas de la historia de la Iglesia
“La medicina y las mujeres pioneras”
La medicina y las mujeres pioneras
Las mujeres de los siglos XVIII y XIX a menudo trabajaban juntas para brindar atención médica. Trataban dolencias, enfermedades y lesiones comunes, asistían en los partos y compartían medicinas fabricadas en el hogar, como bálsamos, jarabes, infusiones, ungüentos, cataplasmas y apósitos1. En una época en que la medicina moderna aún no había alcanzado altas tasas de éxito, muchas personas desconfiaban de los médicos y dependían de los remedios de hierbas y de la fe2. Los primeros Santos de los Últimos Días, al igual que sus contemporáneos estadounidenses, desarrollaron redes informales de salud dentro de sus comunidades, confiando unos en otros tanto para la atención médica como para las bendiciones y oraciones.
En Nauvoo, los líderes de la Iglesia valoraban la sabiduría práctica, la compasión y la fe de parteras como Patty Sessions y Zina Huntington. Esas mujeres fueron apartadas como sanadoras para brindar atención, administrar medicamentos, ser mentoras de otras parteras y administrar bendiciones de salud3. En julio de 1851, algunas mujeres de Utah organizaron el Consejo Femenino de Salud. El consejo sostuvo a la partera Phoebe Angell, madre de Mary Ann Angell, esposa de Brigham Young, como su primera presidenta, con otras dos parteras como sus consejeras. Este consejo designó a una mujer en la mayoría de los diecinueve barrios de la ciudad “para cuidar de los pobres”4.
En la década de 1870, dados los avances de la práctica médica tras la Guerra Civil y una vez que el ferrocarril hubo conectado más estrechamente a Utah con el resto del país, los líderes de la Iglesia comenzaron a considerar la forma en que los santos pudieran recibir educación profesional en el este de los Estados Unidos. Para entonces, el presidente Brigham Young había ganado una mayor confianza en la medicina científica y buscaba integrarla con la sanación por la fe5. Él recurrió a Eliza R. Snow y a la Sociedad de Socorro para facilitar la capacitación formal de mujeres como médicas, en un tiempo en el que pocas mujeres estadounidenses disfrutaban de tales oportunidades educativas6. En 1873, Snow solicitó voluntarias entre las mujeres de la Sociedad de Socorro de Ogden, Utah: “¿Hay aquí y ahora hermanas que tengan suficientes aspiraciones y que entiendan la necesidad, por el bien de Sion, de emprender estos estudios?”7.
La mujeres respondieron al llamado. En 1877, Romania Pratt se convirtió en la primera mujer Santo de los Últimos Días en graduarse de la escuela de medicina en un momento en el que la teoría de los gérmenes ayudaba a que los médicos fueran más eficaces en la prevención y la lucha contra las enfermedades8. Otras mujeres siguieron el ejemplo de Romania, al regresar a casa después de terminar sus estudios para impartir entonces clases de obstetricia y cuidado de la familia. Mujeres como Emma Liljenquist, de Hyrum, Utah, fueron apartadas formalmente como parteras y sus Sociedades de Socorro locales pagaron los costos de su capacitación9. En 1882, la Sociedad de Socorro fundó el Hospital Deseret en Salt Lake City, donde los pacientes podían recibir tratamiento de médicos capacitados al igual que bendiciones de salud10. A medida que la ciencia médica continuó avanzando, los santos de Utah, al igual que sus contemporáneos estadounidenses, procuraron cada vez más la atención médica profesional.
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