Historia de la Iglesia
Sanación


“Sanación”, Temas de la historia de la Iglesia

“Sanación”

Sanación

Durante Su ministerio terrenal, Jesucristo sanó a los enfermos y afligidos. Él otorgó a Sus discípulos poder y autoridad para sanar y enseñó que el don de sanación es una de las “señales [que] seguirán a los que creyeren”1. La revelación moderna que recibió José Smith ratificó esos principios y designó como dones del Espíritu tanto a la “fe para ser sanados” como a la “fe para sanar”2.

Jesucristo sana a un hombre

Durante Su ministerio terrenal, Jesucristo sanó a los enfermos y afligidos.

Historia de las prácticas de sanación

En los primeros tiempos de la Iglesia, los Santos de los Últimos Días ejercieron el don espiritual de sanación de dos maneras a la vez: Primero, ellos siguieron el consejo dado en el Nuevo Testamento y en las revelaciones que recibió José Smith de “[llamar] a los ancianos [élderes] de la iglesia” quienes “impondrán las manos” sobre los enfermos y los bendecirán3. De conformidad con este mandato de las Escrituras, hombres ordenados a los oficios en el sacerdocio efectuaban las bendiciones de salud. Segundo, los Santos de los Últimos Días, al comienzo, consideraban que la sanación era un don del Espíritu que estaba al alcance de todo aquel que tuviese suficiente fe4. Durante el siglo XIX y a principios del siglo XX, tanto hombres como mujeres efectuaban bendiciones de salud en el nombre de Jesucristo, a menudo imponiendo las manos sobre el área del cuerpo afectada, pero sin invocar la autoridad del sacerdocio5.

Las prácticas de sanación entre los primeros Santos de los Últimos Días fueron diversas. El uso de aceite consagrado para la sanación de los enfermos quedó instituido después de la dedicación del Templo de Kirtland, aunque la manera en que se utilizaba el aceite cambió con el paso del tiempo. Por ejemplo, las personas que estaban enfermas o heridas aplicaban el aceite en las partes del cuerpo afectadas a manera de bálsamo o medicamento6. Rituales que se realizaban comúnmente con otros fines fueron adaptados para el propósito de sanación. Por ejemplo, se efectuaron bautismos en algunas ocasiones por motivos de salud. En esos casos, se sumergía en el agua a hombres o mujeres para obtener su bienestar corporal, no la remisión de sus pecados. Esos bautismos fueron efectuados en los templos por hombres que tenían la autoridad del sacerdocio hasta principios del siglo XX7. Se efectuaban otras ceremonias en el templo, entre ellas el lavamiento y la unción para sanación, y se apartaron a hombres y mujeres para administrar tales bendiciones8.

José Smith aprobó la participación de las mujeres para dar bendiciones de salud. “Respecto a la imposición de manos de las mujeres —dijo José— no es un pecado que alguien lo haga que tenga fe”9. Para las mujeres, bendecir a los enfermos era una extensión natural de su labor como enfermeras y cuidadoras en tiempos de enfermedad. En particular, las mujeres Santos de los Últimos Días ungían y bendecían con frecuencia a otras mujeres en sus embarazos y al dar a luz10.

Brigham Young y otros líderes de la Iglesia continuaron alentando a las mujeres a que procuraran el don espiritual de sanación y aprobaban la participación de las mujeres en las bendiciones de salud11. En 1880, el Cuórum de los Doce Apóstoles declaró que las mujeres efectuaban bendiciones de salud “no en virtud del sacerdocio ni por su autoridad, sino en virtud de su fe en Cristo”12. De igual modo, la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Eliza R. Snow enseñó: “Las mujeres pueden bendecir a los enfermos en el nombre de Jesús pero no en virtud del sacerdocio”13.

Hacia fines del siglo XIX, las nuevas generaciones de Santos de los Últimos Días comenzaron a procurar la salud y sanidad de modos diferentes a los seguidos por sus predecesores. Continuaron llamando para que se ungiera a los enfermos, pero en muchos casos, hacían hincapié en la eficacia del ayuno y la oración sin la administración formal del sacerdocio14. Los avances en la ciencia y la medicina los llevaron a confiar en los médicos y hospitales más que las generaciones anteriores15. A principios del siglo XX, los presidentes Joseph F. Smith y Heber J. Grant estandarizaron los procedimientos y las ordenanzas del sacerdocio, entre ellos las bendiciones de salud16. Esa estandarización contempló la publicación de instrucciones para las bendiciones de salud del sacerdocio en los manuales para misioneros y líderes del sacerdocio17. Adicionalmente, los líderes de la Iglesia dieron instrucciones específicas en cuanto al uso del aceite consagrado en las bendiciones, en las que prescribieron una unción sencilla en la coronilla de la cabeza18. En la década de 1920, se discontinuaron los bautismos para los enfermos, así como las bendiciones de salud en el templo19.

Una carta de la Primera Presidencia en 1914 afirmaba con respecto a la participación de las mujeres en las bendiciones de salud: “cualquier buena hermana, llena de fe en Dios y en la eficacia de la oración” puede bendecir a los enfermos. Sin embargo, la Presidencia hizo hincapié en la prioridad de las bendiciones del sacerdocio: “El mandato del Señor es llamar a los élderes para administrar a los enfermos, y cuando se les pueda llamar, se les debe pedir que unjan al enfermo y sellen la unción”20. Los líderes de la Iglesia que vinieron después han recalcado el mandato de las Escrituras de “llamar a los élderes” para administrar las bendiciones de salud21. Este énfasis fue reforzado en las publicaciones de la Iglesia y en cartas enviadas a las líderes locales de la Sociedad de Socorro para su distribución en las décadas de 1940 y 195022. El manual de la Iglesia vigente indica que “solamente los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec pueden bendecir a los enfermos o afligidos”23.

La sanación y la ciencia médica

Al buscar la sanación por medios espirituales, los primeros Santos de los Últimos Días siguieron el consejo de las Escrituras de que los enfermos han de ser “nutridos con toda ternura, con hierbas y alimento sencillo”24. El presidente Brigham Young enseñó que era apropiado “emplear cada remedio que alcance a conocer y entonces pedirle a mi Padre Celestial, en el nombre de Jesucristo, que santifique esa aplicación para sanar mi cuerpo”25. Él abogó porque tanto hombres como mujeres se capacitaran profesionalmente en el campo de la medicina y aprobó el apoyo financiero para que varios miembros de la Iglesia asistieran a escuelas de medicina en el este de los Estados Unidos26.

Los Santos de los Últimos Días continuaron buscando tratamientos médicos adecuados de manos de profesionales capacitados. Los líderes de la Iglesia han enseñado que “El recurrir a la ciencia médica no va en contra de nuestras oraciones de fe ni de la confianza que tenemos en las bendiciones del sacerdocio”27. Los Santos de los Últimos Días creen en que se debe prevenir la enfermedad mediante una alimentación adecuada, ejercicios y descanso apropiados, guardar la Palabra de Sabiduría y la atención médica preventiva. En las últimas décadas, por ejemplo, la Iglesia ha aportado recursos substanciales a las campañas de vacunación en todo el mundo28.

El don de sanación en la actualidad

Hoy en día se ejercita el don de sanación en la Iglesia mediante la fe y las oraciones individuales a favor de uno mismo o de otras personas, y por medio de las bendiciones del sacerdocio. El cumplimiento de las bendiciones de salud se produce por la fe y de acuerdo con la voluntad del Señor. No todas las bendiciones van seguidas de la sanación. “Hacemos todo lo que podemos para que un ser querido sane —enseñó el élder Dallin H. Oaks, cuando era miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles—, y después le confiamos al Señor el resultado”29.

Administrando una bendición de salud

Poseedores del sacerdocio administran una bendición de salud.

Temas relacionados: Dones del Espíritu, Don de lenguas

Notas

  1. Mateo 10:1; Marcos 16:17; véanse también Mateo 17:20–21; Hechos 3:1–7; 5:12, 15–16; 14:8–10; Santiago 5:13–16.

  2. Revelation, circa 8 March 1831–A [DC 46]”, en Revelation Book 1, págs. 77, 78, josephsmithpapers.org; “Revelation, 7 December 1830 [DC 35]”, en Revelation Book 1, pág. 47, josephsmithpapers.org; “Revelation 22–23 September 1832 [DC 84]”, pág. 3, josephsmithpapers.org; véanse también Doctrina y Convenios 35:9; 46:9, 19–20; 84:65–72.

  3. Santiago 5:14–15; “Revelation, 9 February 1831 [DC 42:1–72]”, pág. 4, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 42:43–44.

  4. 1 Corintios 12:4–11; Moroni 10:11; “Revelation, circa 8 March 1831–A [DC 46]”, en Revelation Book 1, pág. 78; véase también Doctrina y Convenios 46:20.

  5. Para consultar relatos de las primeras prácticas de sanación mormonas, véase The Journals of William E. McLellin, 1831–1836, editado por Jan Shipps y John W. Welch, Provo, UT: BYU Studies; Urbana: University of Illinois Press, 1994, págs. 40, 45, 66, 71; Juanita L. Pulsipher, editora, “History of Sarah Studevant Leavitt (1875)”, pág. 9, L. Tom Perry Special Collections, Biblioteca Harold B. Lee, Universidad Brigham Young, Provo, Utah; véase también Jonathan A. Stapley y Kristine Wright, “The Forms and the Power: The Development of Mormon Ritual Healing to 1847”, Journal of Mormon History, tomo XXXV, nro. 3, verano de 2009, págs. 42–87.

  6. Véase Stapley y Wright, “The Forms and the Power”, págs. 65–66. En algunos casos, la persona afligida bebió aceite consagrado.

  7. Jonathan A. Stapley y Kristine Wright, “‘They Shall Be Made Whole’: A History of Baptism for Health”, Journal of Mormon History, tomo XXXIV, nro. 4, otoño de 2008, págs. 69–112.

  8. Esos rituales de sanación abarcaban la imposición de manos, el lavamiento y la unción. Stapley y Wright, “The Forms and the Power”, págs. 75–77.

  9. Minutas de la Sociedad de Socorro, 28 de abril de 1842, en Jill Mulvay Derr, Carol Cornwall Madsen, Kate Holbrook y Matthew J. Grow, editores, The First Fifty Years of Relief Society: Key Documents in Latter-day Saint Women’s History [Los primeros cincuenta años de la Sociedad de Socorro: Documentos clave de la historia de las mujeres Santos de los Últimos Días], Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2016, pág. 55.

  10. Diario de Mary Walker Morris, July 22 and Sept. 6, 1879; Mar. 3, 1881, en Before the Manifesto: The Life Writings of Mary Lois Walker Morris, editado por Melissa Lambert Milewski, Logan: Utah State University Press, 2007, págs. 226, 230, 298. En otros casos, mujeres lavaban y ungían, y hombres sellaban la unción y bendecían. Diario de Morris, Sept. 7–8, 1881, en Life Writings, pág. 314. Por lo general, las mujeres efectuaban esas bendiciones en compañía de otras mujeres o niños, o a favor de ellos, pero en ocasiones, ellas también bendijeron a hombres o administraron bendiciones de salud y consuelo junto con hombres. Por ejemplo, véase Wilford Woodruff journal, Mar. 30, 1838, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; véase también Helen Mar Kimball, “Scenes in Nauvoo, and Incidents from H. C. Kimball’s Journal”, Woman’s Exponent, tomo XII, nro. 6, 15 de agosto de 1883, pág. 42. El tema de la participación de las mujeres en los rituales de sanación se analiza en Jill Mulvay Derr, Janath Russell Cannon y Maureen Ursenbach Beecher, Women of Covenant: The Story of Relief Society, Salt Lake City: Deseret Book, 1992, págs. 44–45, 67–68, 114, 220–221, 429–430. Un tratamiento más reciente y exhaustivo es el de Jonathan A. Stapley y Kristine Wright, “Female Ritual Healing in Mormonism”, Journal of Mormon History, tomo XXXVII, nro. 1, invierno de 2011, págs. 1–85.

  11. Para ver ejemplos de tales declaraciones, véase el discurso de Brigham Young del 14 de noviembre de 1869, en Journal of Discourses, 26 tomos, Londres: Latter-Day Saints’ Book Depot, 1871, tomo XIII, pág. 155; “Report of the Dedication of the Kaysville Relief Society House, 12 de noviembre de 1876”, Woman’s Exponent, tomo V, nro. 19, 1º de marzo de 1877, pág. 149.

  12. Quorum of the Twelve Apostles, Draft Circular Letter, October 6, 1880 (Excerpt)”, en Jill Mulvay Derr, Carol Cornwall Madsen, Kate Holbrook y Matthew J. Grow, editores, The First Fifty Years of Relief Society: Key Documents in Latter-day Saint Women’s History [Los primeros cincuenta años de la Sociedad de Socorro: Documentos clave de la historia de las mujeres Santos de los Últimos Días], Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2016, pág. 489. El presidente Wilford Woodruff habló en términos similares en una carta con instrucciones a la secretaria general de la Sociedad de Socorro. Él dijo que las mujeres administraban a los enfermos “no como miembros del sacerdocio, sino como miembros de la Iglesia” (Carta de Wilford Woodruff a Emmeline B. Wells, 27 de abril de 1888, pág. 3, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City).

  13. Morgan Utah Stake Relief Society minutes and records (1878–1912), tomo I, 28 de abril de 1883, pág. 93, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  14. Véase Minutes, Nov. 1888, Ashley Center Ward Relief Society minute book, 1880–92, tomo I, pág. 77, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; Minutes, Mar. 5, 1896, Thatcher Ward Relief Society minutes and records, 1884–1910, tomo I, pág. 166; Minutes, Oct. 23, 1897, Farmers Ward Relief Society minutes and records, 1896–1902, tomo II, pág. 62; Minutes, Sept. 13, 1899, Provo Utah Central Stake Relief Society minutes, tomo V, pág. 41.

  15. Véase Jonathan A. Stapley, “‘Pouring in Oil’: The Development of the Modern Mormon Healing Ritual”, en Daniel L. Belnap, editor, By Our Rites of Worship: Latter-day Saint Views on Ritual in Scripture, History, and Practice, Provo, UT: Religious Studies Center, Universidad Brigham Young, 2013, págs. 295, 297–298.

  16. Véase Young Men’s Mutual Improvement Associations Manual, 1902–1903, Salt Lake City: Mesa Directiva General de las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo de Hombres Jóvenes,1902, págs. 58–59; Handbook of Instructions for Stake Presidencies, Bishops, and Counselors, Stake and Ward Clerks and Other Church Officers, nro. 16, Salt Lake City: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1940, págs. 125–126; véase también Joseph Fielding Smith, Answers to Gospel Questions, 5 tomos, Salt Lake City: Deseret Book, 1957, tomo I, pág. 148.

  17. Véase Manual de las las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo de Hombres Jóvenes, págs. 58–59.

  18. Stapley, “‘Pouring in Oil’”, págs. 303–305.

  19. Stapley y Wright, “Female Ritual Healing”, págs. 64–69. La relación entre el templo y la sanación persiste hoy en día en la práctica de enviar nombres para la lista de oración del templo, donde se ofrecen oraciones a favor de los enfermos como parte de las ceremonias del templo.

  20. Carta de la Primera Presidencia a los presidentes de estaca y obispos, 3 de octubre de 1914, en James R. Clark, compilador, Messages of the First Presidency of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 6 tomos, Salt Lake City: Bookcraft, 1970, tomo IV, págs. 314–315. La Presidencia declaró que las mujeres “tienen el mismo derecho de administrar a los niños y a los adultos enfermos, y pueden ungir e imponer las manos sobre ellos con fe” (Carta de la Primera Presidencia, 3 de octubre de 1914). Este aumento en el énfasis de la autoridad del sacerdocio para administrar el don de sanación distinguió a las prácticas de sanación Santos de los Últimos Días de las formas populares de sanación por la fe que se habían vuelto comunes en la cultura estadounidense a principios del siglo XX. Solo se consideraron auténticas las bendiciones del sacerdocio. Véase Stapley y Wright, “Female Ritual Healing”, págs. 41–46. John A. Widtsoe, Program of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, Salt Lake City: Mesa Directiva General de las Asociaciones de Mejoramiento Mutuo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, 1938, pág. 127.

  21. Santiago 5:14; Journal History of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 16 de enero de 1921, pág. 101, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City, Carta de Heber J. Grant a P. J. Hansen, 12 de marzo de 1934, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City; Carta de Heber J. Grant, J. Reuben Clark, David O. McKay a Rodney S. Williams, 14 de diciembre de 1943, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.

  22. Form letter on Relief Society letterhead, July 29, 1946, Relief Society Washing and Anointing File, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City (una anotación en la carta indica que fue escrita por Joseph Fielding Smith para el uso de las líderes de la Sociedad de Socorro); Joseph Fielding Smith, “Your Question: Administering to the Sick”, Improvement Era, tomo LVIII, nro. 8, agosto de 1955, págs. 558–559, 607.

  23. Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, 20.6.1.

  24. Doctrina y Convenios 42:43.

  25. Journal of Discourses, 26 tomos, Londres: Latter-day Saints’ Book Depot, 1857, tomo IV, pág. 24.

  26. Derr, Cannon y Beecher, Women of Covenant [Mujeres del convenio], págs. 107–108.

  27. Dallin H. Oaks, “Sanar a los enfermos”, Liahona, mayo de 2010, pág. 47.

  28. Measles Vaccination Campaign”, Mormon Newsroom, mormonnewsroom.org.

  29. Dallin H. Oaks, “Sanar a los enfermos”, pág. 50.