“Esclavitud indígena y servidumbre no remunerada”, Temas de la historia de la Iglesia
“Esclavitud indígena y servidumbre no remunerada”
Esclavitud indígena y servidumbre no remunerada
Muchos años antes de que los pioneros Santos de los Últimos Días llegasen al valle del Lago Salado en 1847, los indígenas de la región traficaban con mujeres y niños que capturaban de grupos rivales. Los blancos estadounidenses y los comerciantes europeos también adquirían y vendían indígenas cautivos como esclavos o como siervos sin remuneración, en lo que constituía un tráfico de esclavos en el oeste1. A las pocas semanas de haber llegado al valle, los santos encontraron tribus indígenas que habían capturado a niños de otros bandos. Algunos santos compraron a los niños indígenas de estos comerciantes de esclavos, en algunos casos, luego de ver que los comerciantes mataban o torturaban a aquellos que los Santos de los Últimos Días no compraban2. Las familias pioneras adoptaron e intentaron integrar a esos niños en las comunidades de los Santos de los Últimos Días, a pesar de las diferencias culturales y los prejuicios raciales. Algunos maltrataban y explotaban a esos niños indígenas.
En marzo de 1852, la legislatura del Territorio de Utah promulgó “Una ley para el socorro de los esclavos y prisioneros indígenas”; una ley que regulaba la adquisición y el cuidado de los niños indígenas. A los niños se les podía contratar como siervos domésticos no remunerados hasta por 20 años, pero quienes adquirían siervos estaban en la obligación de tramitar un contrato de servidumbre no remunerada con los oficiales del condado, debían vestir a los niños “de forma cómoda y apropiada” y darles educación3. Brigham Young consideraba la ley como una alteración positiva del comercio de esclavos indígenas; en lugar de comprar prisioneros para esclavizarlos, Young creía que los Santos de los Últimos Días los “estarían comprando para liberarlos”4.
Más de 400 niños indígenas de las comunidades ute, paiute, goshute, shoshone y navajo fueron llevados a hogares Santos de los Últimos Días como siervos no remunerados o como adoptados desde que se promulgó la ley en 1852 hasta los primeros años de la década de 18805. Alrededor del sesenta por ciento fueron comprados mediante transacciones con los traficantes. Algunos de ellos habían quedado huérfanos debido a los conflictos violentos entre los indígenas y los Santos de los Últimos Días u otros europeos o estadounidenses. Cerca del veinte por ciento fueron vendidos o cedidos a familias de Santos de los Últimos Días por sus padres o familiares, mayormente por necesidades económicas y con la esperanza de que fuese en el mejor interés de los niños. Esos niños siervos no remunerados crecieron y se hicieron adultos; a muchos de ellos les costó recordar a sus familias de origen, mientras que otros regresaron a las comunidades indígenas como adolescentes o jóvenes adultos. Otros se quedaron en las comunidades blancas, aunque a menudo se sintieron marginados. Y otros llegaron a ser misioneros y líderes de la Iglesia como adultos6.
Hacia el final de la Guerra Civil de Estados Unidos, el Congreso de los Estados Unidos promulgó la décimo tercera Enmienda a la Constitución, prohibiendo la esclavitud y la servidumbre involuntaria. En el oeste de los Estados Unidos, la práctica de la servidumbre no remunerada persistió, pero nuevas leyes federales redujeron el número de nuevos contratos de servidumbre. A medida que el gobierno fue poniendo en vigor estas leyes y fueron confinando a las naciones indígenas en reservas, el sistema de servidumbre no remunerada en Utah disminuyó y para finales de la década de 1870 en gran parte había finalizado7.