“Emma Hale Smith”, Temas de la historia de la Iglesia
“Emma Hale Smith”
Emma Hale Smith
Emma Smith, esposa de José Smith, tuvo una función destacada en la restauración de la Iglesia. Su suegra, Lucy Mack Smith elogió la personalidad de Emma: “Nunca he visto otra mujer que soportara toda especie de fatiga y tribulación, mes tras mes, año tras año, con el valor, el celo y la paciencia inquebrantables, como ella lo ha hecho siempre… ha sido zarandeada en el océano de la incertidumbre, ha hecho frente a las tormentas de la persecución y ha soportado la ira de hombres y demonios, algo que habría destruido a cualquier otra mujer”1,
Nació el 10 de julio de 1804, en Willingsborough (más adelante Harmony), Pensilvania. Emma Hale era la séptima de nueve hijos de Isaac y Elizabeth Lewis Hale. La acomodada familia vivía en una granja de 36 hectáreas en el valle del río Susquehanna, donde Isaac enviaba comida y otras mercancías río abajo a Filadelfia y a Baltimore.
De niña, Emma desarrolló un profundo sentimiento de convicción religiosa y devoción a Dios. El metodismo llegó a ser popular en la región del Susquehanna a principios de 1800; y a los siete años, Emma empezó a asistir con su madre. Una tradición familiar sugiere que Isaac Hale escuchó a su pequeña hija Emma orar por él en un bosque cercano de su hogar y que eso contribuyó a su conversión espiritual. Es muy probable que Emma asistiera al seminario de mujeres en el Municipio Great Bend, y más tarde enseñó en la escuela2.
Emma tenía 21 años cuando conoció a José Smith de 19 años a finales de octubre de 1825. José había llegado del suroeste de Nueva York a buscar empleo en el valle Susquehanna. Su falta de educación y de recursos contrastaba con la honorable situación de Emma, pero ella de inmediato se sintió impresionada con su personalidad y sentido moral. Salieron durante varios meses, mientras José trabajaba para mejorar su situación económica. Isaac y Elizabeth Hale se opusieron a la relación, desaprobando las actividades religiosas de José y su trabajo para Josiah Stowell, quien había contratado a José para que le ayudara a excavar y buscar una supuesta plata española perdida en la región. Emma y José se fugaron para casarse el 18 de enero de 1827 a South Bainbridge, Nueva York, y luego se fueron a vivir con la familia Smith. Regresaron a Pensilvania en diciembre de 1827 para vivir cerca de su familia y trabajar en la traducción del Libro de Mormón.
Emma dio a luz a un bebé, que falleció poco después de nacer el 15 de junio de 1828, cuando ella misma casi fallece. En septiembre de 1830, ella y José se mudaron a Fayette, Nueva York, para vivir con la familia Whitmer. Emma dejó el valle Susquehanna y a la familia Hale por última vez, para nunca más volver a ver a sus padres ni a muchos otros parientes. Con el tiempo da a luz a nueve hijos y adopta a dos más, cuatro de los cuales fallecieron al nacer o poco después, y dos que fallecieron siendo menores de tres años.
Servicio en la Iglesia
Emma fue bautizada en la Iglesia de Cristo por Oliver Cowdery en Colesville, Nueva York, el 28 de junio de 1830, poco después de que se organizara la Iglesia. Una multitud revoltosa se reunió y retrasó la confirmación de Emma; José fue arrestado y encarcelado con acusaciones de alteración del orden público. Cuando José regresó a Harmony, recibió una revelación para Emma, que ahora se conoce como Doctrina y Convenios 25, en la que se le llama “una dama elegida” y se le insta a consolar y a apoyar a José en sus aflicciones. Además, se le encomendó actuar como escriba de José, para explicar las Escrituras, para exhortar a la iglesia y para coordinar la publicación de música sacra en el himnario.
Emma ya había ayudado a José como escriba durante las primeras etapas de la traducción del Libro de Mormón. Pronto empezó a seleccionar los himnos para cantarse en las reuniones de la Iglesia, trabajando con W. W. Phelps para imprimir algunos de ellos en 1832, en los periódicos de la Iglesia en una época en la que por lo general el clero masculino asumía la responsabilidad de la selección de himnos. El primer himnario Santo de los Últimos Días se imprimió en Kirtland en 1835 bajo el nombre de Emma Smith.
Emma sirvió a los necesitados: en Kirtland, ella y Elizabeth Ann Whitney coordinaron fiestas para los pobres, y en Nauvoo, ella abrió su casa a los enfermos, huérfanos y sin hogar. Como la “dama elegida”, presidió la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo desde su fundación en 1842 hasta 1844, ofreciendo ayuda a los nuevos inmigrantes y a las familias indigentes. Sin embargo, su servicio en la Sociedad de Socorro, logró mucho más que obras de beneficencia. Como presidenta, Emma enseñó doctrina a las mujeres, administró las cédulas de miembro y defendió públicamente los principios de la pureza moral. Emma fue la primera mujer en recibir las ordenanzas del templo; ella entonces inició a otras mujeres en esos ritos sagrados. Como la primera dama de Nauvoo, fue anfitriona de diplomáticos en su casa, apareció en público con José en acontecimientos cívicos y de la comunidad, e hizo peticiones políticas a favor de la Iglesia y de su esposo.
La relación con José
A pesar de las dificultades de la pobreza, del desplazamiento y de la persecución, Emma y José mantuvieron un amor profundo y un vínculo afectuoso entre ellos. Su matrimonio hizo frente a desafíos inusuales debido a las penurias que provinieron de fundar y dirigir la Iglesia. Juntos sobrellevaron la quiebra económica y las amenazas contra la vida de José en Kirtland, Ohio; la persecución de los miembros de la Iglesia en Misuri; y la separación impuesta debido al encarcelamiento de José en la cárcel de Liberty. Su correspondencia revela no solo sus circunstancias difíciles, sino su compromiso mutuo. “Mi corazón está enlazado con el tuyo para siempre jamás”, José le escribió a Emma en 18383. Emma le escribió en la cárcel de Liberty en 1839: “Todavía vivo y sigo dispuesta a sufrir más, si es la voluntad del buen cielo que lo haga por causa tuya”4.
A Emma le costó mucho aceptar el principio del matrimonio plural. José Smith introdujo la práctica con cuidado y paulatinamente, casándose con muchas esposas más, a cada una de las cuales hizo la promesa de mantener confidencial su participación. Se sabe poco acerca de lo que Emma sabía y de lo que sentía acerca de esos matrimonios, algunos de las cuales implicaban compromisos en esta vida mientras que otros suponían compromisos solo en la vida venidera. No obstante, es evidente que José ocultó que Emma supiera de algunas de esas relaciones. Cuando él le compartió información limitada, a ella le resultaba difícil, por lo que, con el tiempo, cambió su perspectiva y apoyo. A principios de 1843, Emma pareció haber aceptado el matrimonio plural, y accedió y fue testigo personal de los matrimonios de José con cuatro mujeres. Pero en julio, su actitud hacia la práctica había cambiado otra vez, y quemó una copia del manuscrito de la revelación del matrimonio plural que ahora se encuentra en Doctrina y Convenios 132. No hay ningún registro de que José se casara nuevamente después del otoño de 18435.
Emma rara vez habló sobre esta práctica después de la muerte de José. Tras su muerte en 1879, sus hijos publicaron una transcripción de una entrevista en la que ella supuestamente negó que José alguna vez haya autorizado el matrimonio plural6. A pesar de la agitación religiosa y emocional sobre esta práctica, Emma mantuvo un profundo amor por José. En junio de 1844, justo antes de la muerte de su esposo, Emma escribió: “Deseo con todo mi corazón honrar y respetar a mi esposo como el cabeza de mi hogar, ser siempre merecedora de su confianza y al trabajar al unísono con él, conservar el lugar que Dios me ha concedido a su lado”7.
Años más tarde
El fallecimiento de José Smith el 27 de junio de 1844, provocó una terrible agitación para Emma. Además de llorar la pérdida de su esposo, estaba embarazada de su último hijo. La falta de un testamento legal colocó a la Iglesia y a la familia de Emma en condiciones financieras inciertas. Hubieron desacuerdos entre Emma y Brigham Young, Presidente del Cuórum de los Doce Apóstoles, sobre el punto en el que tanto la familia Smith como la Iglesia tenían derecho a las propiedades que estaban a nombre de José y que eran responsables de sus deudas. Cuando la mayoría de los santos partieron hacia la Gran Cuenca en 1846, Emma permaneció en Nauvoo, reclamando la Mansión de Nauvoo, y todo lo que podía para el sostén de sus hijos.
El 23 de diciembre de 1847, Emma se casó con Lewis C. Bidamon, un residente de Nauvoo que no era mormón. En 1860, Emma se afilió a la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (que más adelante adoptó el nombre de Comunidad de Cristo). Su hijo Joseph Smith III llegó a ser presidente de la Iglesia reorganizada cuando fue fundada en 1860, con su hermano Alexander Hale Smith como su consejero.
Aunque Emma seguía distanciada de Brigham Young y de los Santos de los Últimos Días de Utah, mantuvo su creencia en la función profética de José Smith y en la verdad divina del Libro de Mormón. “Es mi creencia de que el Libro de Mormón es de autenticidad divina, no tengo la menor duda de ello”, testificó en una entrevista que dio en los últimos años de su vida8. Emma Hale Smith Bidamon falleció en Nauvoo el 30 de abril de 1879 y está sepultada junto a José. Su nombre y personalidad han sido tanto reverenciados como malentendidos en la memoria de los Santos de los Últimos Días, pero sus hechos e influencia no se pueden borrar.
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