“El Templo de Kirtland”, Temas de la historia de la Iglesia
“El Templo de Kirtland”
El Templo de Kirtland
En una revelación de agosto de 1833, el Señor mandó a los Santos de los Últimos Días de Kirtland, Ohio, que dieran “principio a la obra de proyectar y preparar el comienzo y fundación de la ciudad de la estaca de Sion, aquí en la tierra de Kirtland, principiando por mi casa”1. Durante los tres años siguientes, los Santos consagraron gran parte de su tiempo y talentos a edificar la Casa del Señor, posteriormente conocida como el Templo de Kirtland2.
La Primera Presidencia de aquel momento, constituida por José Smith, Sidney Rigdon y Frederick G. Williams, vio el edificio en una visión en 1833 y presidió la ceremonia de la colocación de la piedra angular del templo el 23 de julio. El diseño que les había sido revelado incluía un interior de 17 metros de ancho por 20 metros de largo con un salón de asambleas amplio en la primera planta para la administración de la Santa Cena, predicar, ayunar y orar, y otro salón amplio en la segunda planta destinado a ser una escuela para los élderes. El exterior recordaba el estilo protestante de Nueva Inglaterra, pero el interior presentaba características únicas, en particular la disposición de dos series de cuatro gradas de púlpitos en cada uno de los extremos del salón de asambleas para que se sentaran las presidencias del Sacerdocio de Melquisedec y el Sacerdocio de Aarón3.
Una cantera de piedra caliza situada a pocos kilómetros del templo suministró la piedra de las paredes, y un aserradero construido y operado gracias al servicio consagrado de los Santos proveyó la madera para el interior. Carpinteros diestros como Jacob Bump, Truman Angell y Brigham Young aplicaron su ingenio para embellecer el edificio. Los niños reunieron pedazos de loza y porcelana para mezclarlas con el estuco para el acabado del exterior del templo4.
En los meses de enero y febrero, según se aproximaba la finalización del templo, José Smith se reunió en el interior de la estructura con poseedores del sacerdocio a fin de preparar la dedicación. Los hombres allí reunidos oraron juntos, tuvieron manifestaciones espirituales, participaron de la Santa Cena y tomaron parte en rituales sagrados como las ceremonias del lavamiento y la unción. El 21 de enero de 1836 José Smith recibió una visión de la gloria celestial que ahora se halla en Doctrina y Convenios 137.
Los Santos se reunieron el 27 de marzo de 1836 para dedicar el templo, participar de la Santa Cena y escuchar varios sermones. José Smith ofreció una oración dedicatoria que había recibido por revelación (D. y C. 109), tras lo cual los Santos ofrecieron el Grito de Hosanna y cantaron “El Espíritu de Dios”, un himno cuya letra William W. Phelps escribió para la ocasión. La oración dedicatoria, el Grito de Hosanna y el himno de Phelps se convirtieron en elementos habituales de los servicios dedicatorios de sucesivos templos de los Santos de los Últimos Días5.
Durante la ceremonia de dedicación, y en reuniones que tuvieron lugar en las semanas siguientes, los Santos de los Últimos Días experimentaron una efusión dramática del Santo Espíritu y eventos espirituales de carácter notable en el interior del templo, cumpliéndose así la promesa hecha en revelaciones anteriores por la que el Señor iba a “investir [a los Santos] con poder de lo alto”6. En particular, José Smith y Oliver Cowdery tuvieron una visión de Jesucristo y de varios profetas del Antiguo Testamento, la cual dio comienzo al recogimiento mundial de Israel y a la restauración de la plenitud del poder para sellar7.
El templo sirvió de centro de adoración para los Santos, acogiendo en su interior reuniones dominicales, de oración y de ayuno. Los líderes de la Iglesia y los misioneros se reunían para estudiar temas como lectura, redacción, historia y geografía. La última sesión de la escuela de los profetas de Kirtland (también llamada escuela de los élderes) tuvo lugar en este templo8.
Una crisis económica afectó a los Santos de Kirtland un año después de la dedicación del templo9, y una facción de líderes de la Iglesia enojados, dirigidos por el disidente Warren Parrish, intentó adueñarse del edificio. Meses más tarde, un conocido pirómano intentó incendiarlo. Las amenazas de violencia y otros problemas obligaron a los líderes de la Iglesia y a muchos Santos a abandonar Ohio e irse a Far West, Misuri. Los relativamente pocos Santos que permanecieron en Kirtland siguieron adorando y congregándose en el templo10.
Tras la muerte de José Smith en 1844, la mayoría de los miembros de la congregación de Kirtland se unieron a la “Nueva Organización”, un movimiento que con el tiempo llegó a convertirse en La Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dirigida por el hijo de José, Joseph Smith III. En 1880, un tribunal reconoció a los herederos de José Smith como los propietarios del edificio y dos décadas más tarde la Iglesia RSUD —luego llamada Comunidad de Cristo— se garantizó el derechos sobre la propiedad mediante una disposición judicial de uso continuado conocida como posesión adversa. La Comunidad de Cristo ha cuidado del edificio desde entonces11.