“Legislación antipoligamia”, Temas de la historia de la Iglesia
“Legislación antipoligamia”
Legislación antipoligamia
En una conferencia especial efectuada en agosto de 1852, los líderes de la Iglesia reconocieron públicamente por primera vez que muchos Santos de los Últimos Días en el territorio de Utah practicaban lo que ellos llamaban matrimonio plural, el matrimonio de un hombre con más de una mujer, lo que a menudo se designa como poligamia1. El anuncio público confirmó los rumores que circulaban y causó consternación e indignación entre muchos estadounidenses.
Los políticos se dispusieron a dar fin a esa práctica. Los Santos de los Últimos Días alegaban que la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos protegía el matrimonio plural al defender el privilegio del “libre ejercicio” de la religión2. Los periodistas y los novelistas alimentaron el sentimiento de repudio a la poligamia mediante historias exageradas de mujeres mormonas esclavizadas y abusadas3.
En 1856, el Partido Republicano incluyó en su plataforma la abolición de los “dos vestigios de la barbarie”: la esclavitud y la poligamia4. Seis años después, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la ley Morrill para la erradicación de la poligamia: una ley que castigaba la bigamia (definida como el casarse sin haberse divorciado de un cónyuge vivo) con una multa y cinco años de prisión. Sin embargo, la Guerra Civil estadounidense fue el centro de las preocupaciones de la mayoría de los estadounidenses en los años siguientes, por lo que la nueva ley prácticamente no entró en vigor. Los Santos de los Últimos Días continuaron argumentando que las leyes antipoligamia violaban sus derechos religiosos.
El Congreso aprobó en 1874 la Ley Poland, que reforzaba la aplicación de la Ley Morrill al otorgar a los jueces federales jurisdicción sobre los juicios por poligamia en Utah y permitía a esos jueces elegir a los miembros del jurado. En 1879, la Primera Presidencia de la Iglesia ayudó a llevar el caso de George Reynolds, un Santo de los Últimos Días polígamo, ante la Corte Suprema de los Estados Unidos a fin de poner a prueba la constitucionalidad de la legislación antipoligamia. Muchos santos confiaban en que la Corte defendería la garantía de la Primera Enmienda en cuanto al libre ejercicio de la religión; pero la Corte dictaminó en contra de Reynolds, declarando que, aunque la Primera Enmienda protegía las creencias religiosas, no protegía la práctica religiosa5.
Muchos Santos de los Últimos Días actuaron en desobediencia civil, sosteniendo que la práctica del matrimonio plural se hacía para cumplir con un mandamiento de Dios. Mediante nuevas leyes, el Gobierno federal intensificó su resistencia: la Ley Edmunds de 1882 castigaba la cohabitación ilegal con una multa o seis meses de cárcel, entre otras cosas; y la Ley Edmunds-Tucker de 1887 incrementaba las penalizaciones contra quienes vivieran en matrimonio plural y contra la Iglesia misma, privaba del derecho al voto a las mujeres en Utah y expropiaba a la Iglesia de propiedades cuyo valor excediera los 50 000 dólares6.
La redada
En el transcurso de la década de 1880, los alguaciles de Estados Unidos aumentaron sus esfuerzos por implementar las leyes antipoligamia. Las familias objeto de persecución por parte de las autoridades federales se referían a este período como “la redada”; ellos buscaban refugiarse en la “clandestinidad”, que consistía en una red de viviendas seguras que permitía evadir el arresto a los perseguidos por la ley.
La redada ocasionó un gran trastorno tanto a las familias que practicaban la poligamia como a la mayoría de la comunidad de Utah. Muchos esposos fueron encarcelados o se vieron forzados a partir al exilio, dejando a sus esposas e hijos a cargo de las granjas o los negocios. Se produjo una recesión económica en todo el territorio. Las nuevas esposas plurales tenían que vivir apartadas de sus esposos y solo unos pocos sabían de sus matrimonios hechos en secreto. Con frecuencia, las mujeres embarazadas elegían ocultarse, a veces en regiones apartadas, para no correr el riesgo de ser citadas a testificar en un tribunal de justicia en contra de sus esposos. Los hijos vivían con el temor de que sus familias se desintegraran o que se les obligase a testificar en contra de sus padres. Algunos hijos se ocultaron y asumieron otra identidad. Otros estuvieron meses sin poder ver a sus padres o familiares. Muchas familias emigraron hacia Canadá o México para poder permanecer juntos7.
La redada también obstaculizó la administración de la Iglesia. Entre 1885 y 1889, la mayoría de los Apóstoles, presidentes de estaca y otros líderes de la Iglesia se hallaban escondidos o en prisión, y muchos aspectos del gobierno de la Iglesia se vieron restringidos seriamente. El Manifiesto que expidió Wilford Woodruff en 1890 efectivamente puso fin a estos desafíos y con el tiempo condujo al cese de los matrimonios plurales8.
Temas relacionados: Matrimonio plural en Utah, Instituciones legales y políticas de Estados Unidos