“Investidura de poder”, Temas de la historia de la Iglesia
“Investidura de poder”
Investidura de poder
Una revelación que recibió José Smith en 1831 mandaba a todos los miembros de la Iglesia a “[ir] a todas las naciones” y congregar Israel. El Señor prometió que antes de ser “enviados”, ellos serían “investidos con poder de lo alto”1. Esa investidura prometida abarcaba varios acontecimientos que ocurrirían a principios de 1836; entre ellos un período similar al de Pentecostés, en el marco de la dedicación de la Casa del Señor en Kirtland, Ohio. Aunque José Smith presentaría posteriormente una ordenanza del templo que también se llamaría la investidura, la frase “investidura de poder” se asocia a menudo con el derramamiento de dones espirituales y la restauración de llaves del sacerdocio en Kirtland2.
La expresión “investidos con poder” aparece en Lucas 24, cuando Jesucristo da su encargo final a Sus discípulos de predicar entre todas las naciones. Los discípulos debían comenzar en Jerusalén, donde serían “investidos con poder de lo alto”3. Muchos cristianos entendieron esa promesa como referida a los dones del Espíritu, y que se cumplió por primera vez el día de Pentecostés, tal como está registrado en Hechos 24.
Una revelación adicional que recibió José Smith en Kirtland indicaba que la investidura de poder requería una asamblea solemne en la Casa del Señor5. José Smith y los santos de Kirtland se sacrificaron para terminar de edificar el Templo de Kirtland y se prepararon espiritualmente para la investidura. Parte de esta preparación comprendía lavamientos y unciones ceremoniales, que simbolizaban la purificación de sus corazones que les permitiría tener comunión con el cielo. Pocos meses antes de la dedicación del templo, William W. Phelps escribió: “Nos estamos preparando para hacernos limpios, limpiando primeramente nuestros corazones, abandonando nuestros pecados, perdonando a todos… vistiendo ropa decente, ungiendo nuestras cabezas y guardando todos los mandamientos”6.
Durante los servicios dedicatorios del 27 y 31 de marzo de 1836, y durante la asamblea solemne del 30 de marzo, José Smith y otros relataron haber presenciado gloriosas manifestaciones espirituales, como visiones celestiales y el hablar en lenguas7. El 3 de abril, José Smith y Oliver Cowdery tuvieron una visión de Jesucristo y fueron visitados por varios profetas bíblicos8. Refiriéndose a estas experiencias como “ciertamente un Pentecostés y una investidura”, José enseguida envió a Hebert C. Kimball y a otros a las primeras misiones en el extranjero de la historia de la Iglesia9.