“La Palabra de Sabiduría (D. y C. 89)”, Temas de la historia de la Iglesia
“La Palabra de Sabiduría (D. y C. 89)”
La Palabra de Sabiduría (D. y C. 89)
José Smith recibió una revelación en 1833 llamada la Palabra de Sabiduría, actualmente canonizada como Doctrina and Convenios 89. La revelación es bien conocida en la actualidad por establecer las ampliamente reconocidas prácticas SUD de abstenerse de consumir alcohol, tabaco y drogas, así como té y café1.
Contexto de la revelación
La Palabra de Sabiduría apareció en un momento de intenso debate público sobre la salud del cuerpo en general y el consumo de alcohol en particular. En los Estados Unidos muchos adultos de la década de 1830 se habían criado en familias donde se consumían bebidas alcohólicas con el desayuno, el almuerzo y la cena. A muchos les preocupaban las consecuencias sociales y para la salud del aumento del consumo de alcohol. A comienzos de la década de 1810 los reformadores pidieron abstenerse de los licores fuertes; muchos de sus oyentes fueron más allá y se comprometieron a no tomar ninguna bebida alcohólica, incluida la cerveza. A la vez, algunos reformadores se manifestaron en contra de la práctica de mascar tabaco y recomendaron el consumo de café como sustituto del alcohol, puesto que el agua potable no siempre estaba disponible2.
En el contexto de este debate, Emma Smith consultó con su marido, pues le preocupaba el entorno de la escuela de los profetas. El mismo espacio que José utilizaba para anotar las revelaciones y trabajar en la traducción inspirada de la Biblia se usaba también como salón de clases, donde los asistentes solían fumar, mascar tabaco y escupirlo. José preguntó al Señor y recibió la Palabra de Sabiduría. Esta revelación sirvió para que los Santos sorteasen muchos de los problemas suscitados por los reformadores y también abordó las inquietudes específicas de Emma. La revelación decía que las “bebidas fuertes” y las “bebidas calientes no son… para el vientre”. Y tampoco lo era el tabaco, cuyo uso mejor era como hierba para el ganado enfermo3. Las fuentes indican con claridad que los primeros Santos de los Últimos Días entendían que “bebidas calientes” se refería al café y al té4. Algunos grupos, como los tembladores, desaconsejaban el consumo de carne, mientras que otros abogaban que no hubiese restricción alguna. La Palabra de Sabiduría adoptó una postura independiente al decir que el Señor ordenaba el consumo de carne con la condición de que se tomara “limitadamente”5. La Palabra de Sabiduría también abogaba por el consumo de granos y fruta.
La observancia de la Palabra de Sabiduría
Durante las dos generaciones siguientes los líderes de la Iglesia enseñaron la Palabra de Sabiduría como un mandamiento de Dios, pero toleraron diversos puntos de vista sobre hasta qué punto debía observarse estrictamente este mandamiento. Muchos Santos siguieron tomando café y té, y algunos mascaban tabaco. En el Territorio de Utah, los líderes de la Iglesia denunciaban la intoxicación pública y el consumo de güisqui, pero a menudo consentían el uso moderado de bebidas alcohólicas más suaves. Esta tolerancia dio tiempo a los Santos para que desarrollaran su propia tradición de abstenerse de consumir sustancias que crean dependencia.
Aun así, los líderes de la Iglesia anhelaban el momento en que se observara una norma más elevada. En las décadas de 1860 y 1870, Brigham Young pidió a los Santos que rechazaran el uso de té, café, tabaco y licor6. Se enseñaba a los niños de manera rutinaria a vivir la Palabra de Sabiduría mejor de lo que lo habían hecho sus padres. El resultado de esta enseñanza fue una generación más joven de Santos de los Últimos Días que había crecido observando la Palabra de Sabiduría y que fue capaz de ceñirse a la norma de la abstinencia plena.
Con el declive de la poligamia después de 1890, el mayor hincapié en la Palabra de Sabiduría se convirtió en la nueva distinción de los Santos de los Últimos Días. Los Santos sustituyeron el vino por agua en la Santa Cena a principios del siglo XX. En 1919 los Santos de los Últimos Días aclamaron una enmienda a la Constitución estadounidense que prohibía la producción y la venta de bebidas alcohólicas como una gran victoria para el género humano7. El Señor inspiró al presidente Heber J. Grant en 1921 a requerir de todos los Santos que se abstuvieran del alcohol, el tabaco, el café y el té para poder recibir una recomendación para el templo.
A medida que se generalizaba el consumo de alcohol y tabaco en los Estados Unidos, los Santos de los Últimos Días llegaron a ser conocidos por su renuencia persistente a beber y fumar, aun cuando muchos otros cristianos participaran en estas prácticas. Citando esta divergencia, los líderes de la Iglesia durante el siglo XX solían acudir a las estadísticas que mostraban que los Santos vivían más tiempo y padecían menos enfermedades graves como prueba de que quienes observan la Palabra de Sabiduría “correr[ía]n sin fatigarse, y andar[ía]n sin desmayar”8.
La Palabra de Sabiduría, dentro de este contexto inicial estadounidense, no anticipaba ni incluía de manera específica muchas de las sustancias que se han vuelto comunes desde entonces. Con el tiempo, los líderes de la Iglesia han hecho hincapié en los principios subyacentes de la revelación, como son el cuidar de la salud del cuerpo y evitar las sustancias que crean adicción, y en algunos casos han dado guía específica. Por ejemplo, la Palabra de Sabiduría prohíbe las drogas recreativas mientras que autoriza las que se expiden con receta médica. El uso de algunas sustancias, como la cafeína, queda a juicio de cada Santo y su prohibición no es un requisito para obtener una recomendación para el templo.
Los Santos de los Últimos Días consideran la Palabra de Sabiduría más que como un código de salud. Ceñirse a sus indicaciones no solo hace que puedan adorar en el templo sino que les brinda beneficios espirituales, incluso una mayor receptividad a la revelación personal.