“Sufragio de mujeres”, Temas de la historia de la Iglesia
“Sufragio de mujeres”
Sufragio de mujeres
En el siglo XIX, las oportunidades sociales y políticas de las mujeres en la mayoría de los países diferían considerablemente de las de los hombres. Por lo general, las mujeres no podían reclamar los mismos derechos que los hombres en el gobierno, la propiedad, la educación, el empleo y la custodia de los hijos. Quienes se postulaban a cargos y votaban en las elecciones eran casi exclusivamente hombres1. Sin embargo, cada vez más mujeres comenzaron a participar en la vida pública de los Estados Unidos. Ellas formaron sociedades de beneficencia o se unieron a estas, y se convirtieron en una fuerza significativa en los movimientos para fomentar la sobriedad y poner fin a la esclavitud.
En julio de 1848, más de 300 activistas sociales se reunieron en Seneca Falls, Nueva York, durante dos días de discursos y debates sobre cuestiones relacionadas con los derechos cívicos y religiosos de las mujeres. Al final de la convención, Elizabeth Cady Stanton presentó una Declaración de Sentimientos, un documento que precisaba las restricciones legales, económicas, educativas y sociales que sobrellevaban las mujeres y exigía que se les otorgara el derecho a votar2. Reuniones similares a la Convención de Seneca Falls dieron lugar a una campaña organizada por el derecho al voto, una causa conocida en ese momento como “sufragio femenino”.
Las mujeres Santos de los Últimos Días también habían ganado experiencia en la vida cívica tanto en Misuri como en Illinois. Esas mujeres habían solicitado indemnización al Gobierno luego de haber sufrido persecución en Misuri y habían iniciado la fundación de la Sociedad de Socorro de Nauvoo. En Utah, las líderes de la Sociedad de Socorro de estaca y de barrio alentaban a las mujeres a expresar su opinión3.
La oposición del Gobierno al matrimonio plural movilizó a las mujeres Santos de los Últimos Días a la acción política en la década de 18704. En la Sociedad de Socorro del Barrio 15 de Salt Lake, por ejemplo, la presidenta Sarah Kimball convocó a las mujeres para decidir cómo responder a la legislación federal antipoligamia que se estaba analizando. Bathsheba Smith agregó: “Le exigimos al gobernador el derecho a votar”5. Esas líderes creían que el sufragio femenino permitiría a los santos preservar sus matrimonios y su libertad religiosa. Sin darse cuenta de cuán profundas eran esas convicciones, algunos activistas antipoligamia razonaron que, si se les otorgaba el sufragio, las mujeres de Utah votarían para declarar ilegal la poligamia6.
En 1870, para sorpresa de la nación, la legislatura territorial de Utah estableció una ley que otorgaba el sufragio femenino, y las mujeres de Utah se convirtieron en las primeras en los Estados Unidos en emitir su voto en las elecciones municipales7. Las mujeres de Utah también se unieron a la campaña nacional por los derechos de las mujeres junto con las líderes a favor del sufragio, Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, aunque algunas dirigentes en las organizaciones nacionales pusieron reparos a la inclusión de las mujeres polígamas Santos de los Últimos Días8.
En 1887, el Gobierno federal revocó el sufragio femenino en Utah como parte de la Ley Edmunds-Tucker contra la poligamia. Decididas a recuperar todos sus derechos, las mujeres de Utah respondieron organizando la Asociación Territorial del Sufragio de Mujeres. Durante los siguientes ocho años, planearon eventos en pueblos y ciudades de Utah, enviaron miembros a las convenciones nacionales de derechos de las mujeres y presionaron a los legisladores territoriales para que volvieran a otorgarles su derecho al voto9.
En la convención constitucional de 1895 en Utah, los legisladores debatieron si debían incluir el sufragio femenino en su propuesta al Congreso de los Estados Unidos para obtener la condición de estado. Orson F. Whitney, quien más tarde llegó a ser Apóstol, apoyó enérgicamente el sufragio femenino. “El destino de la mujer es tener voz en los asuntos del Gobierno”, dijo. “Fue creada para ello; tiene derecho a ello”10. Los delegados de la convención votaron a favor del sufragio femenino y, cuando se le otorgó la condición de estado unos meses después, Utah se convirtió en el tercer estado de la Unión en extender la igualdad política a las mujeres. En 1920, las mujeres de los Estados Unidos obtuvieron el derecho al voto con la Decimonovena Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.
La expansión de los derechos al voto de las mujeres fuera de los Estados Unidos también comenzó en el siglo XIX. Varios países, territorios, estados y colonias comenzaron a introducir derechos al voto para algunas mujeres, generalmente aquellas que eran viudas, divorciadas, tenían propiedades o pagaban impuestos. En 1893, Nueva Zelanda se convirtió en la primera nación soberana en otorgar sufragio universal a las mujeres. Otros gobiernos otorgaron el sufragio femenino en el transcurso de los siglos XX y XXI. En fecha tan reciente como 2015, las mujeres de Arabia Saudita votaron por primera vez.
Los Santos de los Últimos Días, tanto hombres como mujeres, continúan participando en actividades cívicas y políticas y colaboran activamente en causas dignas para mejorar sus comunidades de acuerdo con las leyes de sus respectivos gobiernos.