“Amanda Barnes Smith”, Temas de la historia de la Iglesia
“Amanda Barnes Smith”
Amanda Barnes Smith
A Amanda Barnes Smith (1809–1886) se le conoce mayormente de los comienzos de la historia de los Santos de los Últimos Días por haber recibido la inspiración que la ayudó a atender a su hijo herido, Alma, hasta que sanó por completo, después de la masacre de Hawn’s Mill en 1838, en que los atacantes asesinaron a su esposo, Warren, y a otro de sus hijos, Sardius1.
Amanda nació en Becket, Massachusetts, un poblado que vio el nacimiento de otros de los primeros santos, entre ellos, el de Eliza R. Snow, el de Sarah Cleveland y el de Warren Smith, quien fuera el primer esposo de Amanda. Cada familia se mudó por separado a aldeas fronterizas de la “Reserva Occidental”, en lo que actualmente es Ohio. En 1826, Amanda se casó con Warren, y tuvieron cinco hijos2. Se unió a una congregación de los Discípulos de Cristo, que dirigían Sidney Rigdon y Orson Hyde. En 1831, Amanda y Warren se unieron a la Iglesia restaurada, debido a lo cual algunos familiares y habitantes del lugar los censuraron3. Luego, la familia Smith se trasladó a Kirtland, donde compró una propiedad y contribuyó a la Kirtland Safety Society [Sociedad de Seguridad Financiera de Kirtland] y a la edificación del templo. Cuando ocurrió la quiebra de la Kirtland Safety Society, perdieron sus tierras y bienes, y dejaron Ohio para sumarse a los santos en el condado de Caldwell, Misuri, en 1838. Durante el viaje, un populacho conformado por hombres armados detuvo a la familia y les exigió sus armas de fuego. El 30 de octubre, la familia Smith acampó en Hawn’s Mill; trágicamente, aquello sucedió en el momento en que se produjo el infame ataque de la chusma al asentamiento. Amanda, sus hijas Alvira y Ortencia, y su hijo Willard sobrevivieron ilesos al ataque, pero Warren —su esposo— y Sardius —uno de sus hijos— murieron. A Alma, su hijo menor, le destrozaron la cadera de un disparo. Desesperada, Amanda oró por ayuda y recibió inspiración que le indicaba cómo hacer una cataplasma y aplicarla sobre la herida. La coyuntura sanó de manera milagrosa y Alma se recuperó por completo.
Posteriormente a la masacre, Amanda y sus cuatro hijos sobrevivientes permanecieron en la zona, aunque lo habían perdido todo a manos del populacho. Ella y otras mujeres mormonas efectuaron reuniones de oración a diario, hasta que los opositores locales les prohibieron hacerlo4. Cada vez que los antimormones la amenazaban, Amanda defendía verbalmente a su familia. En contadas ocasiones, recibió ayuda de los del populacho, por ejemplo, un cerdo descuartizado “a manera de sacrificio en expiación por sus remordimientos” y luego, unos 22 kilos de harina. También le permitieron recuperar sus caballos —los que le habían hurtado— cuando ella y su familia se hubieron aprestado para dejar Misuri5.
La familia Smith se dirigió a Quincy, Illinois, donde Amanda se desempeñó como maestra de escuela. En 1839 se casó con Warren Smith (que no guardaba parentesco con su primer esposo). Se trataba de un hombre viudo que tenía cinco hijos. La familia ensamblada se trasladó a Nauvoo, donde Warren se desempeñó como herrero. Durante aquel tiempo, Amanda tuvo tres hijos más; sin embargo, el matrimonio fue de mal en peor cuando Warren empezó a maltratar a Amanda y a serle infiel, e incluso tuvo dos hijos con otra mujer. Ella lo dejó en diciembre de 1850, algunos meses después de su llegada a Utah. Años antes, Amanda se había sentido inspirada a sellarse a José Smith. Tras otorgar a Amanda el divorcio legal de Warren, Brigham Young actuó como representante en el sellamiento de Amanda a José Smith6.
A lo largo de toda su vida, Amanda tomó parte en numerosas actividades eclesiásticas y cívicas. Como miembro de la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo, Amanda se sumó a Emma Smith y Eliza R. Snow en 1842 a fin de presentar al Gobernador de Illinois una solicitud de protección para José Smith 7. En Salt Lake City, Amanda participó a inicios de 1854 en la Sociedad de Socorro para los indios, ayudando a los aborígenes de Norteamérica del lugar. Más adelante, prestó servicio como consejera en la presidencia de la Sociedad de Socorro de un barrio de Salt Lake City, de 1868 a 1879. Durante la década de 1870 y la de 1880, Amanda fue una activa defensora de la Iglesia y promotora del sufragio femenino8. Se le ha recordado como “una trabajadora infatigable… entre los pobres y los enfermos, atendiendo tanto sus necesidades espirituales como temporales”9.
Amanda pasó los últimos años de su vida en Salt Lake City, donde se le encomiaba por ser una “guerrera veterana de Sion”10. Se sentía muy complacida por la fidelidad de sus hijos. Debido a una parálisis, debió mudarse con su hija a Richmond, Utah, donde murió en 188611. Amanda describió su vida como una “escena salpicada tanto de gozo como de problemas. He bebido las heces del cáliz del pesar y la aflicción, así como he participado de las bendiciones del Dios omnisciente y misericordioso”12.