“Cuando soy débil, entonces soyfuerte”
Mi discapacidad física ha convertido mi vida en algo difícil y, en ocasiones, desalentador. Mis años de adolescente fueron especialmente duros porque me encontré con ciertos prejuicios desagradables. En mayo de 1989, cuando tenía 13 años, una escuela secundaria de mi cuidad rechazó mi solicitud por el simple hecho de tener un impedimento físico, el cual me confina a una silla de ruedas. Luego, durante mi primer año de secundaria, uno de mis maestros me dio una nota decepcionante y yo creí que era debido a mi incapacidad.
En aquel entonces no sabía cómo aceptar ese tipo de hechos desagradables; además, desconocía cómo dar gracias a mi Padre Celestial por las lecciones que éstos me enseñaban. Pero mediante la oración y el estudio de las Escrituras, he descubierto que puedo estar agradecido aun con estas aflicciones y, al mismo tiempo, ser bueno para con los que me rechacen y me desanimen.
Al leer las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 12:7–10, descubrí que él comparaba su propia adversidad con “un mensajero de Satanás que me abofetee”. Él oró para que el Señor le retirara su aflicción, pero en vez de eso se le dijo: “…Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.
Con el paso de los años, he sentido el ánimo de mi Salvador, lo que ha hecho que me diera cuenta de Su gran suficiencia sobre mis debilidades físicas.
El 27 de marzo de 1993 me gradué de la escuela secundaria con una mención honorífica y nuestro alcalde me ofreció un puesto de trabajo en el ayuntamiento. Mientras trabajaba, pude finalizar mis estudios de periodismo.
Nunca será fácil vivir con mi discapacidad física y mis aflicciones, pero sé que mediante la fe, la determinación y la inspiración del Señor, podré decir como dijo Pablo: “…cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10).
Garry Prudencio Fabros es miembro del Barrio Mandaluyong 1, Estaca Makati, Filipinas.