2002
Comprendamos nuestra naturaleza divina
febrero de 2002


Mensaje de las Maestras Visitantes

Comprendamos nuestra naturaleza divina

Lea lo siguiente con las hermanas a las que visite y analice con ellas las preguntas, los pasajes de las Escrituras, así como las enseñanzas de los líderes de la Iglesia. Comparta sus experiencias y su testimonio, e invite a las hermanas a las que enseñe a hacer lo mismo.

Presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia

“La nueva declaración de la Sociedad de Socorro comienza así: ‘Somos hijas espirituales de Dios amadas por Él’. El ser hija de Dios significa que ustedes son progenie de la Deidad, descendientes literales de un Padre Celestial, que han heredado un potencial y atributos divinos. El ser hija de Dios también significa que han nacido de nuevo, que han sido cambiadas de un ‘estado carnal y caído, a un estado de rectitud’ [Mosíah 27:25]… El ser hija de Dios significa que si buscan su verdadera identidad podrán encontrarla; sabrán quiénes son” (“Lo que significa ser una hija de Dios”, Liahona, enero de 2000, págs. 120, 123).

Mosíah 5:7

“…a causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él, porque he aquí, hoy él os ha engendrado espiritualmente; pues decís que vuestros corazones han cambiado por medio de la fe en su nombre; por tanto, habéis nacido de él y habéis llegado a ser sus hijos y sus hijas”.

D. y C. 138:38–39

El presidente Joseph F. Smith (1838–1918) vio en una visión la visita de Cristo al mundo de los espíritus mientras Su cuerpo estaba en la tumba: “Entre los grandes y poderosos que se hallaban reunidos en esa numerosa congregación de los justos estaba nuestro padre Adán, el Anciano de Días y padre de todos,

“y nuestra gloriosa madre Eva, con muchas de sus fieles hijas que habían vivido en el curso de las edades y adorado al Dios verdadero y viviente”.

Presidente Gordon B. Hinckley

“La mujer es la creación suprema de Dios. Únicamente después de que la tierra hubo sido formada… y después de que el hombre hubo sido puesto sobre la tierra, se creó a la mujer; y fue sólo entonces que se dijo que la obra se había terminado y que era buena.

“De todas las creaciones del Todopoderoso, no hay ninguna que sea más bella, ninguna que sea más inspiradora que una bella hija de Dios que vive una vida virtuosa, con el entendimiento de por qué debe hacerlo, que honra y respeta su cuerpo como algo sagrado y divino, que cultiva su mente y que constantemente ensancha el horizonte de su inteligencia, que nutre su espíritu con verdad sempiterna” (“Our Responsibility to Our Young Women”, Ensign, septiembre de 1988, pág. 11).

“Vivan conforme a la magnífica herencia que el Señor Dios, nuestro Padre Celestial, les ha conferido. Elévense por encima del polvo del mundo, amparadas en el conocimiento de que son hijas de Dios con un derecho divino. Caminen a la luz del sol con la cabeza en alto sabiendo que se les ama y honra, que son parte de Su reino y que hay para ustedes una gran tarea que no puede delegarse a nadie” (véase “Vivid conforme a vuestra herencia”, Liahona, enero de 1984, pág. 144).

  • ¿Qué podría hacerle olvidar que usted es una hija de Dios?

  • El saber que es una hija de Dios con potencial divino, ¿qué efecto surte en las decisiones que tome? ¿Cómo influye ese conocimiento en su relación con Dios y con los demás?