Nos Hablan Nuestros Profetas Y Apóstoles
Los templos
Los templos son los lugares de adoración más sagrados de la tierra. Cada uno de esos edificios es literalmente la casa del Señor, donde Él y Su Espíritu pueden morar, adonde Él puede ir, o enviar a otras personas, a conferir bendiciones del sacerdocio y a dar revelación a Su pueblo.
El élder John A. Widtsoe (1872–1952), del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: “Yo creo que la persona que está siempre ocupada en la granja, en el taller, en la oficina o en el hogar, y que tiene problemas y preocupaciones, puede encontrar mejor y más rápida solución a sus dificultades en la casa del Señor que en cualquier otro lugar… [pues] en los momentos más inesperados, dentro o fuera del templo, le vendrá, como una revelación, la solución de los problemas que le atormentan” (“Temple Worship”, Utah Genealogical and Historical Magazine, abril de 1921, págs. 63–64).
En todas las épocas, se han construido templos para adorar a Dios. Moisés construyó un tabernáculo en el desierto, una especie de templo portátil, para los hijos de Israel; en Jerusalén, Salomón edificó un templo de gran magnificencia; los nefitas también edificaron templos santos; José Smith (1805–1844) los edificó también en Kirtland y en Nauvoo; y profetas posteriores han edificado templos por todo el mundo. Todos éstos se construyeron bajo la dirección y revelación de Dios.
Los judíos han esperado el regreso de Elías el Profeta a la tierra, de acuerdo con lo prometido por Malaquías. Todos los años, al celebrar la Pascua, muchos de los hogares judíos abren una puerta para que Elías el Profeta entre y participe del banquete.
El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972) dijo: “El tercer día de abril de 1836, dentro de las paredes de su hogar durante la fiesta de la Pascua, el pueblo judío abrió sus puertas para que entrara Elías el Profeta. Él sí entró precisamente ese día, pero no en una casa judía para celebrar la Pascua con ellos, sino que se apareció en la casa del Señor” (en Conference Report, abril de 1936, pág. 75).
En Kirtland el Señor dio la siguiente revelación al profeta José: “Y si mi pueblo me edifica una casa en el nombre del Señor, y no permite que entre en ella ninguna cosa inmunda… mi gloria descansará sobre ella.
“…y mi presencia estará allí, porque vendré a ella; y todos los de corazón puro que allí entren verán a Dios” (D. y C. 97:15–16).
Es cierto que allí algunos en realidad han visto al Señor, pero otros significados de la palabra ver nos muestran que este pasaje de las Escrituras también significa que podemos llegar a conocerle y comprender Su obra mejor cuando estamos en el templo.
El profeta José Smith dijo que la razón principal para el recogimiento de los judíos o del pueblo de Dios en cualquier época es “edificar una casa al Señor, en la cual podría revelar a Su pueblo las ordenanzas de Su casa y las glorias de Su reino, y enseñar a la gente el camino de la salvación” (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 376).
Adaptado de un discurso de la conferencia general de octubre de 1990.