Para Ser Más Como Cristo
Seamos honrados
Tanto en la Primaria como en casa, siempre me han enseñado que debo ser honrado. No debemos tomar lo que no nos pertenece y debemos devolver el cambio cuando nos dan de más en la tienda; y siempre debemos decir la verdad, aunque nos puedan castigar.
Un día, cuando tenía nueve años, estaba esperando a mi madre en el patio de la escuela y vi en un banco un monedero con dinero.
Pensé en lo que debía hacer. Mi madre trabaja mucho para cuidar de mis dos hermanas y de mí, pero las cosas no iban muy bien en casa. Pensé en lo que podía comprar.
Entonces empecé a preocuparme por la persona que había perdido el dinero y en la mucha falta que le haría. Me senté y esperé porque sabía que volvería por él.
Pasado un tiempo apareció una mujer muy preocupada que me preguntó: “¿Has encontrado un monedero?”.
Yo le respondí: “¿Es éste?”.
Estaba tan contenta que me abrazó y me dio las gracias una y otra vez.
En ese entonces ni siquiera pensé en por qué había tomado la decisión de ser honrado, pero cuando se lo conté a mi madre, ella me dijo que fueron los susurros del Espíritu Santo y que yo había escuchado Su voz dulce y apacible.
Me siento agradecido por haber aprendido a ser honrado.
Rudinei Antonio Fernandes Filho, de 11 años, es miembro del Barrio Mangalot, Estaca Pirituba, São Paulo, Brasil.