2012
Aprende tu deber
Agosto de 2012


Clásicos del Evangelio

Aprende tu deber

Joseph B. Wirthlin nació el 11 de junio de 1917 en Salt Lake City, Utah. Se lo sostuvo en el Quórum de los Doce Apóstoles en 1986. El siguiente extracto es de un discurso que dio en la conferencia general del 5 de octubre de 1980, como miembro del Primer Quórum de los Setenta. Para consultar el texto completo, véase Liahona, febrero de 1981.

Élder Joseph B. Wirthlin

El deber nos recuerda que somos mayordomos de todo lo que nuestro Creador nos ha confiado.

A la mayoría de nosotros no nos molesta hacer lo que debemos hacer cuando no interfiere con lo que queremos hacer, pero se requiere disciplina y madurez para hacer lo que debemos aun cuando no queramos hacerlo. Con demasiada frecuencia el deber es lo que uno espera de otros y no lo que uno hace. Lo que la gente piensa, cree y proyecta son cosas de mucha importancia, pero lo que hace es lo que más vale. Es un llamado a desechar el egoísmo y pensar en el bien de todos.

Siempre debemos tener presente que el deber nos recuerda que somos mayordomos de todo lo que nuestro Creador nos ha confiado. Cuando aceptamos los deberes con buena disposición y fidelidad, encontramos felicidad. Aquellos que hacen de la felicidad el objetivo principal de la vida seguramente fracasarán, porque la felicidad es un resultado más bien que un fin en sí mismo. La felicidad viene cuando uno cumple con su deber y cuando uno sabe que su vida está en armonía con Dios y con Sus mandamientos…

Todo hombre y mujer en la historia del mundo que ha tenido éxito ha sabido cuál era su deber y ha tenido el deseo firme de cumplirlo. El Salvador tenía un perfecto sentido del deber, y aun cuando lo que se requería de Él sobrepujaba los límites de la capacidad humana, Él se sometió a la voluntad de Su Padre y cumplió con Su divino deber al expiar los pecados del género humano.

José Smith fue fiel a su llamamiento y cumplió con su deber incluso frente a una persecución severa y a costa de un enorme sacrificio personal. Él perseveró, soportó y llevó a cabo la restauración del evangelio verdadero de Jesucristo…

El presidente Spencer W. Kimball [1895–1985] ha aceptado la comisión de llevar el Evangelio a los extremos de la tierra. Él cumple fielmente con su deber y es un maravilloso ejemplo para nosotros en todo lo que hace para propagar el Evangelio de amor. El resultado de ello es una Iglesia que se extiende por todo el mundo en cumplimiento de las profecías de los últimos días.

Estos grandes hombres… pudieron haber escogido un camino más fácil que el que les marcaba su deber; pero no lo hicieron. Ciertamente su deber no siempre los llevó a la comodidad ni a la conveniencia ocasional; su deber frecuentemente representaba gran sacrificio y dificultades personales, pero aun así, el deber escogieron y el deber cumplieron.

La vida nos exige que cumplamos con muchos deberes, algunos rutinarios, otros de mayor significado e importancia. Una parte integral del deber es dar un buen ejemplo y aprovechar toda oportunidad para fortalecer a otras personas en el camino cuesta arriba de la vida. Eso se puede hacer con una palabra de ánimo, un halago, un apretón de manos o cualquier otra muestra de afecto. Y es necesario que recordemos que al aprender bien nuestros deberes en la tierra, también nos estamos preparando para el cumplimiento de deberes eternos…

La necesidad absoluta de cumplir nuestros deberes en casa, en la Iglesia, en nuestro trabajo diario y también para con nuestro amado país… la ha expresado vívida y hermosamente el gran Maestro Jesucristo. Él declaró:

“Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da buen fruto.

“Porque cada árbol se conoce por su fruto, pues no se recogen higos de los espinos, ni se vendimian uvas de las zarzas.

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca el bien; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca el mal; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

“¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

“Todo aquel que viene a mí y oye mis palabras y las hace, os enseñaré a quién es semejante:

“Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.

“Pero el que las oyó y no las obedeció es semejante al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra ella el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa” (Lucas 6:43–49).

“No os canséis de hacer lo bueno” (D. y C. 64:33) mis hermanos y hermanas. El ser fiel al cumplimiento del deber es una característica de los verdaderos discípulos del Señor y de los hijos de Dios. Sean valientes en el cumplimiento de sus deberes; no pierdan el paso; no fracasen en su tarea más importante: la de guardar su segundo estado. Sean fieles a su deber, porque eso los conducirá a Dios.

Les doy mi profundo y sincero testimonio de que ésta es la única manera de lograr la felicidad y de ayudar al reino a crecer y prosperar.

Ilustración fotográfica por Craig Dimond.