2012
Responder a preguntas en cuanto a nuestra religión
Agosto de 2012


Responder a preguntas en cuanto a nuestra religión

Había sido miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sólo unos pocos días cuando en una conversación casual entre un grupo de amigos comenzamos a hablar de mi reciente conversión.

Algunos estaban intrigados, incluso fascinados. Algunos eran indiferentes. Una joven de mi edad sencilla e inflexiblemente se negaba a creer que yo era cristiano.

Era mi primer intento de explicar mis creencias a quienes no las compartían. Recuerdo que me sentí sumamente frustrado al tratar de penetrar una mente tan cerrada que por más que razonáramos no se quería abrir.

A medida que la Iglesia crece, afrontamos cada vez más escrutinio, como cualquier religión importante; y eso conducirá a más conversaciones cara a cara o en línea entre los miembros y sus familiares, sus amigos y sus colegas que no son de nuestra fe.

El tener en consideración algunos principios básicos puede ayudar a los miembros a responder preguntas o comentarios con mayor confianza.

Vivan su religión

Una de las grandes ventajas que los miembros fieles de la Iglesia tienen es que nuestra religión nos anima a “vivir nuestra religión”. Cuando nuestros amigos y colegas ven la conexión que existe entre lo que decimos y lo que hacemos perciben un aire de autenticidad.

Si la vida de un Santo de los Últimos Días es su mejor sermón, entonces nuestras conversaciones también deben ser abiertas, genuinas y entabladas con un sentimiento de amabilidad, aun cuando la gente haga preguntas inapropiadas o adopte un tono cínico. Nuestra afirmación de que somos seguidores de Jesucristo es más convincente cuando nuestras acciones están en armonía con nuestras creencias. Al responder a preguntas o a críticas, habrá ocasiones en que necesitaremos ser menos sensibles. También necesitaremos un buen sentido del humor.

En 2007, en una ceremonia de graduación de BUY–Hawai, el élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Si viven los principios del Evangelio [en vez de] sólo estudiarlos, esa combinación especial de conocimiento les permitirá sentirse cómodos y preparados para enseñar lo que saben que es verdad, en cualquier entorno”.

Creen el contexto

Cuando respondemos a preguntas o comentarios acerca de nuestra fe, es importante establecer cierto contexto desde un principio.

En lugar de sólo responder a una serie de preguntas al azar, podría ser útil tomar unos treinta segundos primero para establecer un fundamento. Eso puede ser algo tan simple como explicar que consideramos a Jesucristo nuestro Salvador y aceptamos las enseñanzas de la Biblia acerca de Su nacimiento, Su vida, Su ministerio, crucifixión y resurrección. También creemos que el mundo cristiano se alejó de las verdades que Jesús enseñó en la Biblia y que la Iglesia que Él estableció tenía que ser restaurada.

Exponer las creencias básicas de la Iglesia de ese modo establece un punto de referencia cuando la conversación derive hacia otros principios del Evangelio.

Establezcan una conexión

A medida que los miembros escuchan las preguntas, pueden discernir el principio del Evangelio al que se refiere la pregunta y asociar la respuesta con el Salvador.

Por ejemplo: ¿Por qué enviamos misioneros a países cristianos? Porque en Su época, Jesús envió a Sus mensajeros de dos en dos “por todo el mundo”; y nosotros hacemos lo mismo hoy en día. ¿Por qué vemos mal el hacer vida marital antes del matrimonio? Porque Jesús y Sus Apóstoles enseñaron la santidad del matrimonio y todo lo que lo acompaña.

No necesitamos argumentos seculares complicados y sofisticados cuando el principio según el cual tratamos de vivir viene del Hijo de Dios.

Compartan experiencias personales

No se trata de contestar las preguntas de sus amigos recitando respuestas memorizadas. El compartir experiencias sinceras y personales puede invitar al Espíritu a testificar y a hacer que el mensaje llegue al corazón del oyente.

Uno de los obstáculos más grandes que afrontamos al compartir nuestras creencias es el miedo a no tener una respuesta. Pocas personas de otras iglesias son expertas en su propia historia y doctrina, y los estudios demuestran que, en comparación, los Santos de los Últimos Días conocen bien su religión.

Cuando alguien pregunta algo acerca de la doctrina o la historia de la Iglesia que no sabemos, está bien decir: “No sé”. Pero todos podemos compartir experiencias personales para explicar cómo nos sentimos en cuanto a nuestra fe.

Si relatamos nuestras experiencias sobre la oración, el ayuno o la buena comunicación que existe en nuestra familia, esas experiencias no se pueden poner en duda. Son nuestras experiencias y nadie las comprende mejor que nosotros.

Sean conscientes de quiénes los escuchan

Algunas personas no se acercan a los miembros con preguntas porque tienen miedo de quedar atrapados en un sermón de media hora. Si ellos hacen una pregunta informal, sean sensibles a lo que a ellos les interese, aquello con lo que se sientan cómodos y con su nivel de entendimiento. Demostrar sensibilidad desde un principio puede hacer sentirse cómoda a la persona que siente curiosidad.

Comprendan que no se podrá tener la misma conversación con todas las personas debido a que cada una tendrá diferente formación religiosa, secular y de otro tipo.

Compartir lo que creemos

Los miembros de la Iglesia tienen la oportunidad sin precedente de ser una fuerza de bien para aclarar las ideas falsas en cuanto a lo que no somos y de aumentar la comprensión de los demás sobre quiénes somos y lo que creemos.

A medida que la gente sepa más acerca de las creencias de los Santos de los Últimos Días, puede que vean diferencias notables pero, sin embargo, es probable que encuentren afinidades inesperadas sobre las cuales se podrán establecer mejores relaciones.

El compartir experiencias personales puede ser una manera más eficaz de contestar preguntas que hacerlo con respuestas memorizadas.

Al contestar las preguntas de sus amigos, actúe con naturalidad. Con frecuencia, la razón por la que le hacen la pregunta es por la clase de persona que usted es.