Cómo alcanzar metas eternas
Tomado de un discurso pronunciado en la ceremonia de graduación de la Universidad Brigham Young-Idaho, el 11 de diciembre de 2004.
Me gustaría sugerir algunas de las metas más importantes de la vida que les traerán gozo a medida que cumplan su misión sobre la tierra; metas eternas que los ayudarán a regresar con honor a su Padre Celestial. Entre ellas están las siguientes:
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Casarse en el templo y establecer relaciones familiares eternas al lograr, mediante la oración, un equilibrio entre los muchos aspectos de la vida tales como la familia, el trabajo, la preparación académica, los pasatiempos y el esparcimiento.
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Vivir la religión de manera fiel y obediente, ser leales a los convenios bautismales y del templo, y siempre atesorar las cosas buenas de la vida.
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Mantener una perspectiva eterna y recordar que las cosas del reino son eternas mientras que las cosas del mundo son temporales o transitorias.
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Acordarse de prestar servicio dedicado a lo largo de la vida y siempre cuidar del necesitado que requiera del amor y el apoyo de ustedes y de los demás.
Éstas son metas de toda una vida que precisan concentración y tiempo para lograrlas. El fijarse estas metas no es suficiente; debemos establecer un plan para llevarlas a cabo.
Esta noche o mañana, mediten sobre lo que quieran lograr en su vida y sobre cuáles deberían ser sus metas. Tomen tiempo para anotarlas y repasarlas a lo largo de los próximos años. Después, tomen unas horas para pensar en lo que podrían hacer hoy, mañana, la semana que viene y los meses por delante para lograr esas metas.
¿Cómo eligen y definen esas importantes metas eternas? y, lo que es igual de importante, ¿cómo establecen un plan para lograrlas? Recuerden: el tiempo es el elemento esencial, y hasta crítico, de sus cálculos. En este momento puede parecerles que tienen una cantidad de tiempo indefinida para lograr las cosas eternas.
Es verdad que todo el mundo tiene tiempo; pero el solo hecho de que el tiempo pase no significa que estemos progresando.
“Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra” (Alma 34:32).
El secreto está en escoger sabiamente las actividades que nos ayudarán a lograr nuestras metas divinamente inspiradas y a tener la fortaleza de carácter y la convicción para ignorar aquello que podría desviarnos o privarnos de nuestro destino eterno.
Testifico que el tiempo que vivan sobre la tierra les alcanzará para completar su preparación y cumplir su misión en la vida si utilizan el tiempo sabiamente; y no hay mejor momento para hacerlo que ahora, en su juventud (véase Alma 37:35).