Voces de los Santos de los Últimos Días
Por favor, no toquen esa canción
Hace algún tiempo, mi familia y yo vivíamos en Veracruz, México, donde mis hijos asistían a la escuela primaria. Cada mañana, mientras ayudaba a mis tres hijos a prepararse para ir a la escuela, escuchábamos la radio, en la estación más popular de la ciudad, con un programa muy agradable dirigido por un joven locutor de radio.
Comenzamos a escuchar una canción muy pegadiza. Cuando empecé a prestar más atención a la letra, me di cuenta de que las cosas que decía, aunque no eran vulgares, eran sugestivas y ordinarias.
Con determinación les dije a mis hijos: “No podemos escuchar ese tipo de lenguaje”. Tal vez ni siquiera estuvieron prestando atención a la letra de la canción, pero sí prestaron la suficiente atención para tararear la melodía.
Vieron que bajé el volumen de la radio y me preguntaron qué estaba haciendo. “Voy a decirle al locutor de la radio que saque esa canción del programa”. Su asombro me llevó a tomar medidas adicionales.
Ellos no lo podían creer, ni yo, pero agarré el teléfono y llamé a la estación de radio. No esperaba que me atendieran, pero para mi sorpresa, el mismo locutor de radio que acabábamos de escuchar en el programa contestó mi llamada casi inmediatamente.
Le dije que no estaba de acuerdo con escuchar esa canción, ya que muchas familias sintonizaban la radio a esa hora de la mañana. Me preguntó qué sugeriría a cambio, pero su comportamiento fue tan educado que solamente le pedí que no tocara esa canción durante las horas que los niños estaban en casa.
Nunca supe si mi llamada salió al aire, pero me sentí agradecida de que el locutor me hubiese escuchado. Durante los días siguientes, noté que habían concedido mi petición.
Esa experiencia me confirmó que debemos ser valientes cuando está dentro de nuestras posibilidades el tomar decisiones y hacer lo necesario para proteger a nuestros hijos de las influencias negativas. Al hacerlo, el Espíritu Santo continuará siendo nuestro compañero constante.