“Una misionera me dio la bienvenida con una sonrisa. Pensé que era un ángel. Desde ese día mi vida ha cambiado. Ya han pasado 17 años, y todos los pensamientos de quitarme la vida han desaparecido. Hoy en día soy positiva. Cuando tengo cargas, las deposito en Dios; he aprendido a confiar en Él en todo. La vida es hermosa para mí”.