Voces de los Santos de los Últimos Días
La billetera perdida
Hace poco, me mudé a una nueva casa y pedí ayuda a algunos miembros de la Iglesia para un proyecto en mi casa. En mitad del proyecto, salí a comprar algunos materiales que necesitábamos para terminar. Después de terminar el proyecto, me di cuenta de que no tenía mi billetera. Me puse muy nervioso porque dentro de mi billetera estaban todos mis documentos personales, junto con el dinero que había recibido de un cliente esa mañana. Regresé por el mismo camino donde había hecho las compras, pero no tuve suerte. Volví a casa y busqué para ver si se me había caído en alguna parte, pero aun así, no la encontré. Empecé a considerar la posibilidad de que tendría que obtener copias nuevas de todos los documentos. Entonces, antes de salir de casa, un amigo me preguntó: “¿Ya oraste?”.
Inmediatamente pensé: “¡Claro que ya oré!”, pero en realidad no había orado con verdadera intención. En vez de eso, quería imponer mi voluntad a mi Padre Celestial y de alguna manera hacer que Su deber fuera el de ayudarme a encontrar mi billetera; pero entonces recordé la Escritura en Isaías 55:8: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová”.
El domingo fui a la capilla y un miembro que había estado conmigo el día anterior me dijo que había orado fervientemente al Padre Celestial para que yo pudiera encontrar mi billetera. Dijo que había tenido la sensación de que la encontraría. Más tarde, cuando me senté para mi estudio personal, empecé a leer Cómo obtener respuestas a nuestras oraciones, por el élder Gene R. Cook, miembro emérito de los Setenta. En la primera página se relataba una historia con un problema idéntico al mío: el hijo del élder Cook había perdido su billetera, por lo que la familia se reunió y oró al Señor para que pudieran encontrarla.
Después de leer sobre esa experiencia, puse en práctica lo que había aprendido y reuní a mi esposa e hijos. Formamos un círculo, y cada uno ofreció una oración para implorar al Señor que, si era Su voluntad, nos ayudara a encontrar la billetera.
Anteriormente ya había sido testigo del poder de la oración, pero después, al orar en privado, pedí al Padre Celestial que contestara nuestra oración para fortalecer la fe de mi esposa e hijos.
Al día siguiente, un hombre me llamó; dijo que había encontrado mi billetera, con el dinero. Lloré como un niño porque se dio respuesta a mi oración y la fe de mi familia se fortaleció.
Sé que el Padre Celestial, aun con tantos hijos a quienes atender, nos responde según Su tiempo y a Su manera.