Nuestro espacio
Dios nos da herramientas
Mi tío es artista y construye pequeños barcos de madera dentro de botellas de cristal. Construirlos lleva mucho tiempo, concentración y esfuerzo.
Un día vi todas sus herramientas y observé que cada una de ellas se utilizaba para trabajar un detalle o un acabado específico del barco. Mientras lo veía trabajar, me sorprendió ver cómo utilizaba las herramientas para fabricar esos barcos. Me recordó al relato de Nefi al construir un barco (véase 1 Nefi 17–18). Lo construyó conforme a la manera del Señor, no a la manera del hombre. Dios nos da herramientas para construir nuestros propios barcos a Su manera. Las Escrituras, la fe y el amor de Dios son herramientas que debo utilizar en mi propia vida para construir con esmero mi propio barco sin ninguna grieta. Cada día aprendo a ser discípula del Señor.
María Mercedes G., Monagas, Venezuela
Me sentía solo
Era una fría primavera en Dinamarca. Acababa de comenzar mi misión de tiempo completo y mi testimonio pasaba por dificultades. Me había convertido hacía solo diecinueve meses, y estaba lleno de inseguridades sobre cómo hacer frente a un país desconocido, un idioma que no sabía hablar y un laberinto de calles que no podía desentrañar. Mis oraciones, antes llenas de gratitud, pronto se convirtieron en amargas acusaciones: “Dios, ¿por qué me has dejado solo?”.
Una mañana le supliqué en oración, pero en lugar de preguntar “por qué” con ira en el corazón, imploré que me diera un testimonio de la veracidad del Evangelio y que se disiparan mis dudas.
Después de orar, abrí mi ejemplar de las Escrituras al azar y di con Deuteronomio 31:6: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará”.
El corazón se me llenó de gozo al reconocer la respuesta a mi oración: Dios había estado ahí todo el tiempo. Simplemente estaba esperando una oración sincera en lugar de acusaciones por abandono.
Dios nunca me abandonará, ni siquiera cuando todo parezca perdido, y podemos sentir Su luz por medio de la oración y de Sus Escrituras.
Clayton E., Texas, EE. UU.