2020
“¿Tienen un libro azul con letras doradas?”
Octubre de 2020


“¿Tienen un libro azul con letras doradas?”

Algún tiempo después de tirar el libro a la basura, tuve curiosidad por saber qué contenía.

seaag with Book of Mormon inside

Ilustración por Greg Newbold.

Hace años, recibí un libro azul con letras doradas en la portada por parte de misioneros que servían en la base militar en la que yo estaba recibiendo capacitación para mi trabajo en la Marina de los Estados Unidos.

Cuando comencé a leer el libro, alguien me dijo que era falso porque estaba copiado de la Biblia. Eso me hizo dudar de la autenticidad del libro, pero lo conservé. Lo leí un poco, lo puse en el fondo de mi bolso de marinero y luego me olvidé de él.

Más de un año más tarde, decidí limpiar el bolso. Encontré el libro, pero ya no tenía ningún interés en él, así que lo tiré a la basura; pero, un tiempo después, sentí curiosidad por saber lo que había en ese libro azul con letras doradas. Ahora creo que ese sentimiento provino del Espíritu, “que induce a hacer lo bueno” (Doctrina y Convenios 11:12).

En 2005, un nuevo amigo me invitó a escuchar a los misioneros. Al principio, tuve preguntas y dudas en cuanto a lo que enseñaban, pero los misioneros tuvieron confianza y me dieron respuestas que tenían sentido para mí.

Cuando me di cuenta que esos misioneros eran como los que había conocido años antes, les pregunté ansiosamente: “¿Tienen ustedes un libro azul con letras doradas?”.

“¡Sí!”, respondió uno de ellos. “¡Se llama el Libro de Mormón!”.

Estaba emocionado de tener el Libro de Mormón nuevamente. De hecho, ¡estaba tan emocionado que lo leí más de una vez en menos de dos semanas! Mientras leía y oraba, llegué a saber que es la palabra de Dios.

El élder Rubén V. Alliaud, de los Setenta, dijo algo en la conferencia general que se relaciona con mi experiencia con el Libro de Mormón: “… cualquier lector que se comprometa a un estudio sincero [del Libro de Mormón], bajo espíritu de oración, no solo aprenderá sobre Cristo, sino que comenzará a aprender de Cristo; en especial si toma la decisión de poner a prueba ‘la virtud de la palabra’ [Alma 32:5] y no la desecha anticipadamente por causa de una incredulidad prejuiciosa basada en lo que otros han dicho sobre cosas que jamás han leído”1.

Al leer el Libro de Mormón, orar y confiar en el Espíritu, he visto suceder cosas maravillosas en mi vida.

Nota

  1. Véase Rubén V. Alliaud, “Encontrados por el poder del Libro de Mormón”, Liahona, noviembre de 2019, pág. 37.