Retratos de fe
Sakiusa y Salote Maiwiriwiri
Suva, Fiyi
Apenas podía creer la paz y la felicidad que hallé en el hogar de los Maiwiriwiri. A pesar de que dos de sus hijos fallecieron, viven la vida con gozo y con propósito cada día.
Leslie Nilsson, fotógrafo
Salote:
Dos años después de que nuestro hijo, Esa, murió de cáncer pulmonar, nuestra hija, Esalynn, murió de meningitis. En el templo, tuve la fuerte impresión de hablar con una misionera mayor que estaba allí, que años antes también había perdido dos hijos. Me dijo: “Si haces de tu hogar un lugar santo, podrás sentir en él la presencia de tus hijos”.
Esa ha llegado a ser nuestra meta. Todo lo que hacemos es para hacer de nuestro hogar un lugar santo, ya que queremos sentirlos cerca.
No sabemos cómo criar hijos que están más allá del velo, pero si hacemos nuestro mejor esfuerzo para vivir en rectitud, creemos que ellos sentirán nuestros esfuerzos. En los devocionales que tenemos en familia, damos la bienvenida a Esa y a Esalynn por nombre.
En casa, incluso cuando tenemos un desacuerdo, tratamos de resolverlo rápidamente. Deseamos que, en todo lo posible, nuestro hogar se mantenga como un lugar santo. Al hacerlo, todos hemos sentido esperanza, sanación y amor.
Sakiusa:
La experiencia de perder a Esa y a Esalynn básicamente ha unido más a nuestra familia. Deliberamos en consejo con nuestros otros hijos; asistimos al templo como familia; vivimos la vida lo más sencilla posible y todos los días escogemos la gratitud. Cuando hablamos de lo que significa ser sellados como familia en el templo, ese sellamiento cobra vida en nosotros y, mediante todo ello, sentimos la presencia de nuestros hijos.
Una de las primeras cosas que hicimos para que nuestro hogar fuera más santo fue empezar a leer el Libro de Mormón todos los días. Al principio, compartíamos relatos del Libro de Mormón con ilustraciones para nuestros hijos más pequeños, y luego agregamos videos. Ahora leemos más en el Libro de Mormón y puedo testificar de su poder.
También testifico del poder del Plan de Salvación. Cuando planificamos los funerales para Esa y Esalynn, decidimos no tener funerales extravagantes, como es común en la cultura fiyiana. En vez de ello, mi esposa y yo fuimos los únicos que tomamos la palabra, y hablamos sobre el Plan de Salvación. Desde entonces, muchos de nuestros familiares se han unido a la Iglesia después de escuchar esas verdades durante los funerales.
Sakiusa enseña a su familia que no hay marcha atrás en la vida, solo se puede seguir adelante. “Cada día nos purificamos más”, dice él. Viven la vida de la manera más sencilla posible y se concentran en la gratitud.
A Salote le da mucho gozo pasar tiempo con sus hijos y enseñarles el Evangelio.
La familia Maiwiriwiri tiene un fuerte testimonio de ser sellados en el templo. Conservan esas verdades cerca de su corazón al recordar a Esa y a Esalynn.
Al centrarse en vivir de manera sencilla y en seguir adelante, la familia Maiwiriwiri halla gratitud por sus bendiciones cada día. “Nos sentimos agradecidos por lo que tenemos”, dice Sakiusa.