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Mi único par de pantalones: Una perspectiva del Evangelio sobre vivir de manera sencilla
He hallado mucho gozo con un estilo de vida que apoya la causa de cuidar la tierra.
Solo poseo un par de pantalones, unos vaqueros negros pulcros. Puede parecer insólito, pero esa tontería me ha brindado mucho gozo. Después de la universidad, tuve que mudarme de mi apartamento en Finlandia, y como había planeado un viaje de dos meses a Estados Unidos, tenía que pensar qué hacer con todas mis pertenencias. Así que hice un inventario de todo lo que poseía y me di cuenta de que en realidad necesitaba mucho menos de lo que tenía. Tras una reflexión honesta, decidí vender mis pertenencias sobrantes antes de mudarme. Me encantó lo que sentí, y aunque hayan pasado algunos años, la sensación de no tener muchas pertenencias es increíblemente liberadora hasta el día de hoy.
Aunque no puedo decir que sea un minimalista total, definitivamente he cambiado mi estilo de vida en esa dirección. Ser más consciente de qué y cuánto consumo me ha hecho reflexionar de forma natural sobre mi responsabilidad personal con el medio ambiente, especialmente desde una perspectiva del Evangelio.
Abundancia frente a exceso
En las Escrituras, aprendemos que se creó la tierra para que la habitáramos (véase 1 Nefi 17:36), y que todas las cosas en la tierra se hicieron para nuestro beneficio (véase Doctrina y Convenios 59:16–19). Se nos ha aconsejado que seamos buenos mayordomos de esta tierra, lo cual nos lleva a preguntarnos cómo podemos cumplir esa importante responsabilidad. Una manera de hacerlo es evaluar qué recursos utilizamos.
El Señor nos proporcionó estos recursos para que pudiéramos tener “en abundancia” (Doctrina y Convenios 49:19). Sin embargo, Él también conoce la naturaleza humana, por lo cual nos advirtió que no usáramos estos recursos en exceso (véase Doctrina y Convenios 59:20). Cualquier cosa en exceso puede hacer que no valoremos lo que tenemos, que podría resultar no solo en un corazón endurecido o en no reconocer de quién proceden nuestras bendiciones, sino también, en este caso, en problemas medioambientales. Esto me ha hecho preguntarme a menudo lo siguiente: ¿dónde está el límite entre tener “en abundancia” y tener demasiado?
Doctrina y Convenios 59:18–19 presenta la idea de que “todas las cosas que de la tierra salen […] son hechas para el beneficio y el uso del hombre, tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón […], para vigorizar el cuerpo y animar el alma”. Podemos entender que los recursos no se nos dan solo para sobrevivir, también están pensados para brindarnos gozo.
Cómo hallar gozo al tener menos
A la hora de decidir de qué prendas me deshacía y cuáles conservaba, me quedaba solo con las que consideraba que realmente necesitaba, y también con las que más me gustaban. Me di cuenta de que al poseer mucho de algo, como la ropa, me costaba más apreciarlo. Después de decidir qué pantalones me gustaban realmente y que en efecto usaba, sentí mayor gozo al ponérmelos. Esto se aplicaba también a muchas de mis otras pertenencias.
A veces, quizás sea bueno realizar una evaluación de nuestra vida y hacer ajustes de la relación que tenemos con estos recursos que Dios nos ha dado. En mi caso, pude hallar gozo al tener menos cosas, y eso se tradujo en un cambio de estilo de vida que me ayudaba a cuidar la tierra.
Aunque nuestros esfuerzos individuales para cuidar la tierra no parezcan marcar una diferencia importante, podemos estar dispuestos a educarnos a nosotros mismos y actuar. Podemos buscar la guía del Espíritu al evaluar nuestra vida y tomar decisiones sobre nuestras posesiones materiales y acciones. Así como el Señor está pendiente de todas Sus creaciones —incluso de cada brizna de hierba— ruego que nosotros también seamos lo suficientemente conscientes de esta tierra al efectuar los cambios necesarios, al descubrir lo que nos gusta de ella y al cambiar el corazón para preservarla.