La función esencial de las mujeres
Tomado del discurso “Women of Dedication, Faith, Determination, and Action”, pronunciado en la Conferencia de la Mujer de la Universidad Brigham Young, el 1.º de mayo de 2015.
La obra del reino de Dios no puede alcanzar su verdadero destino sin que siga adelante en colaboración con las fieles y maravillosas hermanas de la Iglesia.
Las mujeres tienen una influencia extraordinaria. Nadie puede ayudar a que el reino del Evangelio avance ni a hacer del mundo un mejor lugar como ellas lo hacen.
Cada vez que ustedes, las hermanas, se juntan con otras mujeres del convenio en unidad y armonía, no hay límite en la influencia que tienen para hacer el bien. He sido testigo de la influencia significativa y eterna que ustedes tienen en la vida de las personas, así como en las familias, y la he visto en innumerables culturas y países en todo el mundo.
He visto lo que pueden lograr en ramas, barrios, estacas, misiones, templos y asignaciones de la Iglesia en general. Sus aportes —en pequeñas y grandes empresas y organizaciones benéficas, así como en organizaciones cívicas, académicas, sanitarias y deportivas— son incalculables.
Las mujeres en los consejos
Durante años he hablado del poder que tienen los consejos donde participan mujeres fieles. Sus puntos de vista y recomendaciones son absolutamente esenciales. En la actualidad, el Señor ha bendecido en abundancia a la Iglesia y al mundo gracias a que más misioneras sirven en cargos de liderazgo misionales y participan en consejos de líderes en las misiones. Una mayor cantidad están recibiendo su investidura a más temprana edad, aumentando de esa manera el número de mujeres que han hecho convenio en el templo y que prestan servicio en la Iglesia. Las líderes de las Presidencias Generales oran y discursan en la conferencia general.
Mujeres de las Escrituras
Algunas mujeres desearían poder encontrar más relatos de mujeres en las Escrituras y en la historia de la Iglesia. Debemos desarrollar la habilidad para hallar su influencia, como observó una joven hermana. Ella dijo: “¡Seguramente Mormón tuvo una esposa increíble para haber criado a un hijo excepcional como Moroni!”.
Si se fijan con cuidado y con el debido espíritu, encontrarán en las Escrituras manifestaciones similares de lo que es una crianza eficaz de los hijos.
Desde hace algunos años, la Iglesia ha centrado la atención en las fieles hermanas de la Iglesia y sus aportes. Por ejemplo, las invito a que examinen el tema “Mujeres de convicción” que se encuentra en history.ChurchofJesusChrist.org
La función de las hermanas pioneras fue extraordinaria. Al escribir sobre los pioneros, un autor, que no era Santo de los Últimos Días, expresó: “Sus mujeres eran increíbles”1.
A medida que busquemos y encontremos a las mujeres en las Escrituras y en nuestra historia, veremos mejor el poder y la influencia que las mujeres tienen en la familia, la comunidad, la Iglesia y el mundo.
Equilibrar las opciones
A lo largo de mi vida, hemos visto a innumerables mujeres que son nombradas y elegidas para ocupar cargos públicos; que desempeñan puestos de directoras ejecutivas de importantes corporaciones y organizaciones; y que ingresan en cantidades cada vez mayores en prestigiosas facultades de administración de empresas, leyes y medicina.
En 1842, José Smith dijo a la Sociedad de Socorro: “… ahora doy vuelta a la llave para ustedes en el nombre de Dios; y esta Sociedad se ha de regocijar, y recibirá un torrente de conocimiento e inteligencia a partir de este momento: Este es el principio de días mejores [para las mujeres]”2.
Estamos viendo el cumplimiento de esa visión profética a medida que se presentan nuevas oportunidades y nuevos avances para las mujeres de una manera sin precedentes. Mantener el equilibrio entre todas las opciones disponibles puede ser difícil. A fin de cuentas, la mayoría de nosotros tendrá que elegir entre opciones opuestas.
Por supuesto, tenemos un modelo divino a seguir, según se describe en “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, pero sabemos que la vida terrenal puede ser complicada. Muchas mujeres son solteras durante mucho tiempo; algunas están casadas; otras se quedan solas cuando el esposo fallece o se divorcian; y puede que algunas nunca se casen.
No obstante, si somos fieles y perseveramos hasta el fin, ningún deseo justo será negado y, al final, se recibirán todas las bendiciones. Cada una de ustedes debe llegar a saber lo que el Señor desea para ustedes personalmente, dadas las decisiones que tienen delante.
Una vez que conozcan la voluntad del Señor, pueden seguir adelante con fe para cumplir su propósito personal.
Bendiciones reservadas
Si los miembros de la Iglesia que adoran en el templo están en sintonía, se darán cuenta de que el Señor tiene maravillosas bendiciones reservadas para Sus fieles hijas e hijos a lo largo de la eternidad.
¿Y cuáles son esas bendiciones? Esta perspectiva contextual del presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, las explica: “El propósito de la vida terrenal y la misión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son preparar a los hijos y a las hijas de Dios para su destino: llegar a ser como nuestros padres celestiales”3.
La historia del Evangelio es una historia de familia, ni más ni menos. Comienza con padres celestiales y termina con hijos que se abren paso a través de los a veces emocionantes y a veces abrumadores retos de la vida terrenal y de regreso a su hogar celestial, tras haber recibido todas las ordenanzas esenciales de la exaltación eterna.
Esa es la historia de nuestra vida. Dios nos ha dado el bosquejo, pero Él deja que nosotros determinemos los detalles por medio de nuestras decisiones y nuestra fidelidad. Hay un final extraordinariamente feliz que está reservado para todos los que lo deseen. Sin embargo, antes de poder reclamarlo, tenemos que llegar a ser más que solo Sus hijos: tenemos que llegar a ser Sus discípulos.
Las mujeres como discípulas de Cristo
La vida está llena de distracciones que tienen el potencial de alejarnos de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia, en particular la expiación de Jesucristo.
El profeta José Smith dijo: “Los principios fundamentales de nuestra religión son el testimonio de los apóstoles y de los profetas concernientes a Jesucristo: que murió, fue sepultado, se levantó al tercer día y ascendió a los cielos; y todas las otras cosas que pertenecen a nuestra religión son únicamente apéndices de eso”4.
¡La expiación de Jesucristo es el núcleo de nuestro mensaje! Es nuestro valor fundamental; es el centro de nuestra doctrina; es el corazón y el alma de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Si aún no han sentido la veracidad y el poder de la expiación del Salvador en su vida, las invito a volver a centrarse en el mensaje central de la Restauración, un mensaje que declara que podemos ser “hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre” (Doctrina y Convenios 76:69).
Hermanas, por favor hagan todo lo que sea necesario para mantenerse centradas en el mensaje sencillo y central de la Restauración. Acéptenlo, entiéndanlo abrácenlo, ámenlo, compártanlo, defiéndanlo.
Mujeres con el poder de los convenios
Ahora bien, quisiera pedirles que hicieran lo mismo que el profeta José Smith les pidió a las hermanas de la Sociedad de Socorro: “La Sociedad de Socorro […] no existe solo para socorrer al pobre, sino también para salvar almas”5, señaló.
“Toda hermana de esta Iglesia que haya hecho convenios con el Señor tiene el mandato divino de ayudar a salvar almas, de guiar a las mujeres del mundo, de fortalecer los hogares de Sion y de edificar el reino de Dios”6. Les ruego que nos ayuden a que la Iglesia siga avanzando, ayudando a generar una mayor fe en la vida de cada uno de nuestros miembros.
Las mujeres rectas y fieles siempre han tenido una función esencial en la labor de salvar almas y de defender el reino de Dios. Sin embargo, ustedes, las mujeres de esta última dispensación, tienen que cumplir funciones y responsabilidades particularmente importantes. Ustedes son mujeres de determinación, fe, dedicación y acción.
Al igual que las hermanas fieles del pasado, ustedes necesitan aprender a hacer uso de la autoridad del sacerdocio con la cual han sido investidas para obtener cada una de las bendiciones eternas que serán suyas.
Ruego a nuestro Padre Celestial que las bendiga para que tengan la paz y la serena convicción de que lo que hacen en la Iglesia es esencial para el crecimiento y la preparación de este mundo para ese día en que el Señor y Salvador dirá: “Basta”, y vendrá a gobernar y reinar.
La obra del reino de Dios seguirá avanzando, pero no puede alcanzar su verdadero destino sin que siga adelante en colaboración con las fieles y maravillosas hermanas de la Iglesia.