Mensaje del Área
Los vientos cruzados
En el mes de agosto de 2019 recibí la asignación de presidir la Conferencia de la Estaca Pasto, Colombia. El aeropuerto Antonio Nariño de Pasto, Colombia, es considerado uno de los más peligrosos del país ya que hay vientos cruzados que dificultan tanto el despegue como el aterrizaje; asimismo, la altura representa un problema para los pilotos. El aeropuerto está situado sobre una meseta, al borde de un acantilado y un profundo cañón de unos 150 metros de profundidad que no permite ningún margen de error a los pilotos, sumado también a lo corto de su pista. La elevación sobre el nivel del mar es de 1814 metros/5951 pies y la pista tiene uno de sus extremos al borde del abismo.
Al terminar la conferencia, fui al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso y me informaron que este estaba demorado porque no pudo aterrizar y que lo desviaron al otro aeropuerto más cercano debido a los fuertes vientos cruzados. Descargué la aplicación Flightradar24 para rastrear el vuelo en tiempo real y hacer el seguimiento. El avión se encontraba esperando a que el clima mejorara para así recibir la autorización de volar al aeropuerto de Antonio Nariño Pasto. Mientras esperaba en el aeropuerto, sentí una poderosa impresión de averiguar qué son los vientos cruzados.
Un viento cruzado es aquel que tiene un componente perpendicular a la línea o dirección de viaje. En aviación, se considera viento cruzado a aquel componente del viento que sopla perpendicularmente a la pista de aterrizaje dificultando los aterrizajes y despegues en comparación con un viento que estuviese alineado con la orientación de la pista.
Al meditar sobre los vientos cruzados, pude asemejarlo con las pruebas y las dificultades que se presentan en nuestras vidas de manera inesperada: la muerte de algún ser querido, la soledad, el miedo, el dolor, la ansiedad, la depresión, las adicciones, la pérdida de empleo, problemas económicos.
Estando en el aeropuerto, vino a mi memoria la experiencia más difícil que había vivido algunos años atrás cuando servía como presidente de estaca. El miércoles 22 de junio de 2016 recibí una llamada telefónica de un presidente de misión. Me informó que había ocurrido un trágico accidente en el Oriente del País, Punta de Mata, estado Monagas, donde pierde la vida el élder Argenis González. Llamé al hermano Julio Romero, quien en aquel entonces servía como obispo, y juntos contactamos a los padres para darles la triste noticia. El élder González tenía más de 13 meses sirviendo en el campo misional. Hubo algo que aprendí: si se acabara toda oposición y se eliminaran todas las dolencias, entonces los propósitos principales del plan del Padre se frustrarían; lo importante es siempre estar dispuestos y permitir que nuestra propia voluntad sea absorbida en la voluntad del Padre, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos. No tengo ni la más mínima duda de que el élder González continúa su labor predicando poderosamente en el mundo de los espíritus, como dice la Escritura: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25).
En la Conferencia General de abril de 2021, nuestro amado profeta, el presidente Russell M. Nelson, enseñó lo siguiente: “La adversidad es una gran maestra. … Con frecuencia, las pruebas difíciles nos brindan una oportunidad de crecer que no tendríamos de ninguna otra manera”1.
El profeta Alma enseñó: “Quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día” (Alma 36:3).
Pedro tuvo fe en que podía caminar como Jesús sobre las aguas del mar. Aunque tuvo fe para creer en el poder de Jesucristo, le faltó fe para enfrentar la adversidad:
“Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar.
“Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
“Pero enseguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo! ¡Yo soy, no tengáis miedo!
“Entonces le respondió Pedro y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
“Y él dijo: Ven. Y descendió Pedro de la barca y anduvo sobre las aguas para ir a Jesús.
“Mas al ver el viento fuerte, tuvo miedo y, comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
“Y al momento Jesús, extendiendo la mano, le sujetó y le dijo: ¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:25–31).
El presidente John Taylor enseñó: “Si tenemos que sufrir unas cuantas tribulaciones, dificultades y aflicciones, y pasar algunas privaciones, [tengamos presente] que todas ellas [sirven para] purificar el metal, quitar la escoria y prepararlo para ser útil al Señor”2.
Como parte del plan de redención del Padre Celestial, todas las personas experimentan los vientos cruzados que son las adversidades a lo largo de la vida. Las pruebas, las desilusiones, la tristeza, las enfermedades y el pesar son un aspecto difícil de la vida, pero con la ayuda del Señor nos pueden llevar al crecimiento, refinamiento y progreso espiritual. El dirigente Mahatma Gandhi enseñó: “La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida tomará ante mí”.
Finalmente, las autoridades aeroportuarias decidieron cancelar todos los vuelos y autorizaron el único vuelo donde tenía mi reservación de regreso. Me sentí sumamente bendecido, me ayudó a no perder las conexiones que tenía y llegar a tiempo a mi destino final. Al siguiente día, pude realizar un viaje con mi familia que teníamos programado hacía varios meses.
El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Si centramos nuestra vida en el Plan de Salvación de Dios […] y en Jesucristo y Su evangelio, podemos sentir gozo independientemente de lo que esté sucediendo —o no esté sucediendo— en nuestra vida”.3 Podemos ser felices y ser fortalecidos por medio de Jesucristo, sin importar el estado en el que nos encontremos.
Testifico que Jesucristo vive. Él es mi Salvador y Redentor. Sé que todo lo que estamos viviendo es temporal y no debemos perder la perspectiva eterna. Sé que el Salvador no ha sufrido solo por nuestras iniquidades sino también por la desigualdad, la injusticia, el dolor, la angustia y la aflicción emocional que con tanta frecuencia nos acosan. Esta es Su Iglesia y Él está a la cabeza. Esto lo comparto en el nombre de Jesucristo. Amén.