2022
Entrevista a la hermana Lidia Beatriz Panzacchi, Asesora de Organizaciones del Área Sudamérica Sur
Octubre de 2022


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Entrevista a la hermana Lidia Beatriz Panzacchi, Asesora de Organizaciones del Área Sudamérica Sur

¿Podría comentarnos como conoció la Iglesia?

Cuando tenía trece años, una prima nos invitó a mi hermana y a mí a una actividad de la Iglesia. Durante nueve meses participamos de todas las actividades, pero los domingos mis padres no nos permitían asistir; y un día llamé por teléfono al presidente de estaca y le pedí que enviara a los misioneros a mi casa porque me quería bautizar. Los misioneros nos enseñaron el Evangelio y a los tres meses, junto con mi hermana, nos bautizamos.

Desde que me bauticé he visto y participado de grandes milagros en mi vida al ejercer la fe en Jesucristo y al esforzarme por ser Su discípula. Testifico que la fe en Jesucristo puede llevarnos a cambiar nuestra vida, mediante el arrepentimiento sincero. Este proceso nos acercará cada vez más a nuestro Salvador.

El presidente Nelson, en la sesión general de mujeres del año 2019, dijo: “si el mundo pierde la rectitud moral de sus mujeres, el mundo nunca se recuperará” ¿Cómo mujeres Santos de los Últimos Días, de qué maneras podemos fortalecer y proteger a las familias?

Como mujeres desempeñamos un papel fundamental en el hogar, como maestras y seguidoras de Jesucristo. Cuando nos esforzamos sinceramente por seguir al Salvador, ejerciendo la fe, buscando los milagros y testificando de ellos, es cuando nuestras familias se fortalecen. Nuestras enseñanzas habladas y nuestro ejemplo se grabarán en la mente y en los espíritus de nuestros familiares. Las declaraciones del presidente Nelson nos muestran el camino que debemos seguir. Ejercer la fe y guardar los convenios nos convertirán en esa clase de mujeres que el Señor necesita en estos tiempos.

¿Por qué el hogar es el mejor lugar para aprender el Evangelio?

El hogar es el lugar que el Señor instituyó para que Sus hijos e hijas viniéramos a este estado terrenal, “para ver si haríamos todas las cosas que el Señor nuestro Dios nos mandare” (Abraham 3:25).

El Señor nos ha preparado para desempeñar la función de padres y encaminar a nuestros hijos en la senda del Evangelio. No es tarea fácil, lo sé porque con mi esposo criamos seis hijos y puedo testificar que el Señor está allí para socorrernos. El modelo que el Señor ha establecido para Sus hijos en el período terrenal es a semejanza del hogar celestial. Es en el hogar donde cada niño puede llegar a crecer y desarrollarse para cumplir su misión en la vida terrenal. Para los que se sienten incapaces o abrumados ante tan grande responsabilidad les digo: hagan lo mejor que puedan, el ser madre o padre está en su naturaleza divina. Busquen la guía del Espíritu Santo para las cosas que no sepan cómo resolver, aún para las más cotidianas. Arrodíllense, pidan al Señor que los ayude. Les testifico que el Padre Celestial les responderá y les dará la inspiración adecuada para cada hijo en particular.

Me encanta leer y aplicar “La Familia, Una Proclamación para el Mundo”, allí los profetas nos describen claramente el rol que como hombre o mujer desempeñamos en este maravilloso plan. Tanto el hombre como la mujer tienen el potencial de llegar a ser como nuestro Padre Celestial. Este período de probación es cuando debemos hacer lo que el Padre ha establecido para Sus hijos, cada uno cumpliendo su rol dentro del plan; uno no es más importante que el otro y ambos son necesarios en dicho plan.

¿Qué consejos le daría a una hermana de la Sociedad de Socorro que se siente apartada por no haberse casado, por atravesar un divorcio o alguna otra situación que la lleve a sentirse excluida?

Le diría que no olvide su naturaleza divina y recuerde cuánto el Señor la ama y las expectativas que tiene en ella. Venir a Cristo significa seguirlo, tratar de ser como Él, aun cuando fue rechazado, burlado y “experimentado en quebrantos”, siguió adelante, porque sabía cuál era Su propósito.

Entonces yo le diría que ante esos sentimientos recuerde su propósito. La mejor manera de sentirse necesitada, incluida, valorada y amada es perdiendo nuestra vida por causa de Jesucristo, sirviendo en cada oportunidad que se presente. Olvidándonos de nosotras mismas, el Señor nos bendecirá.

Desde su perspectiva, ¿cuáles son los obstáculos y desafíos que tienen las mujeres Santos de los Últimos Días?

Los obstáculos más grandes son los que nos ponemos nosotras mismas. Esforcémonos por guardar nuestros convenios y alinear nuestra voluntad a la del Padre Celestial. Lo que llamamos obstáculos y desafíos se convertirán en herramientas o medios para crecer y desarrollar el potencial que tenemos como hijas de Dios.

Tal vez el desafío más grande, sea el no perder la visión en el plan del Señor y el papel fundamental que cada una desempeña.

¿Cómo podemos mantener la esperanza en un mundo mejor?

A pesar de las difíciles situaciones, creo que debemos seguir cultivando la fe y la esperanza en Jesucristo. Vivimos una época única y maravillosa con profetas que nos guían y manifiestan la voluntad del Señor. En la medida que sigamos sus palabras, el Señor nos fortalecerá y bendecirá con gozo en esta vida.

El Libro de Mormón, en Éter 12:4 encontramos: “de modo que los que creen en Dios pueden tener la firme esperanza de un mundo mejor, sí, aun un lugar a la diestra de Dios; y esta esperanza viene por la fe, proporciona un ancla a las almas de los hombres y los hace seguros y firmes, abundando siempre en buenas obras”.

Entonces, alimentemos cada día nuestra fe orando, estudiando las escrituras y las palabras de los profetas sin olvidarnos de amar a nuestro prójimo.