2022
“Siempre seguiremos aprendiendo”
Diciembre de 2022


“Siempre seguiremos aprendiendo”, Liahona, diciembre de 2022.

Las bendiciones de la autosuficiencia

“Siempre seguiremos aprendiendo”

La formación académica ha marcado una gran diferencia para la familia Carvalho, que ve el aprendizaje como un ancla en su vida.

pila de libros

Cuando su padre murió, Raimundo Carvalho tenía 18 años; su padre se había ganado la vida lavando ropa para otras familias. Ahora ya no contaban con ese escaso ingreso.

“Yo era el hijo mayor, el único varón con cuatro hermanas menores, así que tenía que ayudar a mi madre a proveer para la familia”, recuerda él. “Afrontamos muchos desafíos y éramos muy pobres”.

Raimundo aprendió a hacer zapatos. Sin embargo, pronto se hizo evidente que no podía seguir adelante con sus estudios y trabajar lo suficiente para proporcionar la ayuda que su madre necesitaba. “Lo primero era cuidar de la familia”, dice. “Pude terminar mis clases ese año y eso fue todo”.

En su corazón, él sabía que regresaría a la escuela, pero, ¿cuándo y cómo?

Él continuó trabajando y la familia sobrevivió.

“Entonces conocí a esta hermosa mujer y me casé con ella”, dice mientras sonríe a su esposa, Eréroythe, “y formamos nuestra propia familia. Ahora tenemos tres hijos y tres nietos”.

Eró, como se conoce a su esposa, alentó a Raimundo a regresar a la escuela. “Pero debido a mis responsabilidades como esposo y padre”, dice Raimundo, “sabía que no podía obtener la formación académica que quería en ese momento. No abandoné mi sueño, simplemente lo pospuse. Se convirtió en algo que haría en el futuro”.

Descubrió que lo que podía hacer era alentar a su esposa y a sus hijos a obtener formación académica.

“Las Escrituras enseñan que la gloria de Dios es la inteligencia”1, afirma él. “También dicen que debemos criar a nuestros hijos en la luz y la verdad2 y que debemos buscar conocimiento por el estudio y la fe3. Esos principios se convirtieron en normas para nuestra familia”.

Obtener formación académica en la actualidad

En la actualidad, Raimundo tiene 62 años. ¿Y el sueño que pospuso? Por fin se está cumpliendo; recientemente se graduó de la escuela secundaria. Y además, se está preparando para entrar en la universidad. “Tengo que presentar un examen difícil para entrar”, dice, “pero quiero que las personas, tanto mayores como jóvenes, vean que pueden fijarse una meta y lograrla”.

La esposa y los hijos de Raimundo también están estudiando.

“Cuando comencé la universidad hace unos años”, dice Eró, quien tiene 57 años, “nadie de la familia había obtenido algún tipo de educación superior; pero yo creía que cuando se derribara ese muro, la formación académica llenaría nuestro hogar y haría que las cosas mejoraran en el futuro. Soy cocinera de profesión y cocino porque me encanta cocinar, pero pensé que podía aprender más y mi hija Dielle también quería aprender más”.

Se unieron a un grupo de autosuficiencia de la Iglesia y el facilitador sugirió que solicitaran préstamos del Fondo Perpetuo para la Educación. “Se aprobaron los préstamos”, dice Eró, “así que nos matriculamos en la universidad para estudiar gastronomía. Estudiamos la misma carrera y estábamos juntas, madre e hija, en un aula al mismo tiempo. Trabajábamos todo el día cocinando y luego íbamos a la universidad por la noche”. Algunos días, Eró comenzaba a trabajar a las cinco de la mañana, trabajaba todo el día y luego tenía clases a partir de las ocho de la noche.

Admite que a veces se quedaba dormida. “Por supuesto que es difícil”, afirma ella, “pero confías en que el Señor te ayudará y sigues adelante”.

esposo y esposa el día de la graduación de ella

Raimundo y Eró Carvalho el día en que ella recibió su título en Gastronomía.

Fotografías por cortesía de la familia Carvalho

Ahora, tanto la madre como la hija ya se han graduado. Eró ya no trabaja en un restaurante; trabaja de manera independiente desde casa. “Ambas seguimos cocinando, pero estamos más preparadas y tenemos más oportunidades de avanzar. ¡Ganamos lo suficiente como para pagar nuestros préstamos y Dielle está estudiando una maestría en Administración de Eventos!”.

mujer joven sonriendo

Dielle ahora está estudiando una maestría.

Eró también explica: “Nuestro hijo Odirlei, aunque se halla encarcelado, está completando un título en Contabilidad en línea y ha sido aceptado en un competitivo programa de Agronomía de una universidad federal. Está esperando la decisión de un juez que le permita asistir a las clases en persona. Lo instamos a utilizar su tiempo para estudiar y prepararse, para que cuando salga de manera permanente, pueda tener una vida mejor. Ha aprendido que la formación académica brinda la oportunidad de crear una nueva realidad y él sabe que Dios sabe lo que él puede llegar a ser”.

Eró declara: “La formación académica ha marcado una gran diferencia para nuestra familia. No es solo conocimiento; es un ancla en nuestra vida”. Raimundo señala que su madre, quien fue analfabeta la mayor parte de su vida, aprendió a leer y escribir cuando era una mujer mayor.

libro abierto

“El estudio y la fe se convirtieron en normas para nuestra familia”, dice Raimundo.

Otro tipo de conocimiento

Raimundo y Eró también saben de otro tipo de educación: la del conocimiento espiritual.

“Hace unos 30 años”, dice Raimundo, “no estábamos activos en la Iglesia, pero nuestro obispo nos citó a una entrevista a Eró y a mí. Nos invitó a tomar una clase acerca del matrimonio eterno y, gracias a esa clase, regresamos a la Iglesia y juntos estudiamos, aprendimos y edificamos nuestro testimonio. Un año después, fuimos sellados a nuestra familia en el Templo de São Paulo, Brasil”.

Ahora han prestado servicio por décadas en su barrio y estaca, “y todavía estamos estudiando el Evangelio y aprendiendo más de la verdad”, dice Raimundo.

“Aunque seamos mayores”, dice Eró, “debemos seguir aprendiendo. En especial, debemos seguir adquiriendo conocimiento espiritual. Todo eso es parte de un plan eterno”.

Raimundo dice que le encanta esta cita del élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles:

“Como pueblo, merecidamente damos gran prioridad al estudio secular y al aprendizaje vocacional. Queremos y debemos sobresalir en los estudios y en la destreza de los oficios. Los felicito por esforzarse con diligencia para obtener una formación académica y llegar a ser expertos en su campo. Los invito a que también sean expertos en las doctrinas del Evangelio”4.

Y a Raimundo también le encanta este pasaje de las Escrituras:

“Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección;

y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero”5.

“Ese pasaje de las Escrituras me motiva”, dice. “Me da felicidad el saber que hay más por venir. Me levanto temprano por la mañana y estudio las Escrituras. Luego me voy a trabajar satisfecho, porque pude aprender algo al comenzar el día”.

Compartir lo que ha aprendido

No hace mucho, Raimundo y Eró fueron llamados a asesorar a los jóvenes adultos solteros de su región.

“¡Es maravilloso!”, dice Eró. “Recibimos su energía positiva y les retribuimos con sabiduría; es como una conexión perfecta. La edad no nos separa y el deseo de mejorar nos une. Hemos descubierto, que ellos pueden enseñarnos habilidades que aún no hemos aprendido y, a cambio, podemos darles experiencia de vida y ayudarlos a entender de qué manera la formación académica puede ampliar su capacidad de ser autosuficientes. Estamos aquí para apoyarnos mutuamente y aprender los unos de los otros”.

“Qué maravillosa oportunidad tenemos ahora”, dice Raimundo, “de ayudar a los jóvenes a ver la manera en que la formación académica puede ayudarlos a llegar a ser autosuficientes; pero espero que también podamos ayudarlos a entender que la gloria de Dios es la inteligencia. Creo que todos tenemos el deseo de aprender. Creo que siempre seguiremos aprendiendo”.