2022
Buscar a Cristo en la época navideña
Diciembre de 2022


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Buscar a Cristo en la época navideña

El mundo hace que sea fácil olvidar el verdadero significado de la Navidad, pero aquí hay algunas cosas que recuerdo hacer para buscarlo a Él.

escena del pesebre con fondo amarillo

Aunque a veces me cuesta hacerlo, siempre evito el ajetreo de la época navideña para centrarme en mi Salvador Jesucristo. Trato de servir a los demás y compartir el mensaje de Su nacimiento y luz con todas las personas que puedo.

Entre las ventas y los Santa Claus, me preocupa que, si me olvido de mi Salvador, terminaré apegándome a las tradiciones del mundo en cuanto a la Navidad. Más bien, quiero centrarme en Aquel que es la verdadera razón de la celebración: Cristo. El aprender de la magnitud de Su nacimiento me ha conducido a experiencias espirituales asombrosas en mi vida. Es en esta época del año que vuelvo al centro de mi fe en Él, porque Él es la razón de todo lo bueno en mi vida.

La Navidad se marca en muchos calendarios como el acontecimiento culminante del año, y para mí es una época para reflexionar sobre el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de mi Redentor.

Aprender de Él y por medio de Él.

Esta época del año me ayuda a considerar profundamente lo que Él hizo por mí y lo que continuamente hace por mí. La reflexión apacible sobre Sus actos de servicio, Sus sacrificios y Su naturaleza, así como leer los relatos de Su nacimiento y meditar en Su vida, a menudo me ayuda a sentirme más cerca de Él.

Él era atento en Su ministración a los demás y a la vez estaba decidido a cumplir Su misión divina. Al recordar Su ejemplo de servicio en la época navideña, me siento inspirado a compartir mi esperanza y fe en Él durante esta época especial con aquellos que más amo y a estar atento a las necesidades de todos los que me rodean.

Por ejemplo, la Navidad pasada mi familia y yo teníamos mucha comida extra. Me tomé un momento para meditar con espíritu de oración en cuanto a lo que podíamos hacer con toda esa comida. Sentí fuertemente que debía llevarla a la ciudad donde había visto a muchas personas sin hogar durante mis viajes de ida y vuelta a la universidad.

Cargado con dos cajas llenas de comidas, me propuse encontrar a algunas personas que pudieran necesitarlas. No tardé en encontrar a un grupo de personas sin hogar que estuvieron contentas de aceptar la cena de Navidad. Sentí su calidez cuando compartieron conmigo la gratitud que habían sentido ese día. La expresión de su gratitud también llenó mi corazón. Si bien ofrecí una comida para alimentarlos físicamente, el sustento espiritual que recibí al ministrarlos me mantuvo lleno mucho después de aquella Navidad.

Durante nuestro intercambio, una mujer sin hogar me dijo que tenía bastante para comer, pero quería compartir la comida ofrecida con otra persona necesitada. Y más tarde, al salir de la ciudad, pasé por delante de la misma mujer y observé cómo colocaba la comida que yo le había dado junto a un hombre sin hogar que estaba dormido y después se alejó en silencio.

Mientras trataba de ser más semejante a Cristo al ministrar a los demás que me di cuenta de que era yo quien estaba siendo ministrado. Ese día vi la luz de Cristo. Vi a Cristo en mi madre que preparó diligentemente cajas de comidas y en la mujer sin hogar que ministró a otro cuando ella misma no tenía mucho que dar.

Como enseñó el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles: “La época navideña es un momento hermoso e inherente para estudiar Su vida y esforzarse por emular Su carácter y Sus atributos. Al hacerlo, pueden saber que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que expió los pecados de ustedes”1.

El mensaje del nacimiento de Cristo trae esperanza y gozo a mi vida, y puedo compartir ese mensaje con los demás. Puedo agregar mi luz a la estrella que guió a los magos de oriente, y puedo ayudar a los demás a encontrar al Salvador. He descubierto que las bendiciones de recibir regalos y sentirme amado me ayudan a aceptar el ejemplo del Salvador en cuanto a dar. Al ministrar a los demás y ser testigo de su ministración en esta época, me siento verdaderamente conectado con el Salvador.

Si todos tratamos de mirar más allá del ajetreo y el bullicio de la época navideña y procuramos ser más semejantes a Cristo, sé que podemos sentirnos más conectados con Él en nuestra propia vida y que también podemos guiar a los demás hacia Él. Al reconocer a los que pueden sentirse invisibles, escuchar a los que no se sienten escuchados y prestar servicio a los necesitados —especialmente durante esta sagrada época del año— he llegado a darme cuenta de que la oportunidad de ser más semejante a Él es uno de los dones más grandes que hemos recibido de Él.

Sin importar lo que diga el mundo acerca de esta época festiva, podemos volver nuestro corazón hacia el Salvador. Él es la esencia del espíritu navideño.

Nota

  1. Dale G. Renlund, “Y ustedes también pueden saberlo” (devocional de Navidad de la Primera Presidencia, 5 de diciembre de 2021), broadcasts.ChurchofJesusChrist.org.