2022
Fortalecida por el ejemplo de María
Diciembre de 2022


“Fortalecida por el ejemplo de María”, Liahona, diciembre de 2022.

Voces de los Santos de los Últimos Días

Fortalecida por el ejemplo de María

María me recuerda que en lugar de preocuparme, puedo elegir confiar en Dios y en Su plan para mí.

María recibe la visita del ángel Gabriel

The Annunciation [La Anunciación], por Carl Heinrich Bloch

Cualquier persona que haya servido en una misión sabe que esperar una llamada telefónica de traslado puede ser estresante. Esperar la llamada después de que llegara mi nuevo presidente de misión fue un momento de especial ansiedad para mí.

Me preguntaba dónde serviría y quién sería mi nueva compañera. También me preguntaba cómo sería mi nuevo presidente de misión y cómo haría las cosas.

Una mañana, al acercarse los traslados, leí el relato de la aparición del ángel Gabriel a María. Me impresionó el testimonio que Gabriel compartió con ella: “Ninguna cosa es imposible para Dios” (Lucas 1:37). También me sorprendió la humilde respuesta de María: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).

Sin duda, María podría haberse sentido aterrada ante el futuro. ¿Cómo reaccionaría José? ¿Qué pensarían los demás? Sin embargo, María confió sumisamente en Dios y en Su plan para ella.

Me di cuenta de que, al afrontar mis propios temores, quería ser como María. Quería decir a mi manera: “He aquí la sierva del Señor”. Quería hacer todo lo que Dios me pidiera e ir a donde Él me llamara. Me consoló el recordatorio de Gabriel de que para Dios todo es posible.

Durante el resto de la semana, cada vez que me asaltaban pensamientos de ansiedad, pensaba en María. Su ejemplo me dio valor y fortaleza para dejar de lado mis preocupaciones.

Nuestro Salvador ejemplificó esa misma actitud de humildad y fortaleza cuando dijo en el Jardín de Getsemaní: “Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; pero no lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Marcos 14:36; cursiva agregada). En ese momento, el Salvador reconoció que todo es posible para Dios, pero al igual que Su madre, Él confió sumisamente en la voluntad de Su Padre.

Tuve experiencias maravillosas con mi nueva compañera en nuestra nueva área. Hoy me enfrento a incógnitas aún más inquietantes, pero cuando recuerdo a María y a mi Salvador, se me recuerda que en lugar de preocuparme, puedo elegir confiar en Dios y en Su plan para mí. Cuando Él me pida que haga algo difícil, puedo afrontar esa tarea con fe, porque para Él nada es imposible.