“Llegar a ser hacedores de la palabra”, Liahona, diciembre de 2022.
Llegar a ser hacedores de la palabra
¿Por qué es tan importante poner en práctica lo que aprendemos?
Hermano Milton Camargo, Primer Consejero: El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “El saber mediante el poder del Espíritu Santo que Jesús es el Cristo es importante y necesario; sin embargo, el venir a Él de verdad y ofrecerle nuestras almas enteras como ofrenda requiere mucho más que simplemente saber. La conversión exige todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra mente y fuerza”1.
En otras palabras, podemos y debemos estudiar las Escrituras, los discursos de la conferencia general y los materiales de la Iglesia, y estudiarlos con frecuencia. Pero a menos que pongamos en práctica lo que el Salvador enseñó, el solo saber lo que Él enseñó no nos transformará.
¿Qué puede ayudarnos a actuar de acuerdo con lo que aprendemos?
Presidente Mark L. Pace: El Espíritu nos motiva a actuar, así que la mejor manera de llegar a ser hacedores de la palabra es tener el Espíritu con nosotros2. Esa es una de las razones por las que tomamos la Santa Cena cada semana. Prometemos que estamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, y a recordarlo siempre, y a guardar Sus mandamientos. Esos son llamados a la acción. Entonces, al hacer esas cosas, la bendición que recibimos es la de siempre tener Su Espíritu con nosotros3.
La Santa Cena nos ayuda a vivir la doctrina de Cristo. Nos ayuda a aumentar nuestra fe en Él. Nos inspira a arrepentirnos, lo cual es un llamado a la acción. Nos inspira a esforzarnos por mejorar al recordarlo durante la semana. Y una de las funciones del Espíritu Santo es mostrar “todas las cosas que debéis hacer”4.
Al participar en la adoración y el aprendizaje dominicales, ¿cómo podemos pasar de escuchar la palabra profética a hacer lo que el Espíritu nos inspira a hacer?
Hermano Camargo: Es importante que las personas vengan preparadas los domingos para analizar lo que el Espíritu Santo les ha enseñado durante la semana. Esa es una manera maravillosa de participar en los análisis de la Escuela Dominical, los cuórums del sacerdocio y la Sociedad de Socorro.
Presidente Pace: Quienes enseñan los domingos podrían preguntarse: “¿Qué puedo hacer yo en mi enseñanza, que haga que el oyente sea no solo un alumno, sino también un hacedor de la palabra? ¿Cómo puedo invitar a las personas de mi clase o cuórum a ser más diligentes en su aprendizaje centrado en el hogar, a fin de que puedan participar más eficazmente en la parte del estudio del Evangelio apoyada por la Iglesia?”. Eso es parte de hacer: que las personas se hagan cargo de su propia conversión y labren su propia salvación.
Hermano Jan E. Newman, Segundo Consejero: Y los maestros podrían hacer bien en terminar los análisis diciendo: “Me gustaría escuchar una declaración de diez segundos de lo que han aprendido o de lo que el Señor desea que hagan con lo que hemos hablado esta semana”. Eso reforzaría la invitación a actuar: “¿Qué les está invitando el Señor a hacer esta semana, basándose en la experiencia que hemos tenido juntos al estudiar las Escrituras?”.
Presidente Pace: Una de las razones por las que adoramos juntos los domingos es para que podamos fortalecernos unos a otros. Yo no soy un gran cantante. Cuando canto en el coro, me siento junto a alguien que sabe cantar, y eso me ayuda a cantar mejor. Es lo mismo que vivir el Evangelio. El estar con personas que viven bien el Evangelio ayuda al resto de nosotros a vivir mejor el Evangelio también.
Durante la semana, ¿cómo podemos poner en práctica lo que aprendemos de nuestro estudio de Ven, sígueme?
Hermano Camargo: A menudo, después de leer o escuchar, nos comprometemos a hacer algo, pero luego, un día o dos después, lo olvidamos. Es por eso que es importante anotar las impresiones que sentimos y los compromisos que hacemos, para que podamos recordarlos durante la semana. Hay gran poder en las palabras: “Recordad, recordad”5.
Hermano Newman: Al igual que el Salvador, podemos andar haciendo bienes. Al seguir Su ejemplo de servicio, eso llegará a ser parte de quiénes son. Un domingo tuve un ejemplo perfecto de esto en la Iglesia. Me encontraba solo allí, porque mi esposa estaba enferma. Al sentarme, la persona detrás de mí dijo: “¿Dónde está tu esposa?”. Le dije: “No se siente muy bien”. Él dijo: “¿Podemos llevarles algo para la cena esta noche?”. Le dije: “No te preocupes. Ya se ha arreglado eso”. Él dijo: “Entonces llevaremos algo mañana”. Y nos trajeron la cena.
Sin que nadie lo pida, estos vecinos hicieron algo bueno, porque así es como son ellos. Cuando somos discípulos de Cristo y vemos a alguien necesitado, no decimos: “Bueno, probablemente tienen todo cubierto”. Hacemos lo que podemos para ayudarlos.
Presidente Pace: No importa dónde estemos —por ejemplo, conduciendo al trabajo o a la escuela—, podemos pensar en el Salvador. Pero ser hacedor de la palabra significa que tenemos que hacer más que solo pensar en Él. Estas son algunas cosas específicas que pueden hacer para poner en práctica lo que aprendan en el estudio personal, familiar y dominical:
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Permitan que las promesas de las oraciones sacramentales los motiven a actuar.
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Por medio de la oración, el estudio y la obediencia, inviten al Espíritu a guiarlos.
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Comparen las Escrituras a ustedes mismos6. En su estudio personal o familiar, pregúntense: “¿Hay algo en este pasaje de las Escrituras que podría ayudarme a saber qué hacer?”.
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Al escuchar a los profetas y apóstoles, pregunten: “¿Qué se supone que debo hacer con lo que he aprendido?”. Presten especial atención a cualquier llamado a la acción que sientan o escuchen.
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Tomen notas de sus sentimientos e impresiones para que puedan hacer seguimiento de ellas.
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Pongan en práctica lo que se les ha enseñado. Oren para pedir guía. Entonces, como dijo Nefi, “vayan y háganlo”7.
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Amen al prójimo. Su prójimo es alguien de su entorno que necesita ayuda.
Hermano Camargo: Hay más en las Escrituras que nos alienta a ser hacedores y no oidores. Continúa:
“Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
“Porque después de mirarse a sí mismo, se va, y enseguida se olvida de cómo era.
“Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace”8.
Presidente Pace: ¡Qué gran recordatorio de que si nos convertimos en hacedores, seremos bendecidos al vivir el Evangelio!