Abuso o maltrato
¿Tengo aún valor?


“¿Tengo aún valor?”, Ayuda para las víctimas, 2018.

“¿Tengo aún valor?”, Ayuda para las víctimas.

¿Tengo aún valor?

Sí, tiene un gran valor (véase Doctrina y Convenios 18:10). Como hijo o hija de Dios, usted tiene un valor infinito y eterno, y el abuso no puede disminuir ni quitarle su valor ante Su vista.

Si han abusado de usted, puede que se sienta indigno de la atención o del amor de los demás, incluso del Padre Celestial. Quizás también piense que el abuso le ha hecho perder su dignidad para recibir las bendiciones del Evangelio. Sin embargo, su valor no está determinado por nada que le suceda.

La hermana Joy D. Jones, Presidenta General de la Primaria, explicó: “… El valor espiritual significa valorarnos a nosotros mismos de la misma manera en la que el Padre Celestial nos valora, no como el mundo lo hace. Nuestro valor se decidió antes de que llegáramos a esta tierra” (“Un valor inconmensurable”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 14).

El abuso puede crear confusión en su corazón y en su mente, lo que le hace cuestionar su valor o su dignidad. Sin embargo, el abuso no disminuye ni le quita su valor porque su valor nunca cambia.

Cómo entender sus pensamientos y sentimientos

Puede que tenga algunos de los siguientes pensamientos o sentimientos:

  • No soy digno.

  • Podría haberlo evitado.

  • Soy culpable.

  • Dios ya no me ama.

  • Nadie me amará jamás.

  • Estoy dañado más allá de la reparación.

  • La expiación del Salvador se aplica a los demás, pero no a mí.

  • Debo ser perfecto.

Estos sentimientos son comunes, pero son mentiras que provienen del adversario. El amor del Padre Celestial y del Salvador por usted nunca disminuye. Usted es digno de ser amado. Considere lo que dijo el apóstol Pablo:

“Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

“ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:38–39).

El conocer la fuente de toda verdad, nuestro Padre Celestial, puede ayudarle a disipar sus miedos o pensamientos negativos.

Las Escrituras nos ayudan a comprender cómo podemos reconocer la inspiración y la dirección de nuestro Padre Celestial: “Por consiguiente, todo lo que es bueno viene de Dios, y lo que es malo viene del diablo; porque el diablo es enemigo de Dios” (Moroni 7:12).

Es posible que necesite ayuda de otras personas para superar sus pensamientos y sentimientos poco saludables. Cuanto antes obtenga ayuda, más fácil será desarrollar el poder contra esas creencias incorrectas. Nunca es demasiado tarde para obtener la ayuda y el apoyo que necesita para superar y disipar esas creencias.

Entender que usted es digno

Su dignidad no está determinada por nada que le suceda y no necesita arrepentirse por lo que alguien le haya hecho.

Aquellos que han sufrido abuso sexual quizá se sientan moralmente impuros o que han quebrantado la ley de castidad. “Las víctimas de abuso sexual no son culpables de pecado… Si tú has sido víctima de abuso, debes saber que eres inocente y que Dios te ama” (Para la Fortaleza de la Juventud, folleto, 2011, pág. 36). Su virtud no le puede ser quitada por las acciones de los demás.

Su valor no puede ser reducido

Entre las verdades más importantes que podemos llegar a conocer y comprender en esta vida, se encuentra el conocimiento de quién es nuestro Padre Celestial; quién es Su Hijo Jesucristo; quiénes somos nosotros, hijos de Dios; y cuál es nuestra relación con el Padre y el Hijo (véanse Juan 15:1–5; Romanos 8:16–17; Doctrina y Convenios 50:41).

El élder D. Todd Christofferson declaró: “… El amor de Dios es infinito y perdurará para siempre” (“Permaneced en mi amor”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 48). Dios quiere que sintamos “amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre [y] templanza” (Gálatas 5:22–23). Al entender que el Padre Celestial le ama, comenzará a entender y creer en el gran valor que usted tiene.

No hay nada que pueda suceder en esta vida, incluidas las acciones de otros, que tenga el poder de disminuir su valor.

El presidente Thomas S. Monson dijo: “… su Padre Celestial los ama, a cada uno de ustedes. Ese amor nunca cambia… simplemente está allí. Está allí para cuando se sientan tristes o felices, desanimados o esperanzados. El amor de Dios está allí ya sea que sientan que merezcan amor o no; simplemente, siempre está allí” (véase “Nunca caminamos solos”, Liahona, noviembre de 2013, págs. 123–124).

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