Autosuficiencia
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“10: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“10: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Aprender — Tiempo máximo: 60 minutos

1. Reconocer nuestro progreso

Leer:

Con la fuerza del Señor y por medio de Su gracia, podemos ser bendecidos para poder hacer todas las cosas, soportarlas y superarlas. En las últimas semanas, hemos hallado fortaleza en el Señor y hemos aprendido muchas habilidades para mejorar nuestra resiliencia emocional.

Analizar:

Comparta con el grupo algunas de las ideas que escribió en la actividad anterior. ¿Qué salió bien?

¿Qué desafíos afrontó en sus esfuerzos por cambiar y cómo progresó a lo largo de esos desafíos?

2. Aprender de nuestros contratiempos

Leer:

Los contratiempos son una parte normal de la vida y una parte prevista de cualquier esfuerzo por cambiar. Los contratiempos pueden enseñarle maneras de continuar su progreso. Cuando afronte contratiempos, resulta útil centrarse en mejorar y no en la perfección. El élder Kim B. Clark enseñó: “Ninguno de nosotros es perfecto. A veces nos quedamos estancados; nos distraemos o nos desalentamos; tropezamos; pero si miramos hacia Jesucristo con un corazón arrepentido, Él nos levantará, nos purificará del pecado, nos perdonará y nos sanará el corazón. Él es paciente y bondadoso; Su amor redentor jamás cesa y nunca deja de ser” (“Mirar hacia Jesucristo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 56).

Las Escrituras enseñan: “Muchas son las aflicciones del justo, mas de todas ellas le libra Jehová” (Salmo 34:19).

Al acudir al Salvador cuando experimente contratiempos, puede desarrollar una perspectiva de progreso en lugar de una de perfección. Una manera de lidiar con los contratiempos es compararlos con hacer un viaje. Por ejemplo, imagine que está viajando a una población cercana y por el camino se pincha un neumático. ¿Comienza su viaje desde el principio para arreglar el neumático? No, busca la manera de solucionarlo donde está y prosigue su viaje. Del mismo modo, cuando experimenta un contratiempo, tal vez sienta que todo su progreso se ha perdido y tiene que comenzar de nuevo, pero eso no es cierto. Puede encontrar formas de solucionar el problema donde está y seguir adelante. Además, los contratiempos incluso pueden revelarle aspectos en los que quizás necesite mejorar.

Analizar:

¿Qué ha aprendido de sus contratiempos personales?

3. Sobrellevar bien nuestros desafíos

Leer:

En la vida terrenal debemos aprender a vivir con desafíos y aflicciones. Tal vez deseemos estar libres de desafíos emocionales y esforzarnos por lograr la perfección, pero incluso con nuestros mejores esfuerzos, los síntomas de los desafíos emocionales permanecen; no obstante, no tenemos que rendirnos. Debemos aprender a vivir con esos desafíos a medida que avanzamos con fe. El hacerlo nos ayudará a sentir paz y a ser más resilientes.

El élder Dieter F. Uchtdorf enseñó: “Aquí tenemos un concepto importante: la paciencia no es ni una resignación pasiva, ni es dejar de actuar por causa de nuestros temores. Ser paciente significa esperar y perseverar de forma activa. Significa persistir en algo y hacer todo cuanto podamos: trabajar, tener esperanza, ejercer la fe y enfrentar las dificultades con fortaleza, incluso cuando los deseos de nuestro corazón se ven demorados. ¡La paciencia no es simplemente sobrellevar las cosas, sino hacerlo bien!” (“Continuemos con paciencia”, Liahona, mayo de 2010, pág. 57).

Ver:

Venga lo que venga, disfrútalo”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [3:31].

Analizar:

¿Qué consejo de este video puede poner en práctica en su vida?

4. Fijar metas personales para cambiar

Leer:

A lo largo de este curso aprendió habilidades que lo ayudarán a hacer cambios en su vida. Ha fijado metas para practicar esas habilidades, ha trabajado en ellas y ha rendido cuentas al respecto. El presidente M. Russell Ballard enseñó: “Establezcan metas a corto plazo que puedan alcanzar; metas bien equilibradas; no demasiadas ni muy pocas, y no muy altas ni muy bajas. Pónganlas en una lista y trabajen por alcanzarlas según su orden de importancia. Al fijarnos metas, siempre debemos pedir la guía divina” (véase “El equilibrio en las exigencias de la vida”, Liahona, julio de 1987, pág. 13).

El presidente Heber J. Grant decía a menudo “Aquello en lo cual perseveramos se vuelve más fácil de realizar, no porque su naturaleza haya cambiado, sino porque nuestra capacidad para realizarlo ha aumentado” (autor y fuente desconocidos).

Leer:

“[N]uestra labor en esta vida no es el ir por delante de los demás, sino el ir por delante de nosotros mismos. El batir nuestro propio récord, el vivir más rectamente de lo que vivimos en el pasado, el soportar nuestras pruebas de forma más hermosa de lo que jamás soñamos, el dar como nunca antes hemos dado, el hacer nuestro trabajo con más ahínco y con mejores resultados que nunca, ese es el verdadero objetivo” (véase Thomas S. Monson, “El faro del Señor: Un mensaje para la juventud de la Iglesia”, Liahona, mayo de 2001, pág. 6).

Analizar:

¿En qué forma el fijar metas forma parte del plan que Dios tiene para nosotros?

5. Buscar ayuda por medio del Salvador

Leer:

El hermano Tad R. Callister enseñó lo siguiente acerca del Señor:

“[L]a expiación del Salvador nos da vida en lugar de muerte, ‘gloria en lugar de cenizas’, sanación en lugar de heridas y perfección en lugar de debilidad. Es el antídoto del cielo para los obstáculos y las luchas de este mundo.

“En su última semana en la vida terrenal, el Salvador dijo: ‘En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo’ [Juan 16:33]. Gracias a que el Salvador efectuó Su expiación, no hay ninguna fuerza externa, ni acontecimiento ni persona —ni pecado, ni muerte, ni divorcio— que pueda evitar que alcancemos la exaltación, siempre y cuando guardemos los mandamientos de Dios. Con ese conocimiento, podemos seguir adelante con buen ánimo y absoluta certeza de que Dios está con nosotros en esta búsqueda celestial” (“La expiación de Jesucristo”, Liahona, mayo de 2019, pág. 87).

El Señor desea consolarnos y apoyarnos. Él ha prometido: “Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones” (Doctrina y Convenios 112:10). Las siguientes son algunas formas en las que puede buscar ayuda divina:

  • Perdónese a sí mismo y a los demás.

  • Ore con fe, humildad y gratitud.

  • Deléitese en las Escrituras y en las enseñanzas de los profetas vivientes.

  • Asista al templo.

  • Acuérdese del día de reposo y santifíquelo.

  • Participe de la Santa Cena y recuerde siempre al Salvador.

  • Dese cuenta de que tener preguntas y hacerlas es una parte importante de recibir revelación.

  • Recuerde que el Salvador desea ayudarlo con sus metas.

Analizar:

¿Cómo ha sido fortalecido usted en el Señor durante este curso?

6. Procurar la ayuda de otras personas

Leer:

Dios no desea que pasemos nuestras pruebas solos. Por lo general, Él atiende nuestras necesidades por medio de otra persona. Dios ha puesto, y seguirá poniendo, a personas en nuestra vida para que nos ayuden y apoyen durante las pruebas. Los recursos y personas a los que podemos recurrir para obtener ayuda incluyen:

  • Familiares y amigos de confianza.

  • Líderes de la Iglesia y hermanas o hermanos ministrantes.

  • Recursos de la comunidad.

  • Ayuda profesional.

Analizar:

¿Cómo lo han ayudado otras personas durante este curso?

Buscar ayuda profesional

Leer:

Es difícil saber si se debe buscar ayuda profesional o no. Las situaciones siguientes son señales de advertencia que podrían indicar la necesidad de ayuda profesional.

  • Usted experimenta sentimientos persistentes de ira incontrolable, tristeza, temor, dolor emocional o desesperanza. Haga lo que haga, esos sentimientos permanecen y a menudo son debilitantes mental y físicamente.

  • A pesar de que los sentimientos van y vienen, los problemas siguen durante muchos meses.

  • Se siente físicamente incapacitado y su apetito y sus patrones de sueño cambian.

  • Tiene un sentimiento incontrolable de preocupación y ansiedad.

  • Piensa en lastimarse a sí mismo o a los demás.

  • Su capacidad para funcionar a diario se ve afectada, lo cual limita su productividad.

Si está experimentando algunas de estas señales de advertencia y le preocupa su salud, hable con un profesional de la salud o con alguien en quien confíe.

Nota: Puede encontrar más información sobre cómo elegir el profesional de atención de salud adecuado para usted en la sección “Recursos”, al final de este capítulo.

7. Conclusión

Leer:

¡Felicitaciones por haber completado este curso! Muchas de las cosas que hemos analizado no se lograrán en diez semanas. Sin embargo, es posible que haya desarrollado algunos hábitos que lo pueden ayudar a progresar hacia una mayor resiliencia emocional. Repase los capítulos de este cuaderno de ejercicios con frecuencia para recordar y poner en práctica estos principios y habilidades.

Analizar:

En grupo, compartan voluntariamente sus experiencias de este curso. Consideren compartir las habilidades más útiles que hayan aprendido, las experiencias espirituales que hayan tenido, las maneras en que han cambiado o la forma en que el Señor los ha bendecido durante este curso.

Leer:

Después de completar este curso, algunos grupos deciden continuar reuniéndose con menos frecuencia. A algunos les parece valioso aprender juntos de manera constante, apoyarse mutuamente y trabajar para superar los desafíos. Otras personas han utilizado mensajes de texto o las redes sociales para ofrecer aliento y compartir artículos, videos y otros contenidos edificantes con regularidad.

Analizar:

En grupo, analicen si les gustaría mantenerse en contacto. Si es así, ¿cómo quisieran hacerlo?

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