“7: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional , 2020
“7: Aprender”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional
Aprender — Tiempo máximo: 60 minutos
El albedrío es un don divino del Padre Celestial. El adversario desea distraernos y limitar nuestra capacidad para tomar buenas decisiones. Una de las maneras en que lo hace es por medio de las adicciones. Alguien puede convertirse en adicto a muchos tipos distintos de conductas o sustancias. Estas incluyen, entre otras, el alcohol, las drogas ilegales, la pornografía, el sexo, el tabaco, la comida, la tecnología y los juegos de azar.
“¿Qué es la adicción? ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [1:31].
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¿Cómo definiría la palabra adicción ?
Paso 1: Algunas personas podrían pensar que son adictas cuando en realidad no lo son. Otros podrían creer que no pasa nada malo, a pesar de estar atrapados en una conducta adictiva. En grupo, lean los tres niveles de las conductas adictivas y compulsivas que se indican a continuación (adaptación de Dallin H. Oaks, “Recuperarse de caer en la trampa de la pornografía ”, Liahona , octubre de 2015, págs. 50–55). Tenga en cuenta que estos niveles se aplican a la frecuencia con la que alguien participa en un patrón adictivo o compulsivo. Eso significa, por ejemplo, que estos niveles no se aplican, por ejemplo, a un patrón de alimentación normal o saludable, pero sí se aplican a un patrón de comer en exceso.
La exposición. En este nivel, se participa en una conducta o se consume una sustancia, ya sea por accidente o simplemente para probarla. Es importante tener en cuenta que la conducta o el consumo de sustancias de manera accidental se considera un error, que requiere corrección más que arrepentimiento.
El uso ocasional. Aunque es posible que no suceda a diario, o ni siquiera con frecuencia, el peligro de cualquier consumo deliberado es que siempre invita a consumir más. Sin importar cuán casual o infrecuente sea la acción, inevitablemente aumentará el deseo de consumir la sustancia o participar en la conducta.
El uso intensivo. El uso repetido y frecuente puede convertirse en un hábito, que es un patrón de conducta que se vuelve difícil de controlar y casi automático. Con el uso habitual, las personas experimentan la necesidad de encontrar más maneras de sentir el mismo estímulo a fin de satisfacer el impulso o deseo.
Paso 2: En grupo, lean la siguiente cita del presidente Oaks y luego analicen las preguntas que siguen a continuación.
“Si la conducta se clasifica incorrectamente como una adicción, el usuario podría pensar que ha perdido su albedrío y la capacidad de superar el problema; eso puede minar la determinación de recuperarse y arrepentirse. Por otro lado, tener una mayor comprensión de la gravedad de un problema —que tal vez no esté tan arraigado ni sea tan extremo como se temía— puede brindar esperanza y una mayor capacidad de ejercer el albedrío a fin de dejar de hacerlo y arrepentirse” (“Recuperarse de caer en la trampa de la pornografía ”, pág. 53).
¿Cómo puede resultar perjudicial el etiquetar una conducta como adicción cuando en realidad no lo es?
¿Cómo podría ser perjudicial el hecho de pensar que no es adicto cuando realmente sí lo es?
2. La adicción es un desafío tanto espiritual como físico
Las conductas adictivas y compulsivas no solo son un desafío espiritual, sino también físico. El élder M. Russell Ballard enseñó: “Hay estudiosos que dicen que hay un elemento del cerebro llamado el centro del placer [véase National Institute on Drug Abuse, Drugs, Brains, and Behavior—The Science of Addiction , 2010, pág. 18, drugabuse.gov/scienceofaddiction/sciofaddiction.pdf ]. Al activarlo con ciertas drogas o comportamientos, domina la parte del cerebro que gobierna nuestro juicio, fuerza de voluntad, lógica y moralidad. Eso conduce al adicto a abandonar lo que él o ella sabe que es correcto” (“¡Oh ese sutil plan del maligno! ”, Liahona , noviembre de 2010, pág. 108). Aunque tal vez estemos haciendo todo lo necesario para sanar espiritualmente de una adicción, la sanación podría seguir siendo necesaria para nuestro cuerpo, y específicamente para nuestro cerebro. Si trabajamos en nuestras conductas adictivas, nuestro cerebro puede cambiar y sanar.
En Predicad Mi Evangelio se da un ejemplo de esto al describir los desafíos de los nuevos conversos, pero este consejo se aplica a cualquier persona que esté involucrada en una adicción: “El arrepentimiento tal vez implique un proceso emocional y físico […]. Por lo tanto, el arrepentimiento y la recuperación pueden tomar bastante tiempo […]. Pero el bautismo y la confirmación no eliminan por completo los impulsos emocionales y físicos que acompañan a esas conductas. Aunque una persona pueda tener cierto éxito inicial, es posible que sea necesaria una curación emocional mayor a fin de arrepentirse y recuperarse totalmente” (Predicad Mi Evangelio: Una guía para el servicio misional , 2018, págs. 187, 188 ).
“¿Por qué cuesta dejarlo? ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [2:01].
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¿Por qué es importante entender que la adicción es un desafío tanto físico como emocional?
Aunque el proceso de recuperación puede resultar difícil, las Escrituras brindan esta esperanza: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13 ). A continuación se encuentran algunos principios generales que pueden contribuir, con la ayuda del Señor, a que se recupere de un comportamiento o hábito adictivos.
Ore para pedir ayuda. Siempre puede pedir ayuda a Dios. Él está ahí y contestará su oración.
Encuentre esperanza. Sepa que el Salvador puede sanarlo si usted hace su parte.
Sea honesto. La adicción adquiere poder en el secretismo, pero se debilita con la honestidad.
Conéctese con los demás. La conexión puede satisfacer las necesidades que las adicciones suelen compensar.
Haga un plan. Considere, con espíritu de oración, los cambios que debe hacer, evite las situaciones difíciles y aprenda de sus errores. Piense en Moroni y en los muchos niveles de protección contra los lamanitas que hizo que su pueblo edificase (véase Alma 49 ).
Rinda cuentas. Pida ayuda a alguien en quien confíe, elabore un plan de seguimiento junto con su persona de confianza y revise regularmente su progreso.
Obtenga apoyo. No tiene por qué hacerlo solo; hable con sus familiares, obispo, líderes o amigos.
Recuerde que es hijo o hija de Dios. No se defina por su adicción. Tenga compasión por usted mismo y por los demás.
No se dé por vencido. Aunque recaiga, no se desperdicia ningún esfuerzo. Sanar requiere tiempo; sea paciente consigo mismo.
Véase el capítulo 2, “Modelos de pensamiento saludables ”, para obtener ideas adicionales.
Es posible que algunas personas necesiten dar pasos más significativos para sanar. Esto incluye buscar ayuda médica, asistir a una reunión de los doce pasos para recuperarse de las adicciones, trabajar con un terapeuta o un programa de tratamiento, o una combinación de varios métodos.
“¿Qué es la recuperación de las adicciones? ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [2:08].
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Paso 1: Con un compañero, analicen en qué formas las habilidades anteriores podrían ayudar a alguien a cambiar.
Paso 2: Compartan sus respuestas en grupo.
Para obtener más información, repase otros recursos de la Iglesia, tales como los siguientes.
4. Apoyar a las personas que luchan contra la adicción
Las personas que luchan contra una conducta o un hábito adictivos necesitan el apoyo y la ayuda de las personas de su entorno. Si alguien le pide ayuda, agradézcale que tenga el valor de ser sincero con usted y escuche atentamente lo que dice. Ore pidiendo ayuda para mantener bajo control sus emociones, tales como la ira, el dolor o el resentimiento. Dígale a la persona que usted la ama y que desea ayudarla. Aliente a la persona a trabajar con los líderes de la Iglesia y con otras personas que puedan apoyarla.
Si cree que un ser querido necesita ayuda, pero no se ha confiado a usted, háblele de su preocupación. Exprese su amor, comparta sus inquietudes y dígale que desea ayudarlo. Aunque la persona rechace su ofrecimiento de ayudar, continúe demostrando su amor y no se dé por vencido.
A medida que su ser querido intente sanar, puede que se sienta desanimado y desesperanzado. Usted puede brindar aliento y apoyo al reconocer el progreso que su ser querido está haciendo, así como testificar que sigue habiendo esperanza y que el Señor lo ama.
Usted puede apoyar a su ser querido reafirmando sus esfuerzos de venir a Cristo y sanar. En algunos casos, su ayuda puede ser muy beneficiosa e incluso puede salvar una vida. Sin embargo, debe tener cuidado de no apoyar a su ser querido cuando este tome malas decisiones ni consentir que cometa pecados. Si usted cae en la trampa de rescatar constantemente a su ser querido, podría entorpecer su recuperación y demorar que la persona se vuelva al Señor en busca de ayuda. La situación de cada persona es diferente y podría requerir una respuesta distinta. Ore para que el Espíritu lo guíe y considere pedir ayuda a otras personas con experiencia o conocimientos especializados en la materia.
La estructura y las reglas pueden ayudar a alguien que lidia con una adicción a salir adelante en el proceso de recuperación. Una persona involucrada —el padre o la madre, o el cónyuge, por ejemplo— puede establecer y comunicar claramente límites, establecer reglas y hacer a su ser querido responsable de sus decisiones, ya que experimentar las consecuencias puede proporcionar a su ser querido una mayor motivación para sanar. Estas medidas no se toman para controlar a su ser querido o amigo, sino para minimizar el impacto negativo de sus decisiones en su vida personal y en la vida de otros seres queridos de su entorno.
Paso 1: En grupo, lean la siguiente situación.
Jorge y Juanita llevan casados dieciocho años y son conversos a la Iglesia. Antes de unirse a la Iglesia, Jorge bebía de vez en cuando, con algunos períodos en los que bebía mucho, pero se ha mantenido sobrio durante muchos años. Un día, Juanita descubre a Jorge bebiendo una cerveza. Él niega que tenga un problema, minimiza la situación y promete dejar de hacerlo. Juanita cree que no es sincero con ella, pero deja el tema y se siente incómoda hablando con él al respecto. Durante muchos años, Jorge ha sido un padre y esposo activo, pero se ha distanciado de su familia a medida que su consumo de alcohol ha aumentado. En secreto, Jorge quiere dejar el hábito, pero a pesar de hacer todo lo posible, la situación está empeorando. Tiene miedo de decirle la verdad a Juanita y no ha hablado con su obispo al respecto.
Paso 2: Analice con el grupo qué reacciones podría tener Juanita. ¿Qué reacciones son útiles? ¿Qué reacciones son menos útiles?
5. El cónyuge, los familiares y los amigos
Puede ser devastador descubrir que un ser querido está luchando contra una conducta compulsiva o adictiva. Es posible que esa persona se culpe erróneamente a sí misma, se enoje o le preocupe que no haya esperanza. Un cónyuge, un familiar o un amigo necesita el poder sanador del Salvador tanto como su ser querido que se encuentra atrapado en una conducta o hábito compulsivo o adictivo.
A continuación se dan varias sugerencias para el cónyuge, los familiares y los amigos de alguien que lucha contra la adicción:
Este no es solo el problema de su ser querido. No es justo, pero también le afecta a usted. Lleve sus cargas al Señor y busque sanación para usted mismo.
Ore para recibir ayuda y guía. Busque al Señor. Esté cerca de personas que lo aman.
Usted no causó la adicción, no puede controlarla y no puede solucionarla. Este es el desafío de su ser querido.
Obtenga apoyo. Hable con otras personas en las que confíe y con las que se sienta seguro; no tiene por qué sufrir en silencio.
Para obtener más información, puede consultar la Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación o asistir a un grupo de apoyo para el cónyuge y los familiares (AddictionRecovery.ChurchofJesusChrist.org/spouses-and-families ).
Elija uno de los videos siguientes para verlos en grupo.
“Lo que sé ahora: Cónyuges ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [3:52].
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O bien
“Lo que sé ahora: Padres ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [3:55].
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¿Qué aprendió del video que podría ayudarlo?
6. Prevenir las adicciones
La mayoría de las adicciones se pueden prevenir si uno se comprende bien a sí mismo y comprende las cosas que podrían atraerlo a las conductas adictivas. Para muchas personas, los patrones adictivos a menudo comienzan al final de la adolescencia. Los principios del cuadro siguiente pueden ayudar a prevenir la adicción.
Principio
Descripción
1. Educación
Aprenda sobre las cosas que son adictivas y lo que la adicción provoca en una persona. Conocer los efectos que la adicción puede tener en su cuerpo, mente y espíritu puede ser un factor disuasorio útil.
2. Moderación
A lo largo del tiempo, los profetas han enseñado la importancia de la moderación. El establecer límites en sus conductas y decidir lo que hará y lo que no hará puede protegerlo de caer en una adicción.
3. Conexión
Tener una fuerte conexión con el Salvador y otras personas puede ser un factor de protección importante para evitar las conductas adictivas. Las buenas personas de su vida pueden ayudarlo a sentir el amor de Dios y a ser más resiliente.
4. Transparencia
Ser sincero con alguien sobre sus acciones puede ayudarlo a evitar conductas que a menudo se relacionan con la adicción, entre ellas mentir, engañar y justificarse. Ser transparente hace que resulte más difícil que las conductas adictivas se arraiguen.
5. Supervisión
En el caso de los padres, saber quiénes son los amigos de sus hijos, saber en qué actividades participan y establecer reglas claras pueden protegerlos contra la adicción. Tenga conversaciones regulares con sus hijos sobre estos temas.
“Adicción en la adolescencia ”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [2:18].
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Piense en sí mismo o en alguien que sea importante para usted. ¿Cuáles de los principios del video y del cuadro querría incorporar a esta relación? Considere compartir su plan con su compañero de acción.