Autosuficiencia
Mi fundamento: Utilizar el tiempo sabiamente


“4: Mi fundamento: Utilizar el tiempo sabiamente”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional, 2020

“4: Mi fundamento: Utilizar el tiempo sabiamente”, Hallar fortaleza en el Señor: Resiliencia emocional

Mi fundamento: Utilizar el tiempo sabiamente — Tiempo máximo: 20 minutos

Meditar:

¿Por qué es el tiempo uno de los mayores dones que Dios nos ha dado?

Ver:

El regalo del tiempo”, disponible en srs.ChurchofJesusChrist.org/videos [2:27]. (¿No tiene el video? Lea la transcripción de “El regalo del tiempo”).

El regalo del tiempo

Si no le es posible ver el video, escojan los distintos roles y lean el siguiente guion.

Imagen
mujer sonriendo

Kofi: Hola, hermana Benkosi. ¿Cómo está?

Hermana Benkosi: ¿Estás bien, Kofi?

Kofi: Oh, hermana Benkosi. Estoy tan ocupado. Tengo que trabajar, prestar servicio, ayudar a mi familia… y además, el fútbol. ¡No tengo tiempo!

Hermana B.: Kofi, tienes todo el tiempo del mundo.

Kofi: ¿Qué?

Hermana B.: Mira hijo, Dios nos ha dado un gran regalo: nuestro tiempo. Debemos usarlo en las cosas más importantes.

Kofi: Pero, ¿cómo, hermana Benkosi? Usted ha logrado tantas cosas. Le va bien con su familia y con su negocio. Ha servido y bendecido a muchas personas, entre ellas yo. No sé cómo lo hace.

Hermana B.: ¿De veras quieres saber cómo lo hago? Si te sientas y escuchas, te diré mi secreto.

Cada mañana me levanto antes de que salga el sol. Me visto y me lavo la cara y las manos.

Leo las Escrituras. Luego hago una lista de lo que debo hacer ese día.

Pienso en alguien a quien puedo servir. Oro para saber la voluntad de Dios y escucho.

A veces me vienen a la mente los nombres o los rostros de ciertas personas. Los agrego a mi lista.

Kofi: ¿Es por eso que siempre sabe quién necesita de su servicio?

Hermana B.: Sí, Kofi. Oro para obtener fortaleza y sabiduría. Oro para que Dios “consagre [mis acciones]”. Así lo dice en 22 Nefi 32.

Le doy las gracias. Le prometo hacer lo mejor que pueda. Le pido que Él haga lo que yo no puedo hacer.

Luego, miro mi lista. Escribo un 1 en lo más importante, luego un 2.

Kofi:¿Cómo determina las prioridades?

Hermana B.: Cada vez que oro, ¡escucho! Después me pongo a trabajar. Miro el número 1 y trato de hacerlo primero, luego el 2.

A veces los planes cambian. El Espíritu Santo me indica que haga otra cosa. No hay problema.

Me esfuerzo mucho, pero siento paz. Sé que Dios me ayudará.

Así que, con mi lista y el Espíritu, hago las cosas más importantes, Kofi.

Kofi: Eso parece ser sencillo y a la vez difícil.

Hermana B.: ¡Tienes razón! Cuando me preparo para ir a dormir, ofrezco una oración. Le doy un informe al Padre Celestial. Le cuento cómo me fue durante el día. Le hago preguntas. Le pregunto en qué puedo mejorar. Escucho. A menudo siento Su amor. Sé que Él magnifica las cosas que trato de hacer. Después siento paz, Kofi, y me duermo.

Kofi: Qué lindo, mamá Benkosi. Yo quiero sentir esa paz. Quiero utilizar mi tiempo. Quiero trabajar y servir mejor.

Analizar:

¿Qué aprendió de la hermana Benkosi en el video?

Leer:

Este pasaje de las Escrituras y las declaraciones siguientes de los líderes de la Iglesia:

“Porque he aquí, esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra” (Alma 34:32).

“[E]l tiempo es todo el capital que tenemos en la tierra […]; si lo emplean debidamente, les incrementará su tranquilidad, comodidad y satisfacción. Considerémoslo y dejemos de permanecer sentados con las manos cruzadas, malgastando el tiempo” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Brigham Young, 1997, pág. 144).

“La rutina y los asuntos cotidianos de la vida terrenal pueden saturarnos con facilidad. Dormir, comer, vestirnos, trabajar, jugar, hacer ejercicio y muchas otras actividades habituales son necesarias e importantes. No obstante, en definitiva, lo que llegamos a ser es el resultado de nuestro conocimiento del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y de nuestra disposición a aprender de Ellos; no es simplemente la suma total de nuestras actividades diarias durante el curso de una vida” (David A. Bednar, “Preciosas y grandísimas promesas”, Liahona, noviembre de 2017, pág. 93).

Comprométase:

Practicaré estos pasos todos los días para utilizar mi tiempo más sabiamente. Cada noche, en mis oraciones, daré un informe al Padre Celestial.

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