“La función de los profetas”, Temas y preguntas, 2023
Preguntas sobre la Iglesia y el Evangelio
La función de los profetas
Reseña
Desde la antigüedad, Dios ha llamado profetas para testificar de Jesucristo y declarar Su palabra. Dios prepara, llama y dirige a profetas para cumplir Sus propósitos eternos. Las Escrituras contienen las enseñanzas de muchos profetas, tales como Moisés, Isaías, Elías el Profeta y Nefi. Cada uno habló a las personas en su idioma, tiempo y lugar, dando dirección inspirada y advertencias oportunas.
Dios continúa llamando profetas en nuestro tiempo. El profeta José Smith recibió autoridad de Dios para administrar los convenios del Evangelio y las ordenanzas del sacerdocio y restaurar la Iglesia de Jesucristo. También recibió revelación que aclaraba verdades importantes acerca de Dios y Su plan para Sus hijos. Sus sucesores en calidad de Presidentes de la Iglesia han tenido la misma autoridad para recibir revelación para aumentar el conocimiento del Evangelio y para guiar a la Iglesia. Este principio de revelación continua es una característica central del Evangelio restaurado.
Los Santos de los Últimos Días sostienen al Presidente de la Iglesia, a los consejeros de la Primera Presidencia y a los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles como profetas, videntes y reveladores. Las enseñanzas de la Iglesia se declaran mediante la voz unida de estos profetas vivientes. La doctrina la declara e interpreta el Presidente de la Iglesia y es sostenida por la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce actuando de manera unánime, siguiendo el modelo que se da en Doctrina y Convenios 107:27–31.
El Señor ha llamado a hombres mortales para que sean Sus profetas. Al igual que todos los hijos de Dios, ellos experimentan las pruebas de la mortalidad, pero el Señor obra por medio de ellos para llevar a cabo Su obra. Él ha mandado a la Iglesia que preste atención a sus consejos “con toda fe y paciencia”. Si lo hacemos, Él promete que “dispersará los poderes de las tinieblas de ante [n]osotros, y hará sacudir los cielos para [n]uestro bien”.
¿Por qué es importante que escuche a los profetas?
Jesucristo restauró Su Iglesia en los últimos días como ayuda para llevar a cabo Su obra maravillosa: Él desea enseñar las bendiciones del convenio, facilitar el perdón de los pecados y ofrecer ayuda a todos los hijos de Dios por medio de las pruebas; unir a un mundo dividido en torno a Sus enseñanzas y ejemplo; y conectar a todas las generaciones de la familia humana mediante las ordenanzas de salvación y exaltación.
El Señor llama a profetas y les da autoridad para dirigir esta obra. Les da revelación para ayudarlos a saber en qué hacer hincapié y cómo hacer avanzar la obra de Dios. Aunque los profetas provienen de diferentes orígenes y tienen diferentes talentos y perspectivas, buscan y reciben con humildad la voluntad del Señor para Su Iglesia.
El procurar la comprensión y la confirmación de los llamamientos divinos de los profetas mediante la aplicación fiel de sus enseñanzas es un elemento del discipulado. Seguir a los profetas puede requerir “fe y paciencia” porque es posible que no siempre entendamos el propósito divino de las revelaciones y enseñanzas reveladas a un profeta. Aunque tengamos preguntas, el Señor nos pide que sigamos la dirección de Sus siervos con fe en Su conocimiento perfecto y en el poder de Su Expiación.
Cuando damos oído a las palabras de los profetas, invitamos al Espíritu Santo a nuestra vida. Nos unimos a una comunidad mundial de discípulos de Jesucristo comprometidos con la edificación del Reino de Dios en la tierra. Al seguir el consejo profético, obtenemos acceso a las bendiciones del poder divino y la paz eterna que se prometen a quienes hacen los convenios del Evangelio y los guardan.
¿Cómo puedo obtener un testimonio de que el Señor guía Su Iglesia por medio de profetas?
Dios desea que Sus hijos escuchen a Sus profetas y confíen en ellos. Al buscar con verdadera intención, podemos obtener un testimonio personal de que Él guía Su Iglesia en la actualidad.
Podemos poner en práctica el consejo del profeta Alma. “Experimenta[d] con mis palabras”, instó a los zoramitas, “y ejercit[ad] un poco de fe, sí, aunque no sea más que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, sí, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porción de mis palabras”.
Alma explicó: “Compararemos, pues, la palabra a una semilla. Ahora bien, si dais lugar para que sea sembrada una semilla en vuestro corazón, he aquí, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad […] empezará a hincharse en vuestro pecho” y dirás : “Debe ser que esta es una semilla buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi entendimiento; sí, empieza a ser deliciosa para mí”.
Como enseñó Alma, podemos experimentar con las palabras de los profetas. Por ejemplo, cuando sea posible, podemos actuar de acuerdo con el consejo del profeta de fijar una cita regular para adorar en la Casa del Señor. Al hacerlo, podemos estar atentos a las bendiciones que el profeta prometió. El reconocer esas bendiciones fortalece nuestra fe en las palabras de los profetas vivientes.
El cultivo de la semilla por nuestra fe es un proceso de toda la vida, pero podemos comenzar hoy mismo a obtener la certeza espiritual de que contamos con profetas vivientes y a prestar atención a sus consejos con paciencia y fe.
¿Son los líderes de la Iglesia infalibles?
Jesucristo llevó una vida perfecta. Los líderes de la Iglesia se esfuerzan por llevar vidas rectas y llevar a las personas a Jesucristo por medio de sus palabras y acciones, pero están sujetos a la debilidad humana. Los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no son infalibles,
pero no debemos perder de vista su función vital. El Señor llama a los miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia a ser “testigos especiales del nombre de Cristo” y a actuar como profetas, videntes y reveladores en nuestros días. Al igual que los profetas de la antigüedad, están en comunión con Dios y revelan Su voluntad. Ellos tienen autoridad divina para guiar la Iglesia por revelación, administrar las ordenanzas del Evangelio y dirigir la obra del Señor sobre la tierra. Eso no significa que sepan todas las cosas. Obran de acuerdo con la luz que el Señor les ha dado, procuran más conocimiento mediante la revelación continua y confían en el poder fortalecedor que reciben por medio de Jesucristo y Su Expiación.
El Señor siempre ha obrado por medio de profetas terrenales a pesar de sus debilidades. Como Jonás huyendo de su llamamiento a Nínive, Pedro cortándole la oreja al soldado o José Smith entregando páginas de la traducción del Libro de Mormón a Martin Harris, los profetas a veces pueden cometer errores. En tales casos, el Señor corrige a Sus siervos y, después de que se arrepienten, los bendice para que cumplan con la obra para la que los llamó.
Es importante recordar cómo se establece la doctrina de la Iglesia. La doctrina la declara e interpreta el Presidente de la Iglesia y es sostenida por la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce actuando de manera unánime, siguiendo el modelo que se da en Doctrina y Convenios 107:27–31. “Este requisito de unanimidad es una protección en contra de tendencias y preferencias personales; garantiza que Dios gobierna por medio del Espíritu y no el hombre por mayoría o compromiso”. Una enseñanza hecha por un líder individual de la Iglesia puede representar “una opinión personal que, aunque bien pensada, no quiere decir que sea oficial o se vincule a toda la Iglesia”.
Por medio del Espíritu Santo, cada uno de nosotros puede recibir una confirmación personal de que los profetas son llamados por Dios y de que Él dirige Su obra por medio de ellos.
¿Qué significa que el profeta nunca desviará a la Iglesia?
El presidente Wilford Woodruff declaró: “El Señor jamás permitirá que os desvíe yo ni ningún otro hombre que funcione como Presidente de esta Iglesia”. Los profetas y apóstoles han reafirmado esta enseñanza a lo largo de las generaciones. La doctrina la declara e interpreta el Presidente de la Iglesia y es sostenida por la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce actuando de manera unánime, siguiendo el modelo que se da en Doctrina y Convenios 107:27–31.
Los Santos de los Últimos Días creen que la plenitud del Evangelio restaurado y la autoridad del sacerdocio nunca más serán quitadas de la tierra. Eso significa que Dios siempre guiará a los profetas para asegurarse de que la Iglesia cumpla con la misión de preparar a Sus hijos para las bendiciones de la vida eterna. Él continuará revelando Su voluntad a los profetas línea por línea, aumentando nuestro entendimiento y eliminando el error como parte del despliegue de la restauración del Evangelio.
¿Por qué algunas cosas de la Iglesia cambian con el tiempo?
En Doctrina y Convenios 1:30, el Señor declara que la Iglesia es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra”. Sin embargo, todos los seres vivos se desarrollan y cambian. Las prácticas de la Iglesia son diferentes hoy en día que hace tan solo años. Esa es una característica esencial de la Iglesia, que fue fundada sobre el principio de la revelación continua. Los Santos de los Últimos Días creen que Dios “aún revelará muchos grandes e importantes asuntos”.
La revelación continua puede ampliar o refinar nuestro entendimiento, llevarnos a cambiar algunas de nuestras tradiciones y ayudarnos a acercarnos aún más al ideal de Sion. La Iglesia mundial se adapta para que sus normas puedan satisfacer las necesidades de tiempos y lugares específicos. Después de todo, las necesidades de los santos en la frontera estadounidense del siglo XIX eran, en muchos aspectos, muy diferentes de las de los millones de miembros de la Iglesia esparcidos por todo el mundo en la actualidad.
La mayoría de los cambios que experimentamos en la Iglesia tienen que ver con la implementación práctica de los principios del Evangelio, tales como la forma en que llevamos a cabo la adoración en el día de reposo o nos ministramos unos a otros en nuestros barrios y ramas. En ocasiones, la revelación ha conducido a cambios más significativos en las enseñanzas y prácticas de la Iglesia. Un ejemplo de ello son las declaraciones oficiales que se encuentran en Doctrina y Convenios, las cuales condujeron al fin de la práctica del matrimonio plural y a extender las bendiciones del sacerdocio y del templo a todos, independientemente de su raza.
¿Son las enseñanzas de los profetas vivientes más importantes que las de las Escrituras o las de los líderes anteriores de la Iglesia?
Los profetas vivientes, las Escrituras y los líderes anteriores de la Iglesia son importantes. El propósito principal de estas tres fuentes de verdad es dar testimonio de la misión salvadora de Jesucristo. Debemos procurar comprender la importante función que desempeña cada fuente y cómo se relacionan unas con otras.
Las Escrituras son una fuente de verdades importantes reveladas a lo largo de miles de años y en muchos contextos culturales. Mantienen las verdades esenciales del Evangelio siempre ante nuestros ojos. Testifican de Cristo y dan ocasión para que el Espíritu nos hable. Las enseñanzas de los profetas anteriores de la Restauración proporcionan un recurso espiritual similar. Debemos procurar comprender las Escrituras y las enseñanzas de los profetas del pasado en el contexto en el que se dieron y aceptar con gratitud las verdades reveladas que comparten.
Los profetas vivientes poseen las llaves del sacerdocio necesarias para dirigir la Iglesia y administrar las ordenanzas del Evangelio en la actualidad. Añaden su testimonio de Cristo a los expresados por profetas anteriores. Nos ayudan a ver cómo las verdades del Evangelio se aplican a nuestras circunstancias actuales. Reciben nueva revelación para la Iglesia, adaptando las instrucciones pasadas a las circunstancias presentes, según lo indique el Señor. A veces sus enseñanzas reemplazan a las de profetas anteriores. La mayoría de las veces, sus palabras refuerzan las enseñanzas de las Escrituras y las palabras de profetas anteriores.