1. Cual rocío que destila
en la yerba del vergel,
tu palabra salvadora
llega a tu pueblo fiel.
2. Deja, Padre bondadoso,
tu doctrina destilar,
bendecida para darnos
el eterno bienestar.
3. Ve, oh Padre, a tu pueblo
y permite descender
de tu trono bendiciones
cual rocío al caer.
4. Nuestra petición escucha
y derrama, eterno Dios,
tu Espíritu sublime,
muestra de Tu gran amor.
Letra: Thomas Kelly, 1769–1854.
Música: Joseph J. Daynes, 1851–1920.