27
2 Samuel 13–24
El precio del pecado: Tragedia en la casa de David
(27-1) Introducción
El precio del pecado de David, asesinato y adulterio, fue elevado, y éste pasó el resto de su vida lamentándolos. En uno de los salmos expresó su tormento mental y suplicó el perdón.
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y limpíame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí…
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu.” (Salmos 51:1-3, 10-11.)
Finalmente David recibió la seguridad de que su alma sería librada “de las profundidades del Seol” (Salmos 86:12-13). Pero esta seguridad no restauraría las bendiciones que había perdido. Esas bendiciones se perdieron definitivamente (véase D. y C. 132:39).
David también pagó otro precio, un precio terrenal, el cual lo persiguió hasta la muerte. “No se apartará jamás de tu casa la espada”, le dijo el profeta Natán, “por cuanto me [al Señor] menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.” (2 Samuel 12:10.) Esta profecía se cumplió literalmente.
Esta sección de nuestro estudio del Antiguo Testamento describe la triste historia de cómo el reino terrenal de David comenzó a desintegrarse por la contención interna y por la lucha. David vivió para lamentar sus pecados en la mortalidad y también en la eternidad.
COMENTARIOS SOBRE 2 SAMUEL 13-24
(27-2) 2 Samuel 13:1-14. ¿En qué se asemejó la tragedia de Tamar a la experiencia de Betsabé y David?
Tamar era una de las hermosas hijas de David y de su esposa Maaca, y medio hermana de Amnón. Amnón era el mayor de los hijos de David, habiendo nacido de Ahinoam cuando David estaba en Hebrón. Era el príncipe heredero al cual le correspondía el trono de David.
El amor que Amnón sentía por Tamar no era el amor de un hermano hacia su hermana. Era una pasión desenfrenada, la cual ofuscó su razón. El paralelo entre David y Amnón es evidente, pues David había dado el ejemplo al no lograr que el espíritu controlara al cuerpo cuando cedió a su pasión por Betsabé. También dio un ejemplo de cómo encubrir sus pecados.
(27-3) 2 Samuel 13:15–22. “Luego la aborreció Amnón”
Amnón realmente no amaba a Tamar. Una vez que satisfizo su pasión, la aborreció. ¿Cuán a menudo esa injusticia hacia las mujeres es demostrada por los hombres malos? Se aprovechan de las mujeres y luego las desprecian en lugar de despreciarse a sí mismos. Amnón no quiso salvar a Tamar de la desgracia, haciéndola parte de su familia como esposa o concubina. Sabiendo que ella había sido deshonrada y por lo tanto no tendría esposo, Tamar hizo duelo como lo haría una viuda (véase vers. 19; nótese especialmente el vers. 20). David se enojó en extremo por la forma en que Amnón había tratado a Tamar, pero, ¿qué podía hacer o decir? Su propia conducta con Betsabé lo había dejado sin base para condenar. Aquí tenemos otro resultado del pecado. Por causa de su propia culpa, David no actuó para corregir esta gran abominación en su propia familia. David aprendió la triste lección de que los pecados del hombre a menudo lo visitan hasta la tercera y cuarta generación (véase Exodo 34:7).
(27-4) 2 Samuel 13:23-39. ¿En qué forma buscó Absalón vengar el mal hecho a su hermana?
Durante dos años Absalón escondió su odio y furor. Al final de este tiempo invitó al rey David y a todos sus hijos a viajar varios kilómetros al norte hasta las montañas de Efraín, donde sus ovejas estaban siendo esquiladas. En la esquila era costumbre tener una fiesta, siendo que en estas ocasiones la familia estaba reunida. David no aceptó la invitación, temiendo que toda la corte fuese una carga para su hijo, pero envió a su hijo mayor, Amnón, aparente heredero del trono (vers. 25). Durante la fiesta, cuando el corazón de Amnón estaba “alegre de vino” (vers. 28), Absalón dio una señal y sus siervos se abalanzaron súbitamente y mataron a Amnón. Absalón escapó hacia la casa de su abuelo, en Gesur.
(27-5) 2 Samuel 14:1–24
Aquí tenemos el relato patético de la tragedia que se ahondaba en la casa de David. Una vez más David se veía atrapado por las consecuencias de sus propios hechos. La enemistad entre él y su hijo Absalón los apartó tanto que Absalón ni siquiera visitaba a su padre en la corte. Joab trató de reconciliar al rey y al príncipe y empleó una estratagema para hacerlo. La mujer que conspiró con Joab tuvo mucho cuidado de esconder la verdadera intención hasta que hubo comprometido al rey a un curso de acción benevolente. Solamente entonces ella se sintió dispuesta a sugerir que David debía ser tan misericordioso hacia su propio hijo como había sido con el de ella.
(27-6) 2 Samuel 14:7. ¿Qué significa la expresión “apagarán el ascua que me ha quedado”?
“A menudo el hombre y sus descendientes o sucesores son calificados en las Escrituras como lámpara o luz…Y levantar una lámpara a una persona significa que ha tenido posteridad para transmitir su nombre y familia sobre la tierra: así, apagarán el ascua que me ha quedado significa destruir toda esperanza de posteridad, y dar fin a la familia entre el pueblo.” (Clarke, Bible Commentary, 2:344-45.)
(27-7) 2 Samuel 14:11
“Vengadores de la sangre” eran aquellos parientes más próximos que estaban obligados a vengar la muerte de un pariente (vers. 11; véase también Números 35:19-29).
(27-8) 2 Samuel 14:24–33
David permitió que Absalón regresara pero no lo restituyó a la corte ni a sus derechos de príncipe. Absalón pidió la muerte o la restitución de sus derechos anteriores (véase vers. 32). David reconsideró y le restauró estos derechos a Absalón, posición que éste aprovechó para complotar contra su padre.
(27-9) 2 Samuel 14:26.
Evidentemente, el cabello de Absalón era extremadamente espeso o grueso, y es posible que se haya incluido esta información concerniente al mismo en estos versículos porque el cabello de Absalón jugó un papel importante en su muerte (véase 2 Samuel 18:9-17). No se sabe a ciencia cierta a cuánto peso se refiere el narrador al mencionar doscientos siclos; es probable que esta cifra esté equivocada o que sea una exageración hecha con propósitos literarios.
(27-10) 2 Samuel 15:1-12. ¿En qué forma se ganó Absalón la buena voluntad del pueblo?
Una vez restaurado como príncipe en la corte de David, Absalón comenzó a tratar de recuperar todo lo que no había gozado durante su destierro, desarrollando un estudiado plan para derrocar a su padre. Comenzó a comportarse como un rey, con toda una corte de seguidores (vers. 1), pero lo que fue más grave es que emprendió una campaña engañosa para ganarse la voluntad del pueblo. Se levantaba temprano y se sentaba a juzgar a los israelitas junto a las puertas de la ciudad (véase vers. 2). Antiguamente, la puerta de la ciudad era el lugar acostumbrado donde se impartía juicio y era donde la gente venía a presentar sus quejas. Absalón se recomendaba a sí mismo diciéndole a la gente que su causa y queja eran justas, pero que nadie de la corte del rey estaba dispuesto a escuchar. Aunque esta aseveración tal vez fuera mentira, es probable que la corte de David no estuviera funcionando adecuadamente y que no se estuviera atendiendo a la gente como era debido. Absalón aprovechó el descontento de los israelitas, aunque rehusó permitir que se inclinaran ante él. Por el contrario, los levantaba, los besaba y los trataba como a iguales, siendo esta manera de actuar una conducta bastante ajena a la realeza (véase vers. 5). Y de esta forma “robaba el corazón de los de Israel” (vers. 6). Absalón luego le mintió a su padre, diciéndole que necesitaba ir a Hebrón a cumplir un voto cuando, de hecho, era su intención dar inicio a la insurrección en su contra.
Se han sugerido varias razones para explicar por qué “la conspiración se hizo poderosa” (vers. 12) y “aumentaba el pueblo que seguía a Absalón”.
“Es muy difícil explicar esta deserción general del pueblo. Se han indicado varias razones: 1. David había envejecido o tal vez estaba afligido, y no podía atender los asuntos de la administración de justicia en la nación. 2. Parece ser que el rey no atendía los asuntos de estado y que no había jueces llamados para la nación (véase vers. 3). 3. El poder de Joab había aumentado excesivamente; era malvado e insolente, opresivo para con el pueblo, y David tuvo temor de aplicar las leyes contra él. 4. Todavía había partidarios de la casa de Saúl que sostenían que David no había obtenido la corona en justicia. 5. El Todopoderoso estaba descontento con David por causa de su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías, y Dios dejó en libertad de acción a sus enemigos. 6. En todo estado hay hombres que siempre causan problemas y son desleales, y bajo todo tipo de gobierno, hombres que no pueden descansar y siempre están esperando obtener beneficio cuando ocurre un cambio de gobierno. 7. Absalón parecía ser el heredero real e indisputado; David no podía, por ley natural, vivir mucho más; y la mayoría de la gente está dispuesta a ensalzar los rayos del sol naciente en lugar de hacerlo con los del poniente. Sin duda algunas de estas causas eran reales y posiblemente la mayoría de ellas ejercieron mayor o menor influencia en este asunto por demás escabroso.” (Clarke, Bible Commentary, 2:349-50.)
(27-11) 2 Samuel 15:14-30. “David dijo a todos…Levantaos y huyamos…”
El súbdito llamado de David para huir de la ciudad fue tan fuera de lo común que el lector no puede sino preguntarse cuál fue el motivo de su reacción. Sus palabras (vers. 14) indican que quería evitar una masacre, pero su forma de actuar indica que el temor no fue el motivo de la huida.
“Esta…fue la primera vez que David dio la espalda a los enemigos. ¿Y por qué huyó ahora? Jerusalén, estaba en posición de soportar un sitio, era tan fuerte que aun se consideraba que los ciegos y los cojos eran suficiente defensa para sus murallas…
“Y tenía consigo a sus fieles cereteos y péleteos; además tenían seiscientos fieles geteos, plenamente dispuestos a seguir a su rey. No parece haber razón alguna para que una persona, en tales circunstancias, no actuase a la defensiva; al menos hasta quedar plenamente satisfecha con la culminación de los hechos. Pero parece que él tomó todo como si viniera de la mano de Dios; ¡por lo tanto se humilló, lloró, se descalzó y cubrió su cabeza! Ni siquiera apresuró su partida, pues la costumbre de los que lloran no es la de los que están huyendo delante de sus enemigos. Vio la tormenta y se sometió a lo que imaginó que provenía del Todopoderoso.” (Clarke, Bible Commentary, 2:350.)
Algunos creen que el Salmo 55 fue escrito por David para expresar los sentimientos causados en él por el levantamiento de Absalón. Notemos especialmente los versículos 12 al 14 y el 20 al 21 de este salmo.
(27-12) 2 Samuel 15:32–37
Los espías de David le eran totalmente leales. La elección de Husai fue particularmente indicada porque no solamente tenía información sino que pudo neutralizar el consejo dado por el sagaz Ahitofel.
(27-13) 2 Samuel 16:5-14. ¿Por qué escogió David soportar las maldiciones de Simei?
“Notemos el razonamiento detrás de la decisión de David de soportar humildemente las maldiciones de Simei, de la casa de Saúl: (1) cualquier deshonor era considerado insignificante en comparación al deshonor que significaba que su propio hijo tomara su reino y quisiera quitarle la vida; (2) si sufría pacientemente sus aflicciones, tal vez el Señor tendría misericordia de él y lo recompensaría posteriormente; (3) tal vez el Señor mismo había mandado que Simei lo maldijera; (4) como los hijos de Sarvia (Abisai y Joab) eran hombres violentos, David reaccionó, como acostumbraba, con una conducta más moderada.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:187.)
(27-14) 2 Samuel 16:20-23. ¿Por qué Ahitofel aconsejó a Absalón tomar las concubinas de David?
“Acostarse con las concubinas del rey era apropiarse del harén real y, como tal, una usurpación completa del trono…lo que haría que la reconciliación entre Absalón y su padre fuese totalmente imposible y, por lo tanto, instigaría a los seguidores de Absalón a mantener su causa con mayor firmeza. Esto fue lo que Ahitofel esperaba lograr mediante su consejo, pues, a menos que la brecha fuera demasiado grande para volver a cerrarla, teniendo en cuenta el afecto de David hacia sus hijos, afecto que en realidad podía considerarse como una debilidad, siempre era posible que perdonara a Absalón; y en ese caso Ahitofel sería el que sufriría.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 2:2:428.)
(27-15) 2 Samuel 17:1–23
Ahitofel claramente entendió la vulnerabilidad de David en este punto de la revuelta. Si su consejo hubiera sido seguido, el resultado habría sido crítico para el rey. Doce mil hombres contra el pequeño grupo que había huido con David habrían significado un desastre para éste. Husai salvó la situación convenciendo a Absalón de que sería prudente una demora mientras reunía más fuerzas para su ejército y, en segundo lugar, advirtiendo a David que huyera en caso de que se siguiera el consejo de Ahitofel.
Ahitofel sabía que su única esperanza radicaba en el éxito de Absalón. Puesto que él era un traidor al régimen del rey David, si éste ganaba, quedaba sellado su destino. Entendiendo perfectamente que una demora significaba la derrota de Absalón y el retorno de David al trono, Ahitofel regresó a su casa y, después de poner las cosas en orden, se suicidó.
(27-16) 2 Samuel 18:1-17. La revolución llega a su fin
La demora de Absalón en reunir un ejército mayor dio a David el tiempo suficiente para prepararse para la batalla. Reunió en un ejército formidable, a la gente que le era leal, recibió víveres de los que estaban al este del Jordán (véase 2 Samuel 17:27-29) y escogió un sitio en el que el terreno obraría en su favor (véase 2 Samuel 18:8).
A pesar de la traición y rebelión de Absalón, David rogó a sus generales que lo tratasen benignamente si lo capturaban. Joab, como era usual, tomó el asunto en sus manos e ignoró la petición de David.
(27-17) 2 Samuel 18:19-33. ¿Por qué Ahimas insistió en correr hasta David con las noticias?
“Parece que Ahimas, el sacerdote hijo de Sadoc, deseaba amortiguar el golpe de las malas nuevas que recibiría el rey por la muerte de su hijo; pero no valió de nada, pues la tragedia se había estado gestando por largo tiempo en la vida de David y de Absalón, y la culminación tenía que producirse en una forma u otra. Lo que David quiso hacer entonces para evitar todo el mal debió haber sido hecho mucho antes. ¡Cuán patético aquel lamento!
“¡Hijo mío, Absalón, hijo mío, hijo mío,
Absalón!
¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti,
Absalón,
hijo mío, hijo mío!”
(Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:188.)
(27-18) 2 Samuel 19:1–16
David soportó la tragedia con tanta amargura que casi perdió el reino al insultar a quienes lo habían defendido. Insistió en lamentar la muerte de uno contra quien sus súbditos leales habían luchado a fin de salvar a su rey. Las duras palabras de Joab hicieron recapacitar a David. Aunque el consejo de Joab era necesario y estaba justificado, sus palabras fueron duras e irrespetuosas y probablemente contribuyeron a la decisión de David de reemplazarlo como comandante general.
En sus intentos de calmar la inquietud en el reino, David no solamente aceptó el espíritu de arrepentimiento de todas las tribus (véase vers. 9-10) sino que envió emisarios a Judá, entre los que la rebelión había comenzado, y les prometió perdón, comprometiéndose a que Amasa, general de Absalón, reemplazara a Joab (véase vers. 11-13).
“En lo que tiene que ver con el hecho mismo, ciertamente fue prudente de parte de David enviar los emisarios a los miembros de su propia tribu y rogarles que se unieran a las demás tribus para tomar parte en su restauración al reino, no fuera que los demás pensaran que la tribu de Judá, a la cual David pertenecía, no estaba satisfecha con su victoria dado que fue en esa tribu donde la rebelión se manifestó primero; y esto inevitablemente alimentaría los celos entre Judá y las demás tribus. Pero no solamente fue imprudente sino injusto dar a Amasa, el general traidor de los rebeldes, una promesa bajo juramento de que sería comandante en jefe en lugar de Joab, pues aunque la promesa se hizo privadamente al principio, esto no podía permanecer en secreto por mucho tiempo para Joab y serviría para despertar su ambición y llevarlo a la comisión de nuevos crímenes, y con toda probabilidad, la enemistad de este poderoso general se tornaría peligrosa para el trono de David. Aunque Joab excitó la ira de David por haber dado muerte a Absalón y por la forma ofensiva en la cual había reprendido al rey al manifestar su dolor, David debió haber refrenado su enojo bajo las circunstancias existentes y no debió entregarse a pagar mal con mal, especialmente ya que no sólo estaba por perdonar el delito de Amasa, sino que también estaba por recompensarlo como si fuera uno de sus siervos fieles.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 2:2:445-46.)
Es como si después de su pecado con Betsabé y el asesinato de Urías, la luz que dio a David su genio político se hubiera extinguido. Sus hechos durante esta crisis tan grave fueron de ciega lealtad a un mal hijo y una decisión desatinada tras otra.
(27-19) 2 Samuel 19:41; 20:2. ¿Qué implicación futura había en esta brecha entre las diez tribus y la tribu de Judá?
Al regresar David y sus ejércitos a Jerusalén después de pagar tributo a Barzilai (véase 2 Samuel 19:31-40), se produjo una violenta discusión entre los caudillos de Judá y los de las otras tribus, quienes creían que Judá monopolizaba a David. Como resultado de este conflicto, los caudillos de las otras tribus se alejaron sumamente ofendidos, dejando sola a la tribu de Judá para escoltar a David hasta Jerusalén. Este incidente presagió una nueva revolución.
La revuelta de Seba (véase 2 Samuel 20:1-2) apenas representó una amenaza real para el reinado de David, pero una vez más la animosidad de las otras tribus quedó manifestada contra Judá y resultó en la división final de la casa de Israel (véase 1 Reyes 12).
(27-20) 2 Samuel 20:3. ¿Por qué las diez concubinas de David fueron obligadas a un estado de viudez aunque David vivía?
De conformidad con la ley mosaica (véase Levítico 18), la mujer casada una vez deshonrada no podía gozar más del estado de casada. Un estudioso de la Biblia explicó la conducta de David:
“No podía divorciarse de ellas; no podía castigarlas, pues no estaban en transgresión; no podía llegarse a ellas porque habían sido deshonradas por el hijo de él; y haberlas casado con otros hombres pudo haber sido peligroso para el estado. Por lo tanto, las puso en reclusión y les dio alimentos, es decir, que las dejó en condición bastante cómoda, y ellas vivieron como viudas hasta su muerte.” (Clark, Bible Commentary, 2:364.)
(27-21) 2 Samuel 20:4-13. Asesinato de Amasa
Este relato es un poco difícil de seguir. David comisionó a Amasa para reunir sus fuerzas y perseguir a Seba, caudillo de la nueva rebelión. Por alguna razón desconocida Amasa se demoró (vers. 5), de manera que David mandó a los hombres de Joab en persecución de Seba. Amasa y Joab se encontraron en Gabaón, y el relato del encuentro es algo confuso.
“Parece ser que la ropa de Joab no era una vestidura militar, y que Joab no tenía armas, solamente una espada corta, la cual llevaba escondida en un cinto (o faja); y esta espada, o cuchillo, estaba poco asegurada en su vaina a fin de poder sacarla fácilmente. Además se cree que Joab, al pasar hacia Amasa, tropezó, y en razón de ese tropiezo el cuchillo cayó; que lo levantó con su mano izquierda como si no llevara malas intenciones; y luego, tomando a Amasa por la barba con la mano derecha, en un intento de besarlo, con el arma en la izquierda le rasgó las entrañas. Este parece ser el significado de ese incidente un tanto obscuro.” (Clarke, Bible Commentary, 2:364-65.)
Entonces Joab llamó a un soldado para que estuviera al lado del cuerpo de Amasa y arengaran a los que pasaran por allí a unirse a Joab en apoyo a David y en la persecución de Seba. Amasa, evidentemente, no murió instantáneamente por el golpe dado por Joab, y la gente se mostraba tan espantada al verlo que, finalmente, el soldado lo quitó del camino y lo cubrió con un manto para que la gente no se parase a mirarlo.
(27-22) 21:1-14. ¿Demandó Dios el sacrificio de los hijos de Saúl para mitigar el hambre que se había producido en la tierra?
“Este terrible episodio debe haber ocurrido en los días del deterioro espiritual de David. La ley no habría permitido que los hijos fuesen muertos por culpa del padre o de un antepasado (Deuteronomio 24:16 es claro sobre ese punto; véase también Números 35:33.) No puede haber sido una revelación del Señor lo que haya requerido o aprobado la injusticia que se hizo para ‘vengar a los de Gabaón’, algunos de los que Saúl había matado a pesar de la antigua promesa de José de que podían vivir en Israel.
“Representa un cuadro patético imaginar a la madre inocente guardando los huesos de hijos inocentes para evitar que las aves y las bestias hicieran presa en ellos. Resulta repugnante leer que después de esto ‘Dios fue propicio a la tierra’. Esta es una teología apóstata comparable a la de las religiones cananeas y de Baal.
“El texto está un tanto adulterado también, y el nombre de Mical debe haber sido incluido erróneamente en lugar del de Merab, pues fue ésta quien se casó con Adriel. Si en verdad se trató de Mical, esposa de David e hija de Saúl, éste fue un final ciertamente amargo para la relación de marido y mujer.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:190.)
(27-23) 2 Samuel 21:15-22. ¿En qué forma esta batalla con los filisteos reflejó la edad de David?
A esta altura David tenía más de sesenta años, ya un hombre viejo para el servicio militar. Sin embargo, personalmente dirigió sus fuerzas contra los filisteos. En mitad de la batalla David se vio enfrentado por uno de los hijos de los gigantes, posiblemente un hijo de Goliat. Aparentemente era un hombre muy grande e inmediatamente comenzó a dirigirse contra el hombre que era famoso por haber dado muerte a Goliat. Para David ésta era una lucha de vida o muerte, y el relato dice que “David se cansó” (2 Samuel 21:15). Afortunadamente los amigos de David se encontraban cerca, y Abisai se adelantó y mató al gigante.
Después de la batalla, David escuchó de sus hombres el siguiente juramento: “Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel” (2 Samuel 21:17). Como rey, David era semejante a una lámpara para guiar a su pueblo, y ellos no querían que aquella lámpara se extinguiera. David sin duda reflexionó sobre los días de su juventud y recordó su victoria sobre Goliat, pero ahora comprendió que, por causa de su edad, debía contentarse con los asuntos menos activos del estado.
(27-24) 2 Samuel 22:1; 23:7
Estos versículos contienen un salmo de David en el que alaba a Dios por toda su bondad para con él. En muchos sentidos la declaración poética aquí se parece al Salmo 18, que fue escrito, aparentemente, al mismo tiempo. David aprovechó la ocasión para reafirmar su alianza y amor al Señor. Notemos su resumen breve pero firme de lo que constituía buena dirección política (2 Samuel 23:3).
(27-25) 2 Samuel 23:8–39
Las hazañas registradas aquí probablemente fueron tomadas de distintas épocas de la vida de David y reunidas en este punto. Parece que la solicitud de David, de que le llevaran agua proveniente de Belén (vers. 16), puso en peligro la vida de los que llevaron a cabo dicho pedido. En contrición por su descuido, se negó a participar del fruto de aquel esfuerzo.
(27-26) 2 Samuel 24:1-10. ¿Por qué se enojó el Señor con David por contar al pueblo siendo que El “incitó a David” a hacerlo?
“Dios no pudo enojarse con David por contar al pueblo si es que lo incitó a hacerlo; pero en un pasaje paralelo (véase 1 Crónicas 21:1) se dice expresamente que Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a contar a Israel. David, seguramente, dudoso de su piedad y confianza en Dios, y meditando en la extensión de sus dominios sin el consejo divino, o mandamiento, naturalmente se sintió curioso por saber si en su imperio el número de hombres para la guerra era suficiente para la obra que había proyectado…Por lo tanto, ordenó a Joab y a los capitanes a tomar cuenta exacta de todos los hombres aptos en Israel y Judá. Dios se sintió justificadamente disgustado por esta conducta y determinó que los apoyos de su vana ambición fueran quitados por hambre, guerra o pestilencia.” (Clarke, Bible Commentary, 2:377.)
(27-27) 2 Samuel 24:18-25. La era de Arauna
En un intento de apaciguar al Señor y detener la plaga que estaba diezmando a Israel, David compró la era (espacio abierto donde la base de piedra es achatada y el grano puede ser trillado y aventado sin mezclarse con tierra) de Arauna y allí levantó un altar al Señor. Este sitio posteriormente vino a ser el lugar en el cual Salomón levantó su templo (Fallow, Bible Encyclopedia, s. v. “Araunah”, 1:140).
RESUMEN ANALITICO
(27-28) Ahora hemos terminado nuestro estudio de la vida de David, rey de Israel. Fue una vida de grandeza, grandeza en triunfo y grandeza en tragedia. Como estudio final de la vida de David, repase 1 Samuel 17 hasta 2 Samuel 24 y complete cualquiera de las opciones A, B o C que se indican a continuación. (Nota: Este repaso puede hacerse rápidamente examinando los resúmenes que se encuentran en la mayoría de las Biblias, o repasando los encabezamientos de los capítulos 25, 26 y 27 en este manual.)
A. Haga un bosquejo de los principales acontecimientos y decisiones tomadas en la vida de David. En otras palabras, suponga que va a dar una lección sobre la vida de este personaje. ¿Qué cosas incluiría? ¿Cómo organizaría su lección?
B. Empleando la declaración hecha por el élder Sterling W. Sill, que aparece a continuación, ilustre el principio de la ley de la cosecha basándose en la vida de David. ¿En qué forma recogió lo que había sembrado? ¿Se aplicó este procedimiento a las cosas buenas tanto como a las malas? Muestre en qué forma cada punto que escoja se relaciona con lo que el élder Sill dijo:
“Una de las características distintivas de nuestro mundo es que es un lugar de ley y orden, y la ley básica de la creación es la ley fundamental de Dios: la ley de la compensación. Ella establece que todo trabajo debe ser retribuido, que no podemos hacer algo bueno sin que, en alguna forma, en algún momento, recibamos la recompensa; que no podemos hacer algo malo sin sufrir el castigo. En todo lo que hacemos, incluyendo nuestros pensamientos, estamos sujetos a esta ley interesante e inamovible. Es tan universal en su operación como lo son las leyes de la gravedad, electricidad, la luz o el calor. Siempre está vigente; nunca es suspendida o restringida y gobierna toda fase de la actividad humana. Nada se le niega a un esfuerzo bien dirigido y nada se logra sin esfuerzo.
“El Señor mismo dio a esta ley su expresión más clara cuando dijo: ‘Hay una ley, irrevocablemente decretada en el cielo antes de la fundación de este mundo, sobre la cual todas las bendiciones se basan; y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece aquella ley sobre la cual se basa’. (D. y C. 130:20-21.) Es un desafío emocionante que nosotros podamos obtener cualquier bendición siempre que estemos deseosos de vivir de manera tal que podamos lograrla. Y la ley primaria del universo es esta ley inmutable, inexorable e irrevocable de la cosecha que dice: ‘Lo que el hombre sembrare, eso también segará’ (Gál 6:7).” (The Law of the Harvest, pág. 11.)
C. Escriba una composición de no más de dos páginas de extensión sobre el tema “Lo que un Santo de los Ultimos Días puede aprender de la vida de David, el rey”.