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Génesis 12-17
Abraham: Padre de los fieles
(5-1) Introducción
Tú eres de “la simiente de Abraham” (D. y C. 84:34; véase también D. y C. 132:30). ¿Qué significa esta declaración? Probablemente encuentre expresiones similares en su bendición patriarcal. ¿Cuáles son las bendiciones de Abraham a las que tiene derecho? y ¿qué tienen que ver con usted bendiciones dadas hace tanto tiempo? ¿Son las bendiciones dadas a Abraham básicamente distintas a las bendiciones dadas a Adán, Enoc o Noé?
En este capítulo estudiaremos el convenio establecido entre Jehová y Abraham, y daremos especial atención a los elementos del mismo y a las bendiciones y responsabilidades que encierra. Al estudiarlo, busque la forma en que este convenio se aplica a su propia vida. Por motivo de que es miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimo s Días, el convenio ya es parte de su vida, pues lo aceptó al aceptar el bautismo, y su salvación eterna depende de la forma en que cumpla las promesas que hizo en esa ocasión. Por esta razón sería prudente que comprendiera cabalmente la naturaleza de este convenio.
Instrucciones al alumno:
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Use los comentarios que aparecen a continuación para ayudarse en la lectura y estudio de Génesis 12-17.
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Abraham 1-3 contiene puntos de vista de mucho valor y cierta información adicional que no se encuentra en Génesis. Aunque este relato de Abraham se estudia en detalle en el curso de La Perla de Gran Precio (Religión 327), debe leer y estudiar estos capítulos al estudiar el libro de Génesis.
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Complete el Resumen Analítico que se incluye al final de este capítulo.
COMENTARIOS SOBRE GENESIS 12-17
(5-2) Génesis 12:1
En Doctrina y Convenios 84:14 aprendemos que Abraham recibió el Sacerdocio de Melquisedec de manos del mismo Melquisedec, pero no se conoce la fecha en la cual lo recibió; bien pudo haber sido mientras todavía se encontraba en Ur (véase Abraham 1:2, 3:1) o en fecha posterior.
(5-3) Génesis 12:1-4
Tal como aparece relatado en Génesis 12:1, mientras Abraham vivía en Harán recibió el mandamiento de salir de su tierra y apartarse de la familia de su padre para dirigirse al sudoeste, hacia una nueva tierra, por lo que salió de Harán y fue a Canaán. Anteriormente, tal como leemos en Abraham 1:15-16, el Señor había llamado a Abraham, que vivía en Ur, región que está cerca de la desembocadura del Eufrates, y lo llevó con dirección al noroeste, hasta Harán. De esta manera el Señor guió a Abraham para que emigrara dos veces en estos primeros años. El Señor continuó dirigiéndolo de un lugar a otro.
Los primeros indicios del convenio que sería renovado mediante Abraham aparecen en los versículos 2-3, 7. (Véase el Resumen Analítico de este capítulo para obtener información detallada en cuanto al convenio.)
(5-4) Génesis 12:5
Aquí encontramos evidencia de que Abraham predicaba el evangelio y que había reunido a muchas almas (o sea, que efectuaba la obra misional) dondequiera que iba (véase Abraham 2:15).
(5-5) Génesis 12:10-20. ¿Por qué dijo Abraham que Sara era su hermana?
La idea de que Abraham, el gran hombre justo, dijera deliberadamente una mentira a fin de proteger su propia vida ha turbado a muchos estudiosos del Antiguo Testamento. Está bastante claro que su vida debió haber estado en peligro por causa de la belleza de Sara. Parece extraño, pero si bien los faraones egipcios tenían gran aversión a cometer adulterio, no tenían reparos en asesinar a un hombre a fin de liberar a la cónyuge con el propósito de casarse con ella.
“Matar al esposo con el fin de quedarse con la esposa parece haber sido una costumbre común entre los reyes de aquella época. Un papiro nos cuenta de un faraón que, actuando por consejo de uno de sus príncipes, mandó hombres armados a buscar a una hermosa mujer y a deshacerse del esposo de ella. Otro faraón recibió la promesa de parte de uno de sus sacerdotes, de que aun después de la muerte él mataría a los principales palestinos e incluiría en su harén a las esposas de ellos.” (Kasher, Encyclopedia of Biblical Interpretation, 2:128.)
Otra antigua costumbre permitía que la mujer fuera adoptada como hermana del hombre después del casamiento a fin de darle más derechos sociales y legales (véase Encyclopedia Judaica, s. v. “Sarah”, 14:866). Además, es posible que después de la muerte de Harán, Taré legalmente adoptara a los hijos de Harán como propios, en esa forma haciendo de Sara una hermana de Abraham.
Abraham no mintió, pero aunque técnicamente dijo la verdad al llamarla hermana, engañó a los egipcios. ¿Cómo se puede justificar ese acto? La respuesta es sencilla: Su conducta estaba justificada porque Dios le dijo que así lo hiciera (véase Abraham 2:22-25). José Smith, el Profeta, enseñó lo siguiente:
“…Aquello que en tal o cual circunstancia es malo, puede ser, y frecuentemente es, bueno en otra.
“Dios dijo: ‘No matarás’. En otra ocasión ordenó: ‘Del todo destruirás’. Este es el principio de acuerdo con el cual funciona el gobierno de los cielos: por revelaciones que se adapten a las circunstancias en que se hallaren los hijos del reino. Todo cuanto Dios requiere es justo, no importa lo que sea, aunque no podamos ver la razón por ello sino hasta mucho después que se hayan verificado los hechos…” (Enseñanzas, pág. 312.)
Puesto que Dios es perfecto y no hace nada que no sea correcto (véase Deuteronomio 32:4; 1 Samuel 15:29; Alma 7:20; D. y C. 3:2), la conducta de Abraham no fue incorrecta.
Algunos estudiosos han hecho notar que Abraham podía declarar válidamente que Sara era su hermana, pues el vocablo hebreo hermano (y hermana) era usado corrientemente al referirse a otros parientes consanguíneos. Por motivo de que Abraham y Harán, padre de Sara, eran hermanos, Sara era sobrina de Abraham y bien podía ser llamada su hermana. El siguiente cuadro familiar nos muestra este parentesco:
(5-6) Génesis 13:1-13. Abraham era muy rico
Las Escrituras advierten en cuanto a los peligros de la riqueza tan a menudo que ocasionalmente algunas personas dan por sentado que la riqueza en sí misma es mala y que toda persona rica es malvada por el hecho de tener dinero. No hay duda de que la tentación de fijar el corazón en las cosas del mundo hace sucumbir a muchas personas. Pero Pablo enseñó que “raíz de todos los males es el amor al dinero” y no el dinero mismo (1 Timoteo 6:10; cursiva agregada).
Abraham nos aporta un ejemplo de uno que tuvo grandes riquezas (véase Génesis 13:2) y, sin embargo, fue un hombre recto y fiel. El incidente ocurrido entre él y Lot nos hace ver la naturaleza de Abraham, que en muchos aspectos era semejante a la de Cristo. Por todo principio de derecho y cortesía, Lot debió haber insistido en que Abraham fuera el primero en elegir, ya que Lot había sido alimentado y protegido por Abraham, y él era el patriarca del clan. Abraham pudo haber ejercido sus derechos y dado a Loí según su propio juicio. En cambio, su preocupación fue que no hubiera altercado entre ellos, de manera que dio a Lot la oportunidad de ser el primero en elegir (vers. 8; véase también los vers. 9 y 10). Lot parece haber elegido la mejor tierra —las planicies bien irrigadas del Jordán— y, sin embargo, no hay ningún indicio de resentimiento por parte de Abraham. Por lo contrario, en los capítulos siguientes se relata la intervención de Abraham para salvar la vida de Lot. Era, sin duda, un hombre para quien los principios eran más importantes que lo material. No es de extrañar, entonces, que el Señor renovara con él el antiguo convenio y lo hiciera padre de los fieles.
(5-7) Génesis 13:14-17. ¿En qué forma puede la simiente de Abraham poseer la tierra “para siempre”?
Todos los que “reciban este evangelio serán llamados por tu nombre [Abraham]; y serán considerados como tu descendencia…” (Abraham 2:10). Además, “los mansos…recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5-5) cuando la tierra alcance su “estado santificado e inmortal” (D. y C. 130:9), como el reino celestial. De este modo, la simiente de Abraham (los fieles) tendrán la tierra por toda la eternidad.
(5-8) Génesis 14:1-7
Al mencionar la serie de conquistas logradas por la coalición de cinco reyes, se debe tener en cuenta que antiguamente la mayoría de las entidades políticas típicas consistía en una ciudad estado en la que el rey gobernaba una ciudad y la zona que la rodeaba. Este territorio a veces era expandido, pero, como regla general, los reyes en aquellos días no gobernaban sobre países o reinos de gran extensión. Sodoma tenía un rey, Gomorra tenía otro rey, etc.
(5-9) Génesis 14:18. ¿Quién era Melquisedec?
“A Melquisedec le corresponde el honor de que su nombre sea usado para identificar al Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios, haciendo así posible que los hombres eviten ‘la tan frecuente repetición’ del nombre de Dios. (D. y C. 107:2-4.) De entre todos los antiguos sumos sacerdotes ‘ninguno fue mayor que él’ (Alma 13:19). Su posición en la jerarquía sacerdotal del reino de Dios sobre la tierra fue semejante a la de Abraham (He. 7:4-10), su contemporáneo, a quien bendijo (Génesis 14:18-20; Hebreos 7:1; y a quien él confirió el sacerdocio (D. y C. 84:14).
“Ciertamente, tan glorificada y elevada era la posición de Melquisedec a los ojos del Señor y de su pueblo que vino a ser el prototipo del mismo Hijo de Dios…
“Alma nos dice que ‘…Melquisedec era rey de la tierra de Salem; y su pueblo había aumentado en la iniquidad y abominaciones; sí, se habían extraviado todos; se habían entregado a todo género de iniquidades; pero Melquisedec, habiendo ejercido una fe poderosa, y recibido la dignidad del sumo sacerdocio según el santo orden de Dios, predicó el arrepentimiento a su pueblo. Y he aquí, se arrepintieron; y Melquisedec estableció la paz en la tierra durante sus días; por lo tanto, fue llamado el príncipe de paz, pues era rey de Salem; y reinó bajo su padre’ (Alma 13:17-18).
“Pablo, quien obviamente sabía acerca de Melquisedec mucho más de lo que escribió en sus epístolas, dio como ejemplo de gran fe a una persona cuyo nombre no menciona, quien, junto con los profetas, ‘conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos…’ (He. 11:33-34). En la traducción del Antiguo Testamento hecha por José Smith, el Profeta, aprendemos que Pablo se refiere a Melquisedec.” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 474-75.)
En las antiguas tradiciones judías a menudo se considera a Melquisedec como Sem, el hijo de Noé. Melquisedec es un título que significa “rey de justicia”, aunque también se usa como nombre propio. Un escritor moderno examinó el tema tratando de descubrir si Sem y Melquisedec podían ser la misma persona, y llegó a la conclusión de que aunque no se puede afirmar con seguridad, la posibilidad existe. Dijo así:
“Examinemos primeramente lo que sabemos con respecto a Sem. Aunque la Biblia menciona a Sem como el hijo mayor de Noé (Génesis 5:32), la revelación moderna menciona a Jafet como el mayor (Moisés 8:12). Ambos relatos, sin embargo, concuerdan en mencionar a Sem como el progenitor de Israel y, de hecho, en que el sacerdocio descendió por medio de Sem sobre todos los grandes patriarcas después de Noé (1 Crónicas 1:24-27). En este orden patriarcal del sacerdocio, Sem aparece junto a Noé. Tuvo las llaves del sacerdocio y fue el gran sumo sacerdote de su tiempo.
“También había un hombre conocido como Melquisedec, que vivió en la misma época de Sem y que también era conocido como el gran sumo sacerdote. Las Escrituras nos dan detalles del nacimiento de Sem y de su linaje, pero guardan silencio en cuanto a su ministerio y a su vida posterior. Con Melquisedec, sin embargo, el caso es todo lo contrario. Nada se dice de su nacimiento o linaje, aunque el Libro de Mormón afirma que tenía padre (Alma 13:17-18). Concerniente a su ministerio y su vida conocemos varios hechos importantes y por demás interesantes. (Gn. 14:18-20; He. 7:1-4; Alma 13:17-18.)
“Todo esto hace surgir preguntas que requieren respuestas. ¿Había dos sumos sacerdotes presidiendo al mismo tiempo? ¿Por qué los registros guardan silencio en cuanto al ministerio de Sem? ¿Por qué nada se sabe del linaje de Melquisedec?
“Por motivo de la falta de conocimiento general con relación a este dilema, muchos miembros de la Iglesia y muchos estudiosos de la Biblia se han preguntado si estos dos hombres eran la misma persona. La verdad es que no conocemos la respuesta. Pero un examen de las Escrituras resulta fascinante porque parece indicar que estos hombres pueden haber sido la misma persona. Por ejemplo, aquí tenemos algunos hechos en los que coinciden:
“1. La herencia dada a Sem incluía la tierra de Salem. Melquisedec aparece en las Escrituras como rey de Salem, gobernando en esa zona.
“2. Sem, de acuerdo con la revelación moderna, reinó en justicia y el sacerdocio descendió por medio de él. Melquisedec aparece en escena con un título que significa ‘rey de justicia’.
“3. Sem era el gran sumo sacerdote de su época. Abraham honró al sumo sacerdote Melquisedec buscando una bendición de sus manos y pagándole los diezmos.
“4. Abraham sigue a Sem en el orden patriarcal del sacerdocio y ciertamente habría recibido de él esta autoridad; pero en D. y C. 84:5-27 dice que Abraham recibió el sacerdocio de manos de Melquisedec.
“5. La tradición judía identifica Sem como Melquisedec.
“6. En la notable visión que el presidente Joseph F. Smith tuvo, se menciona a Sem entre los grandes patriarcas, pero no se hace mención de Melquisedec.
“7. Times and Seasons (vol. 6, pág. 746), que era un periódico, habla de ‘Sem, que era Melquisedec…’
“Por otra parte, hay razón para pensar que eran personas distintas. Muchos creen que el pasaje que se encuentra en D. y C. 84:14 es evidencia de que es posible que hayan existido algunas generaciones entre Melquisedec y Noé. El pasaje dice: ‘Y Abraham recibió el sacerdocio de manos de Melquisedec, que a su vez lo recibió por el linaje de sus padres, hasta Noé’.
“Si fuera el caso que Sem y Melquisedec eran la misma persona, este pasaje no sería piedra de tropiezo porque se podría interpretar que la autoridad del sacerdocio comenzó con Adán y descendió a través de los padres, hasta Noé y luego a Sem.” (Alma E. Gygi, “Is it Possible that Sem and Melchizedec Are the Same Person?”, Ensign, noviembre de 1973, págs. 15-16.)
En la traducción del capítulo 14 de Génesis hecha por José Smith, se han añadido varios versículos concernientes a Melquisedec y ellos han aumentado mucho nuestro conocimiento relacionado con este gran sumo sacerdote.
(5-10) Génesis 15:5-6. Abraham vio a Jesucristo
En la traducción que José Smith hizo de este pasaje el Señor le dice a Abraham que le dará esa tierra por herencia mediante su posteridad. Luego le muestra en una visión la vida y resurrección del Salvador.
Una vez más resulta evidente que los primeros patriarcas sabían mucho más en cuanto a Cristo y su misión que lo que está registrado en la versión actual del Antiguo Testamento (véase Mosíah 13:33).
(5-11) Génesis 15:12. El temor de una grande obscuridad se apodera de él.
Existe un paralelo interesante entre la experiencia que tuvo Abraham al comienzo de su visión y la que tuvo José Smith, al principio de la suya. Lea José Smith—Historia 1:14-16 en La Perla de Gran Precio.
(5-12) Génesis 15:13-16. Aún no ha llegado a su plenitud la maldad del amorreo
En esta profecía concerniente al cautiverio futuro de Israel, el Señor da una clave importante en cuanto a por qué posteriormente mandaría a los israelitas destruir totalmente a todo cananeo que viviera en la tierra de promisión (véase Deuteronomio 7:1-2; 20:16-18). Evidentemente, en aquel momento la iniquidad se había tornado plena y, por lo tanto, estaban listos para la destrucción.
Para obtener información más explícita acerca de la destrucción de los cananeos, véase el encabezamiento 19-15.
(5-13) Génesis 16:1-3
De acuerdo con la costumbre de la época, el hecho de que Sara haya dado a su sierva, Agar, como esposa a Abraham constituyó un hecho lógico y esperado (D. y C. 132:1-2, 29-30, 34-35).
(5-14) Génesis 16:10
El mensaje que el ángel dio a Agar muestra que las promesas hechas a Abraham van más allá de aquellas que se han cumplido mediante Isaac.
(5-15) Génesis 16:11-12
El nombre hebreo Ismael significa, literalmente, “Dios escucha” (vers. 11, nota 1 al pie de la página). En el versículo 12 se le designa como ‘hombre fiero’, y en algunas versiones aparece como ‘asno silvestre’, metáfora que implica que amaba la libertad. Esta metáfora podría ser una descripción profética de la vida nomádica de los descendientes de Ismael.
(5-16) Génesis 17:1. Anda delante de mí y sé perfecto
El mandamiento dado a Abraham fue, que debía andar rectamente delante del Señor y ser perfecto. Este mandamiento ha sido dado a los santos en todas las épocas (véase Deuteronomio 18:13; Mateo 5:48; 3 Nefi 12:48; 27:27; D. y C. 67:13).
“La salvación no viene de una sola vez; se nos manda ser perfectos como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Nos llevará eternidades lograr este fin, pues habrá mayor progreso más allá de la tumba y será ahí donde los fieles vencerán todas las cosas, y recobrarán todas las cosas, aun la plenitud de la gloria del Padre.
“Creo que el Señor quiso decir exactamente lo que dijo: que debemos ser perfectos como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Eso no vendrá de una sola vez, sino línea por línea, precepto por precepto, ejemplo por ejemplo, y aun así no mientras vivamos en este estado mortal, porque tendremos que ir aún más allá de la tumba antes de alcanzar esa perfección y llegar a ser como Dios.
“Pero es aquí donde echamos los cimientos. Aquí es donde se nos enseñan estas sencillas verdades del evangelio de Jesucristo; en este estado de probación, para ser preparados para esa perfección. Hoy debemos ser mejores de lo que fuimos ayer, y mañana mejores de lo que somos hoy. ¿Por qué? Porque estamos en este camino. Si estamos guardando los mandamientos del Señor, estamos en ese camino hacia la perfección, y eso sólo puede venir mediante la obediencia y un ferviente deseo de nuestro corazón de vencer al mundo.” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 17.)
(5-17) Génesis 17:2-14. ¿Cuál es el significado de la circuncisión como señal del convenio?
La circuncisión fue instituida por revelación como señal de que el individuo era de la simiente de Abraham, o sea, del pueblo del convenio.
La traducción que José Smith hizo de esta parte de Génesis da mucha información adicional.
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Antes de instituir la ley de la circuncisión, el Señor explicó por qué establecía esta señal del convenio.
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El pueblo había abandonado los principios correctos y abandonado las ordenanzas verdaderas.
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El bautismo era una ordenanza que se estaba llevando a cabo incorrectamente.
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El pueblo efectuaba lavamientos en los niños y esparCÍa sangre en memoria de la sangre de Abel, la cual, decían, había sido derramada por los pecados.
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No entendían la relación entre la responsabilidad de los niños por sus propios actos, y la expiación de Jesucristo.
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La circuncisión fue instituida por causa de esta apostasía.
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Era señal de un convenio.
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Era para los descendientes de Abraham.
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Significaba que los niños no eran responsables de sus propios actos sino hasta los ocho años de edad.
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Otros pasajes bíblicos aclaran que lo que daba mayor sentido y más significado a la circuncisión no era el acto mismo sino lo que ella representaba.
En muchos pasajes el Señor habla de la verdadera circuncisión diciendo que ella consiste en la circuncisión del corazón. El corazón circuncidado es el que ama a Dios y es obediente al Espíritu. La persona de “corazón incircunciso” es malvada, orgullosa y rebelde (Ezequiel 44:7; véase también Deuteronomio 10:16; 30:6; Jeremías 4:4; Hechos 7:51; Romanos 2:25-29; Colosenses 2:11).
Aunque un individuo tuviere la señal de la circuncisión en su carne, a menos que fuere justo, el convenio quedaba inválido y la circuncisión no daba ningún provecho. De modo que era solamente una señal de lo que tenía que ocurrir al hombre en su interior. Si el cambio interior no ocurría, entonces la circuncisión no tenía sentido. (Véase Jeremías 9:25-26; Romanos 2:25-29; 1 Corintios 7:19; Gálatas 5:1-6; 6:12-15; Filipenses 3:3-4.
Con el cumplimiento de la ley mosaica por la expiación de Jesucristo, la señal de la circuncisión no se requirió más del pueblo del convenio de Dios (véase Hechos 15:22-29; Gálatas 5:1-6; 6:12-15).
(5-18) Génesis 17:17
En la traducción que hizo José Smith de este versículo dice que Abraham se recocijó. Este cambio es respaldado por el texto hebreo.
(5-19) Génesis 17:18-21
La primogenitura fue dada a Isaac, el primer hijo de la primera esposa, en lugar de ser dada a Ismael, que fue el primer hijo de Abraham y Agar, y que era catorce años mayor que Isaac. El Señor dijo bien claro que, de acuerdo con la promesa original, el hijo de Abraham mediante Sara recibiría la responsabilidad del convenio. Sin embargo, por medio de sus doce hijos, también Ismael sería el padre de una gran nación.
RESUMEN ANALITICO
(5-20) Aunque a través de las Escrituras modernas sabemos que el proceso de establecer convenios comenzó con Adán y con los otros patriarcas (véase Moisés 6:65-68; 7:51; 8:2), es del convenio con Abraham que obtenemos una idea más completa de lo que entra en juego en el establecimiento de un pacto. Puesto que los miembros rectos de la Iglesia llegan a ser la simiente de Abraham y, en esta forma, parte del pueblo del convenio (véase D. y C. 84:34), debemos entender qué es lo que comprende el convenio establecido con Abraham. La parte que Abraham habría de cumplir en dicho convenio —que es la misma que nosotros debemos cumplir— es: “Anda delante de mí y sé perfecto” (Génesis 17:1). Si así lo hace, entonces la parte del Señor en este convenio, o sea, el cumplimiento de las promesas hechas a Abraham, constituyen para el hombre lo que se conoce como el convenio abrahámico. El élder McConkie explicó dicho pacto y la manera en que nos concierne:
“Abraham recibió el evangelio mediante el bautismo (el cual es el convenio de salvación); luego recibió el sacerdocio mayor y entró en el pacto del matrimonio celestial (que es el convenio de exaltación), obteniendo así la seguridad de que tendría descendencia espiritual; finalmente recibió una promesa de que todas estas bendiciones serían ofrecidas a su posteridad terrenal. (Abraham 2:6-11; D. y C. 132:29-50.) Incluida entre las promesas divinas a Abraham estaba la seguridad de que Cristo vendría a la tierra mediante su linaje, y que su posteridad (de Abraham) recibiría ciertos territorios escogidos como herencia eterna. (Abraham 2; Génesis 17; 22:15-18; Gálatas 3.)
“Todas estas promesas en conjunto reciben el nombre de convenio abrahámico. Este convenio fue renovado con Isaac (Génesis 24:60; 26:1-4, 24) y nuevamente con Jacob (Génesis 28; 35:9-13; 48:3-4). Las partes del mismo que tienen relación con la exaltación personal y la descendencia espiritual son renovadas con cada miembro de la casa de Israel que entra en el convenio del matrimonio eterno. Por medio de ese pacto las partes contrayentes llegan a ser herederos de todas las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob. (D. y C. 132; Ro. 9:4; Gá. 3; 4.)” (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 13.)
A continuación presentamos un análisis minucioso de las promesas que muestra su significado eterno y temporal.
Promesa de la tierra. Lea Génesis 15:18; 17:8; Abraham 2:6.
Significado temporal
La tierra de Canaán, o Palestina, fue prometida a Abraham y a sus descendientes, aunque él personalmente no la poseyó (véase Génesis 12:7, 13:15; 17:8).
“El Señor le prometió a Abraham la posesión de Palestina, o la tierra de Canaán, como dominio eterno. Sin embargo, como dijo Esteban en ocasión de su martirio, Abraham durante su vida no recibió la herencia, ni siquiera para asentar un pie en ella.
“¿Entonces qué quiso decir el Señor al hacer una promesa de esa clase a Abraham, y darle aquella porción de tierra como posesión sempiterna para él y la parte justa de su posteridad? Sencillamente esto: que finalmente llegaría el día, después de la resurrección de los muertos, en que Abraham y los hijos que hubiesen sido fieles en observar los mandamientos del Señor, poseerán aquella tierra, y allí ellos se desarrollarán tanto como sea necesario para recibir una herencia.” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo I, págs. 83-84.)
Significado eterno
Los descendientes rectos de Abraham heredarán la tierra.
“Luego del milenio más un corto tiempo (D. y C. 29:22-25), la tierra morirá, resucitará y llegará a ser como ‘un mar de vidrio’ (D. y C. 130:7), alcanzando ‘su estado santificado, inmortal y eterno’ (D. y C. 77:1-2). Entonces los mansos y los pobres —esto es, los temerosos de Dios y los justos— heredarán la tierra; ella será una morada para el Padre y el Hijo, y seres celestiales la poseerán para siempre jamás.” (D. y C. 88:14-16.) (McConkie, Mormon Doctrine, pág. 211.)
La promesa de posteridad. Lea Abraham 2:9; Génesis 17:4-6; 16; Abraham 3:14.
Significado temporal
Abraham tenía cien años al nacer su hijo Isaac. Abraham tuvo ocho hijos en total; sin embargo, fue de Isaac que surgió el pueblo del convenio; por medio de Ismael surgieron las naciones árabes y mediante los hijos de Cetura surgieron los madianitas y otros.
“La vasta población del mundo árabe, musulmán e israelí, que sostiene ser descendencia de Abraham, llega aproximadamente a los cien millones de personas. Si sumamos a esa cantidad el total de antepasados fallecidos y calculamos la posteridad futura de esos grupos, además de otros descendientes de Abraham tales como los miembros de las culturas nefita y lamanita, tanto del pasado como del presente y del futuro, las diez tribus perdidas y los Santos de los Ultimos Días, podemos ver qué fue lo que el Señor quiso decir concerniente a la promesa de posteridad innumerable e inconmesurable.” (Nyman, en Sperry Lecture Series, 1975, pág. 13.)
Significado eterno
En un sentido literal, la posteridad de Abraham no tendrá fin porque los descendientes justos seguirán teniendo descendencia por toda la eternidad (véase D. y C. 132:30).
Promesa del sacerdocio. Lea Abraham 1:18-19; 2:9-11.
Significado temporal
Así como Noé recibió el sacerdocio y fue comisionado para predicar el evangelio, también Abraham recibió el sacerdocio para poder predicarlo y bendecir a otros con sus principios. De la misma manera, la misión del pueblo del convenio es servir al Señor bendiciendo a otros al predicarles el evangelio.
“Pasemos a la promesa hecha a Abraham, la cual era que por medio de él y de su simiente serían bendecidas todas las familias de la tierra. Moisés, como he dicho, era de aquella nación. ¿Y quiénes fueron los profetas que existieron en el antiguo Israel? Eran descendientes de Abraham. Y a ellos vino la palabra de Dios y la luz de la revelación. ¿Quién era Jesucristo? Según la carne, era de la simiente de Abraham. ¿Quiénes eran los Doce Apóstoles? También eran de la simiente de Abraham. ¿Quiénes fueron los que vinieron a este continente -Lehi y su familia- aproximadamente 600 años a. C.? Eran descendientes de Abraham. ¿Quiénes fueron los discípulos que Cristo llamó cuando estuvo entre los nefitas y que esparcieron las buenas nuevas entre los millones que vivieron en el continente americano? De la simiente de Abraham. ¿Quién era José Smith? El también era descendiente de Abraham.” (John Taylor, en Journal of Discourses, 20:224.)
Significado eterno
Como descendientes de Abraham, si permanecemos fieles a nuestro compromiso de bendecir a nuestra familia y a los demás que nos rodean con las bendiciones del evangelio, continuaremos haciéndolo a través de toda la eternidad. Además, seremos herederos de todo lo que el Padre tiene, y lo recibiremos mediante Cristo. (Véase D. y C. 84:38-39.)
(5-21) Otro tema para considerar es el que hay tres seres inteligentes que poseen gran poder en el universo: Dios, el nombre y Satanás. No hay duda en cuanto a cuál de estos seres tiene el mayor poder. Dios es Todopoderoso y, por lo tanto, nadie tiene mayor poder que El. Pero de los otros dos, ¿quién es más poderoso? ¿El hombre o Satanás? Antes de responder, lea los pasajes siguientes.
El poder del hombre. Lea D. y C. 10:5; Efesios 6:10-13; Romanos 8:35-39.
El poder de Satanás. Lea Moisés 4:4; 2 Nefi 2:29; 28:22-23; Alma 34:35
Que el poder del hombre sea mayor que el de Satanás depende de que el hombre, por su propia voluntad, se sujete a los mandamientos de Dios y reciba de El el poder para vencer a Satanás. Si no lo hace, entonces, paulatinamente, va quedando bajo el poder y dominio del maligno. La posibilidad de elección que el hombre tiene podría bosquejarse así:
José Smith declaró lo siguiente: “El diablo no tiene poder sobre nosotros sino hasta donde se lo permitimos. El momento en que nos rebelamos contra cualquier cosa que viene de Dios, el diablo ejerce su dominio.” (Enseñanzas, pág. 217.)
Lea D. y C. 130:20-21; 82:4-10; 54:3-6.