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Jueces 1-12: El reinado de los jueces: Primera parte


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Jueces 1-12

El reinado de los jueces: Primera parte

(22-1) Introducción

Muertos Josué y los líderes de Israel que sirvieron bajo su dirección, el espíritu nacional de Israel también murió. La lealtad tribal reemplazó a la unidad nacional. Cada tribu comenzó a preocuparse de sus propios recursos sin ofrecer ayuda ni pedirla a sus hermanos israelitas. La generación de Josué permaneció fiel al Señor (véase Josué 24:31), pero la apostasía espiritual se produjo pronto en la generación siguiente. “Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

“Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.” (Jueces 2:10, 12.)

Esta apostasía no tenía por qué suceder, pues el Señor había dirigido a Israel haciéndolo entrar en la tierra prometida y les había proporcionado un convenio político. El sería su soberano divino mientras que sus líderes temporales serían jueces reinantes, bajo los que el pueblo retendría libertad religiosa y política. Tal forma de gobierno fue defendida en el Libro de Mormón por el rey Mosíah (véase Mosíah 29).

El convenio político de Israel mostró la misericordia y longanimidad del Señor y habría sido el mejor gobierno en Israel. Sin embargo, como se puede ver en la Biblia y en el Libro de Mormón, bajo el reinado de los jueces el pueblo debe mostrar lealtad al Señor y a sus mandamientos a fin de que esta forma ideal de gobierno opere adecuadamente. Como Israel usualmente quebrantó su convenio durante el mandato de los jueces, el sistema no funcionó adecuadamente, e Israel perdió la gracia del Señor.

La historia del reinado de los jueces es en muchas maneras semejante a la historia de los nefitas antes de la venida de Cristo. Es la historia de un ciclo continuo de apostasía y arrepentimiento. Cuando los israelitas se apartaban del Señor, sus enemigos comenzaban a prevalecer (véase Jueces 2:14-15). Sufriendo bajo la opresión y la guerra, el pueblo clamaba ante Dios, y El levantaba una Débora o un Gedeón para librarlo. Pero una vez que se restablecían la paz y la seguridad, el pueblo nuevamente se apartaba a sus sendas desviadas (véase Jueces 2:16-19).

Por ese motivo la historia de la época de los jueces es triste y trágica, aunque en este período vivieron algunos de los personajes más destacados del Antiguo Testamento. En la vida de ellos, así como en la de los que se apartaron del Señor y persiguieron fines egoístas, encontramos muchas lecciones importantes para los santos de la actualidad. Busque esas lecciones al leer sobre este período de la historia de Israel.

COMENTARIOS SOBRE JUECES 1-12

(22-2) Jueces 1. ¿Cuáles son las campañas de Israel en el primer capítulo del libro de los Jueces?

En este capítulo se encuentra una repetición de la historia que se encuentra en la segunda mitad del libro de Josué. La información siguiente es de interés especial para comprender los otros libros históricos de la Biblia.

  1. Los de la tribu de Judá pudieron controlar el territorio montañoso del sur de Canaán pero no pudieron expulsar a los habitantes de Sefela y de la llanura costera (los filisteos), aparentemente por causa de los carros de hierro que los filisteos introdujeron (véase Jueces 1:19). La razón real de su fracaso, sin embargo, fue que habían perdido el poder del Señor a causa de su falta de fe y su obediencia.

  2. La región santa en los alrededores de Betel fue capturada y controlada por la casa de José (véase Jueces 1:22-26).

  3. Aunque los israelitas tenían el mandato de expulsar a todos los habitantes paganos del territorio de la tierra prometida, no lo hicieron. Numerosas ciudades sin conquistar siguieron en manos ajenas (véase Jueces 1:27-36), y la presencia de estos pueblos y de sus dioses probó ser una espina en el costado de Israel durante los siglos venideros (véase Jueces 2:3; encabezamiento 22:7).

Bethel

Ruinas en la antigua Betel

(22-3) Jueces 1:1-7

Los israelitas aparentemente se adhirieron a la práctica, común entre otros pueblos, de mutilar a los cautivos en un intento de implantar el temor en los corazones de otros enemigos.

(22-4) Jueces 2. ¿Cuál era la condición política y religiosa de la población de la tierra prometida cuando los israelitas la conquistaron?

“Al comentar las condiciones religiosas y políticas de Palestina en la época de la conquista israelita (entre los años 1250 y 1200 a. C.), debemos tener en cuenta que todo el Oriente Medio había estado en efervescencia durante el siglo anterior. El poder de Mitanni, aliado de Egipto en Mesopotamia, se había derrumbado. Egipto mismo perdió primero, y luego reconquistó el poder sobre gran parte de la zona mediterránea. Los pueblos hunos y arios habían bajado desde el norte casi hasta Palestina; Asiria había comenzado a surgir como potencia mundial y el antiguo imperio hitita del Asia Menor y Egipto había alcanzado cierto dominio sobre el Cercano Oriente.

“Egipto generalmente ejercía el control de Palestina. La tierra de Canaán estaba habitada por numerosos pueblos residentes en ciudades-estado, cada una gobernada independientemente. Estas ciudades pagaban tributo siempre que se las forzaba a hacerlo. Otras tribus hebreas, parientes lejanas de los israelitas, formaban parte modesta de la población de Canaán. También es digno de mencionarse que antes del establecimiento de Israel, los cananeos habían desarrollado un alfabeto linear que posteriormente pasó desde Fenicia a Grecia, llegando así a ser antecesor al nuestro.

“El desarrollo material y el comercio internacional de los cananeos estaban altamente desarrollados, pero sus sendas religiosas eran diametralmente opuestas a las de Israel. Basada en los cultos de la fertilidad encabezados por Baal, la religión cananea era una forma de paganismo sumamente inmoral…incluyendo la prostitución, la homosexualidad y otros ritos orgiásticos.

“La población de Canaán era una mezcla de varias culturas. Además de los cananeos que habitaban cerca del mar y unos pocos clanes hebreos, en el Antiguo Testamento se menciona frecuentemente a los amorreos. Abraham descendía del pueblo semita, y muchos de los otros pueblos mencionados en la Biblia como habitantes del territorio (hititas, heveos, jebuseos, etc.) representaban a los elementos no semitas de Canaán, aunque sus nombres tribales preservan sus orígenes lejanos. Estos pueblos adoptaron plenamente la religión cananea y la forma de vida corriente en la época de la invasión israelita.” (S. Kent Brown, “I have a Question”, Ensign, octubre de 1973, pág. 58.)

(22-5) Jueces 2. ¿En qué forma la cultura cananea afectó el estilo de vida de los israelitas?

“Inevitablemente los israelitas, que no tenían una cultura definida ni un conocimiento de la vida sedentaria, gradualmente fueron absorbiendo muchos aspectos de la cultura refinada de Canaán. El estilo arquitectónico, la cerámica, el mobiliario y la literatura posteriores de Israel fueron heredados de Canaán. En muchas formas esta legacía fue beneficiosa ya que los israelitas pudieron aprovechar la técnica de la construcción, las prácticas agrícolas y la artesanía que a los cananeos les llevó siglos desarrollar.

“Pero ante la vista de los líderes religiosos de Israel, las costumbres paganas de los cananeos imponían una amenaza continua a la integridad de la nación. La única fortaleza de los israelitas radicaba en su pacto común. Cualquier debilitamiento de esta lealtad básica dejaba a las tribus que se apartaban sin la fuerza que surge de la unión. Cuando se produjo la desgracia, fue (a causa de) la falta de fe de la gente que una y otra vez se apartó del Señor.” (Great People of the Bible and How They Lived, pág. 114.)

(22-6) Jueces 2:1-5

¿Por qué, de acuerdo al ángel del Señor, Dios no ayudó a Israel a expulsar a los cananeos?

(22-7) Jueces 2:11-13. ¿Cuál fue el resultado de no haber expulsado de la tierra prometida a los cananeos?

“El Libro de los Jueces deja en claro que Israel no conquistó todo Canaán al entrar a ese territorio…Durante mucho tiempo, en la época de los jueces, muchos de los israelitas eran esencialmente ‘montañeses’ (véase Jueces 6:2) y estaban rodeados de enemigos. Después de morir las generaciones que habían conocido a Josué, los efectos de la moral y de la religión cananeas comenzaron a manifestarse en la generación más joven. Durante largos períodos los cananeos conquistaron a Israel, y este hecho por sí solo tendió a desequilibrar su vida y prácticas religiosas. Los tiempos eran difíciles y los malhechores abundaban. Tal como lo dice el libro: ‘En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía’ (Jueces 17:6). Todo esto parece haber sucedido porque Israel no expulsó completamente a los cananeos. El Señor dijo a los israelitas: ‘no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero’ (Jueces 2:2-3)…La conducta de Israel durante este período tuvo efectos duraderos sobre su religión y su moral. Durante siglos los profetas de Israel y los hombres sabios se refirieron a ella y denunciaron la alianza con las prácticas cananeas. Está claro que Israel, en el período de los jueces, comprometió sus ideales religiosos relativamente elevados, con las prácticas cananeas, y ciertos componentes de su población deben de haber apostatado completamente.” (Sperry, Spirit of the Old Testament, págs. 51-52.)

(22-9) Jueces 2:16. ¿Quiénes eran los jueces?

Las personas que eran llamadas como jueces, de acuerdo con la historia, parecen haber sido héroes militares más que oficiales judiciales.

“El vocablo ‘jueces’ que se ha usado en las traducciones, no describe bien a estos caudillos. Aunque la raíz del vocablo hebreo usada en este caso significa principalmente ‘juzgar’, también tiene una segunda acepción en el sentido de ‘gobernar’. La mayor parte de los ‘juicios’ realizados en este período eran asunto de dar consejo y tomar decisiones. Los procedimientos corrientes de los tribunales no son descritos en la época de los jueces de Israel. De hecho, la función más común que se les ve desempeñar es la de caudillaje militar.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:149.)

Durante el período de su liderazgo, estos jueces no gobernaron sobre todo el Israel unificado. Parece ser que el cronista de estos relatos tomó los héroes predilectos de cada una de las tribus durante este tiempo de apostasía general y condensó en un libro sus logros justos y sus lecciones morales para Israel.

(22-10) Jueces 2:14-23. ¿Cuál es el modelo cíclico de la relación de Israel con el Señor durante el período de los jueces?

Estos versículos explican lo que revela este registro histórico llamado libro de los Jueces. Primero, el pueblo escogió el mal adorando dioses falsos, y el Señor permitió que cayera en manos de sus enemigos. Entonces el Señor, en esas circunstancias, levantó jueces para sacarlos del cautiverio. En tales ocasiones, como aparece más claramente en la traducción de José Smith, el Señor escuchaba sus ruegos porque los estaban oprimiendo sus enemigos. Pero tan pronto como moría el juez, Israel se volvía a otros dioses, y el ciclo comenzaba nuevamente. Una situación similar de rectitud y apostasía se producía también entre el pueblo del Libro de Mormón, y es gráficamente descrita en Helamán 12.

(22-11) Jueces 3:1-7

El casamiento con personas de las naciones paganas fue el resultado natural de servir a “los baales y las arboledas” (vers. 7). (En otras versiones dice: “a los baales y a las imágenes de Asera”.) Las arboledas eran centros de adoración local para los dioses paganos e incluían un poste y altares, generalmente en medio de arboledas. La práctica de la idolatría que quebrantó el pacto y que fue sostenida de generación en generación corrompió a la casa de Israel. Uno de los consejos más importantes que el Señor dio a Israel mediante Moisés antes de entrar en la tierra prometida no fue puesto en práctica (véase Deuteronomio 7:3-5).

(22-12) Jueces 3-15. ¿Quiénes fueron los doce jueces de Israel y cuáles eran sus jurisdicciones de caudillaje?

Los doce jueces y sus victorias, mencionadas en el libro de los Jueces, fueron los siguientes:

  1. Otoniel de Judá (3:9): victoria sobre Cusánrisataim.

  2. Aod de Benjamín (3:15): victoria sobre Eglón de Moab.

  3. Samgar (3:31): victoria sobre los filisteos (se desconoce en qué lugar).

  4. Débora (de Efraín) y Barac (de Neftalí) (4:4-6): victoria sobre Jabín y Sísara.

  5. Gedeón de Manasés (6:11): victoria sobre los madianitas y amalecitas.

  6. Tola de Isacar (10:1).

  7. Jair de Galaad (10:3).

  8. Jefté de Galaad (11:11): victoria sobre los amonitas.

  9. Ibzán de Belén (12:8).

  10. Elón de Zabulón (12:11).

  11. Abdón de Efraín (12:13).

  12. Sansón de Dan (15:20): victoria sobre los filisteos.

nations that challenged Israel’s right in Promised Land

Monte Carmelo

Monte Tabor

Monte Gilboa

Monte Nebo

Cusan–risataim de Mesopotamia

Jabín de Canaán

Amonitas

Madianitas

Moabitas

Filisteos

Naciones que desafiaron el derecho de Israel a la tierra prometida

(22-13) Jueces 3:13. ¿Dónde estaba la ciudad de “las palmeras”?

“Ciudad de las palmeras” es otro nombre dado a Jericó (Jueces 3:13; véase también Deuteronomio 34:3; Jueces 1:16; 2 Crónicas 28:15). Evidentemente esta ciudad había sido reedificada cerca del lugar donde se levantaba la que fue destruida por Josué. A través de los siglos, Jericó ha tenido pequeños cambios de ubicación. La mencionada en el Nuevo Testamento era diferente a las dos nombradas en el Antiguo Testamento.

(22-15) Jueces 4:10-24

Los ceneos eran descendientes de Jetro, suegro de Moisés (véase Jueces 1:16). La valiente Jael, esposa de Heber el ceneo, mató a Sísara, cumpliéndose así la profecía de Débora (véase Jueces 4:9). La muerte de Sísara abrió el camino para la victoria de Barac.

Barak defeated Sisera

Monte Carmelo

Monte Tabor

Cedes

Hazor

Haroset–ha–goim

Barac venció a Sísara

(22-16) Jueces 5:21. ¿De qué manera usó Dios las fuerzas de la naturaleza para ayudar a la causa de Israel?

El Río Cisón corre en dirección noroeste a través del valle de Jezreel hasta volcarse en el Mediterráneo, cerca de la actual Jaifa. Como el terreno es bastante plano, el río generalmente no es sino un arroyo de corriente lenta. En época de lluvias torrenciales, sin embargo, puede rebasar sus márgenes e inundar los terrenos aledaños, transformándolos en ciénegas casi intransitables.

El Cántico de Débora parece sugerir que una lluvia torrencial inesperada, acompañada de truenos y relámpagos, azotó la zona. Los carros de Sísara se empantanaron en la crecida del Cisón, y esto hizo posible que las fuerzas más pequeñas de Débora y Barac alcanzaran la victoria. Débora vio en este hecho la mano del Señor y reconoció que de El fue la victoria (véase vers. 31).

(22-17) Jueces 6:1-10. ¿Por qué la presencia de los madianitas y de los amalecitas eran un azote tan grande para Israel?

“Los madianitas y los amalecitas eran hijos del desierto que, por sus hábitos de nómadas, siempre estaban inclinados al pillaje y sistemáticamente despojaban a los israelitas. En la estación de la cosecha salían de los desiertos del sur y del este como grandes nubes de langostas y se llevaban el grano y los animales que servían de sustento a los israelitas.

“Durante siete años Israel se empobreció por esta causa y adoptó todas las medidas a su alcance para esconderse junto con sus bienes de los peligros de matanza a manos de los madianitas. En ese período hicieron cuevas por toda la Palestina del sur, las cuales aún se pueden ver. Con el tiempo, no obstante, llegaron a sentir tan profundamente su sufrimiento y humillación que se dirigieron a Jehová, el Dios que habían dejado de adorar. El fue su último refugio, su último escape del terrible cautiverio de aquella época.” (Tanner, Old Testament Studies, 1:288-89.)

Gideon defeated midianite kings

Monte Carmelo

Monte Tabor

Cerro de Moríah

Fuente de Harod

Valle de Jezreel

Jezreel

Abel–Meholah

Sucot

Ofra

Gedeón venció a los reyes madianitas

(22-18) Jueces 6:11-24. Siendo que el Señor condena la búsqueda de señales, ¿cómo explicar la solicitud de Gedeón?

“Cuando Gedeón pidió una ‘señal’, parece haber deseado solamente una señal de que el mensajero era un fidedigno emisario del Señor (vers. 17). A esta altura, indique que los mensajeros a veces pueden provenir de la fuente que no deseamos y es importante poder discernir. (Véase p. ej. D. y C. 129; encontramos otra fase del problema en 2 Corintios 11:13-15; 1 Corintios 12:10 y 1 Juan 4:1-2.) Las señales pueden ser dadas en base a la fe del hombre y a la voluntad de Dios (D. y C. 63:10).

“Al preparar Gedeón una comida consistente en carne, panes y caldo, y al convertirla el ángel en una milagrosa ofrenda quemada (holocausto), esta ‘señal’ sobrecogió a Gedeón. Pero el Señor bondadosamente lo animó y le dio paz, y Gedeón, como muestra de gratitud, dio al monumento que había levantado allí el nombre de ‘Jehová es paz’.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:150.)

(22-19) Jueces 6:25-7:1. ¿Cómo fue que Gedeón recibió el nombre de Jerobaal y qué significa este nombre?

El padre de Gedeón, Joás, era dueño de una arboleda y de un altar dedicado a Baal. Las arboledas desempeñaban un papel importante en la antigua adoración de los paganos. Como se consideraba erróneo encerrar a los dioses dentro de paredes, las arboledas eran usadas a menudo como templos naturales, y en ellas se realizaban los ritos inmorales de las religiones paganas.

Gedeón y otros diez hombres obedecieron los mandamientos del Señor, y en lugar de aquel altar erigieron uno a Jehová. Los hombres de la ciudad pidieron la muerte de Gedeón, pero Joás defendió la conducta de su hijo. Le dio el nombre de Jerobaal, que significa “contienda Baal”, indicando así que si Baal estaba enojado por la conducta de Gedeón, Baal mismo podía defender su propia causa. El nombre de Jerobaal quedó con Gedeón y fue mencionado en ocasiones posteriores.

(22-20) Jueces 7; 8:21. ¿En qué forma actuaron las fuerzas de Gedeón ante los numerosos madianitas que venían en camellos?

“Aunque solamente las tribus del norte —Manasés, Aser, Zabulón y Neftalí— se unieron en esta campaña, fueron más que suficientes para los fines del Señor en ese momento. Finalmente los 32. 000 hombres se redujeron a 300 para que la ayuda del Señor fuera más evidente ante Israel…

“Contra el poder formidable de los merodeadores que montaban camellos, la estrategia y la ayuda del Señor dieron el éxito a los israelitas allí donde el combate cuerpo a cuerpo habría sido desastroso. Es sabido ahora que el empleo de los camellos con fines bélicos por parte de los nómadas del desierto solamente comenzaba a ser corriente en aquellos tiempos —en el siglo XII al X a. C.— y, naturalmente, las primeras tribus en usarlos tuvieron más ventaja.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:151.)

(22-21) Jueces 7:19

El antiguo Israel dividía las doce horas de la noche en tres vigilias. La del medio se contaba, probablemente, entre las 22 horas y las 2 de la madrugada. Después de la dispersión de Israel, los judíos continuaron con esa costumbre. En la época del Nuevo Testamento los romanos dividían la noche en cuatro vigilias.

(22-22) Jueces 8:16. ¿Qué hizo Gedeón a los hombres de Sucot cuando les “enseñó” con espinos y abrojos?

Al perseguir al resto del ejército de los madianitas, el pequeño grupo de trescientos hombres valientes de Gedeón se debilitó a causa del hambre y buscó alimento en el pueblo de Sucot, un pueblo de la tribu de Gad (Galaad) que se levantaba al este del Jordán, no lejos de Jericó. Los de Sucot rehusaron dar a los hombres de Gedeón el alimento que necesitaban porque todavía no habían conquistado completamente a los reyes madianitas. El pueblo de Peniel, lugar donde Jacob se había detenido muchos años antes y donde había luchado con el mensajero de Dios (véase Génesis 32:31), también rehusó dar ayuda. Tal vez tenían temor de que Gedeón fracasara en capturar y subyugar a los reyes que huían y que más tarde los madianitas regresaran para castigarlos por haber ayudado a Gedeón. No importa cuál haya sido la razón, lo cierto es que estos hechos ilustran la trágica división de Israel apóstata. Puesto que los madianitas vivían en los desiertos de Arabia, Gad y las otras tribus al este del Jordán, eran las más vulnerables a sus merodeos y asaltos. Sin embargo, en lugar de unirse a Gedeón en su intento de eliminar la amenaza de una vez por todas, estos galaditas llanamente rehusaron verse comprometidos.

Gedeón, naturalmente, se enojó y prometió que una vez que terminara con los madianitas regresaría para ocuparse de estos traidores. En el caso de Sucot, Gedeón prometió regresar y “trillar” la carne de ellos con espinas y abrojos (vers. 7) (véase Wilson, Old Testament Word Studies, s. v. “tear”, pág. 440) No obstante, el registro dice que al regresar los “castigó” con abrojos y espinos (vers. 16). Muchos de los antiguos manuscritos muestran este cambio como un error del escriba: “En lugar de…castigó, Houbigant dice…destrozó; y esto no sólo concuerda con la amenaza de Gedeón (vers. 7), sino que es respaldado por la Vulgata, por la Septuaginta o versión de los Setenta, la Caldea, Siria y la Biblia de Jerusalén. El texto hebreo pudo haber sido fácilmente adulterado en este pasaje por el cambio de…shin por…aín, letras muy semejantes entre sí.” (Clarke, Bible Commentary, 2:137.)

Este castigo probablemente fue un término figurado y no necesariamente un castigo con abrojos y ramas espinosas. “No puedo explicar en qué consistió el castigo, pero debe haber sido un castigo severo: tal como lo expresó ‘trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto’, de la misma manera que el grano es trillado con herramientas; o, pudo haber querido decir ‘seréis pisoteados por mi ejército victorioso, como el grano es pisoteado por las patas de los bueyes’.” (Clarke, Bible Commentary, 2:136.) Tal castigo estaba justificado, pues al rehusar dar ayuda al ejército de Gedeón, Sucot y Peniel amenazaron a toda la nación, y su conducta equivalía a alta traición.

(22-23) Jueces 8:21

Zeba y Zalmuna no quisieron que Jeter los matara. Habría sido un deshonor que los matara un muchacho, pero morir rápidamente a manos de un guerrero como Gedeón preservaría su honor. Compare esta petición con la de Abimelec a su escudero, cuando le solicitó que lo matara a fin de que los hombres no dijeran que una mujer le había dado muerte (véase Jueces 9:53-54).

(22-24) Jueces 8:22-23. “Jehová señoreará sobre vosotros”

Estos versículos demuestran la gran fe y rectitud de Gedeón. El pueblo quiso hacerlo rey por causa de la grandeza de su victoria. Si hubiera consentido, Gedeón se habría inclinado a la idea de que mediante su propio poder había vencido. Rehusando la solicitud, Gedeón les recordó cuál era la verdadera fuente de su victoria y a quién debían considerar su rey.

(22-25) Jueces 8:24-28. ¿En qué forma el efod se convirtió en una trampa para Gedeón?

“Un acontecimiento desafortunado ocurrió debido al celo equivocado de Gedeón al hacer un nuevo efod (parte de la vestimenta del sacerdote principal en Israel) usando para ello los materiales preciosos que recogió de los soldados enemigos. Cuando el texto dice que Israel ‘se prostituyó tras de ese efod’, la expresión quiere decir que el pueblo lo consideró como si fuera un ídolo, y la adoración de ídolos es condenada en estos términos como infidelidad a Dios.” (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:15.)

La intención de Gedeón era emplear los despojos de la guerra para hacer un memorial adecuado honrando la participación de Dios en la victoria, pero los israelitas prontamente se volvieron a los dioses falsos y consideraron al efod como si fuera un ídolo.

(22-26) Jueces 9:1-20. ¿Cuál es el significado de la parábola de Jotam?

Jotam era el único de los setenta hijos de Gedeón que escapó al fratricidio masivo de Abimelec porque se había escondido (véase vers. 5). En el Monte Gerizim, Jotam presentó ante los hombres de Siquem una parábola muy interesante, una de las pocas que encontramos en el Antiguo Testamento. En esta parábola se mencionan árboles (los líderes de Israel) que querían un rey entre ellos (a Gedeón le ofrecieron la oportunidad de ser rey). Ninguno de los árboles fieles (los hijos de Gedeón) quiso aceptar la corona porque sentía que debía haber igualdad entre los árboles y que uno no debía mandar sobre los demás. Finalmente, los realistas pidieron a la miserable zarza (Abimelec, hijo de una concubina), que reinara sobre los árboles. La zarza consintió, a condición de que los árboles depositaran en ella (en Abimelec) toda su confianza y obedecieran cada una de sus órdenes. Si no obedecían, enviaría fuego para consumirlos.

Jotam profetizó entonces que el pueblo llegaría a desear la destrucción de Abimelec (véase vers. 20). En cuanto a los detalles del pleno cumplimiento de la profecía de Jotam, véase Jueces 9:22-57.

(22-27) Jueces 10

Israel no tenía seguridad en este momento de que Dios lo ayudaría, pues se habían entregado a otros dioses, y ahora tenían que depender de su propia fuerza. Una advertencia similar, que encontramos en D. y C. 101:7-8, fue dada a los santos de los tiempos modernos.

(22-28) Jueces 11:29-40. ¿En qué forma Jefté ofreció a su hija como sacrificio?

Muchos han supuesto que Jefté ofreció a su hija como sacrificio humano y una interpretación literal del texto puede respaldar ese punto de vista. Pero si eso fuera verdad, surgen algunas preguntas difíciles de responder. Jefté era considerado un gran héroe y el libertador de Israel, y aun el sacrificio de su hija es tratado en una forma que sugiere que el autor del libro de los Jueces lo consideró como un hecho exaltable. En Hebreos 11:32-35 se menciona a Jefté como uno de los ejemplos de gran fe. ¿Sería considerado como tal si hubiera participado en un sacrificio humano, siendo que este tipo de rito era considerado en Israel como una de las abominaciones más grandes? ¿Por qué la hija de Jefté “lloró su virginidad” (Jueces 11:37) en lugar de llorar por la pérdida de su vida? Después que Jefté cumplió el voto de entregar a su hija, el texto declara que ella “nunca conoció varón” (vers. 39). Los eruditos han sugerido una explicación que contesta adecuadamente estas interrogantes.

“Jefté estaba obligado, por su voto, a dedicar a su hija a Jehová en una virginidad de por vida…el ruego de la hija, de que le concediera dos meses a fin de poder lamentar su virginidad por los montes, con sus amigas, no estaría para nada de acuerdo con la versión de que tenía que ser muerta en sacrificio. Llorar la virginidad no quiere decir llorar porque se va a morir virgen, sino porque hay que vivir y permanecer en la condición de virgen. Pero aun si supusiéramos que llorar la virginidad es equivalente a llorar por causa de su juventud…’sería imposible entender por qué tuvo que ser sobre los montes. También se opondría a la naturaleza humana que una joven que pronto tenía que morir usara un aplazamiento temporario para abandonar del todo a su padre. Sin duda sería razonable que pidiera permiso para gozar de la vida por dos meses antes de su muerte; pero que pensara solamente en lamentar su virginidad ante la perspectiva de la muerte, la cual despojaría a su padre de su única hija, sería contrario a todos los sentimientos corrientes del corazón humano. Sin embargo, como el relato da énfasis especial al llanto de la joven por su virginidad, esta condición debe haber tenido que ver en forma particular con la naturaleza del voto…’ (P. Cassel, pág. 473). Y esto es confirmado por la expresión de lamentar su virginidad ‘#por los montes‘.’ Si la vida hubiera estado de por medio, las mismas lágrimas podían haber sido derramadas en la casa. Pero sus lamentos eran por su virginidad y no podían ser expresados en el pueblo, en presencia de los hombres. El recato exigía la soledad de los montes…’ (P. Cassel, pág. 476). Y así, nuevamente, la cláusula agregada en el relato del cumplimiento del voto, ‘y ella no conoció varón’, no está en armonía con la suposición de un sacrificio humano. Esta cláusula no agregaría nada a la descripción del caso, siendo que ya se sabía que era virgen. Las palabras logran su sentido apropiado si las relacionamos con la cláusula previa, ‘hizo con ella conforme al voto que había hecho’, y las entendemos como descripción de lo que la hija hizo en cumplimiento del voto. El padre cumplió en ella su voto, y ella no conoció varón, o sea, cumplió el voto en el hecho de que no conoció varón, dedicando su vida al Señor como una ofrenda espiritual, en una castidad perpetua…Y la idea de un sacrificio espiritual está respaldada no solamente por las palabras sino también, más directamente, por el hecho de que el historiador describe el cumplimiento del voto con estas palabras: ‘hizo con ella conforme al voto que había hecho’, llevándonos a la conclusión de que consideró el hecho como laudable y bueno. Pero un historiador profético nunca pudo haber aprobado un sacrificio humano.” (Keil y Delitzsch, Commentary, 2:1:392-93.)

Compare las palabras del voto de Jefté (vers. 30-31) con el voto de Ana (1 Samuel 1:11).

(22-29) Jueces 12:1-7

Ganada la guerra contra los madianitas, los efrateos se quejaron porque no se les permitió cooperar, tal como hicieron después de la victoria de Gedeón (ver Jueces 8:1-3). Tal vez esto era típico de Efraín: relajarse hasta la obtención de la victoria y luego pretender que había querido ser parte del esfuerzo. Gedeón los había apaciguado, pero Jefté sin rodeos les recordó que, aunque se les pidió, no enviaron reclutas, y de ahí que procediera de esa manera.

(22-30) Jueces 12:8-15

“La mención del número de hijos e hijas que podían montar parece ser un tipo de símbolo antiguo usado para dar idea de posición social”. (Rasmussen, Introduction to the Old Testament, 1:152.)

RESUMEN ANALITICO

(22-31) Josefo, el reconocido historiador judío, generalmente se refería a su pueblo usando los conceptos más elevados. Sin embargo, su comentario en cuanto a la condición de los israelitas durante el período de los jueces no fue nada halagador:

“Después de esto, los israelitas se tornaron blandos al punto de no pelear más contra sus enemigos, sino se dedicaron al cultivo de la tierra, que les produjo gran abundancia y riquezas, pero por ello fueron negligentes en la disposición regular del lugar donde habitaban y se entregaron al lujo y a los placeres; dejaron de ser cuidadosos en escuchar las leyes que regían su gobierno político. Por esta razón Dios se vio provocado a la ira y expuso ante ellos cómo, en contra a sus direcciones, ellos habían perdonado a los cananeos, y luego, cómo esos cananeos se aprovechaban de ellos bárbaramente.” (Josefo, Flavius Josephus Antiquities, libro 5, cap. 2, párr. 7.)

En esta época se requería valor de parte de todo israelita para dedicarse al Señor. Lamentablemente, esta situación surgió no por causa de presión externa sino por la presión interna de Israel. Los vecinos de Gedeón, no un grupo de cananeos paganos, fueron llevados así a cometer un asesinato cuando Gedeón destruyó el altar de Baal. La profecía de Jotam fue expresada en contra de su propio hermano, no en contra de algún rey filisteo. Ciertamente el problema de Israel no radicaba en las masas paganas a las que enfrentaba sino que era un problema en el corazón de los israelitas. Sus más grandes enemigos no eran los madianitas o moabitas hambrientos de poder sino la vacilación interior, la apatía, la desobediencia y la rebelión. Sus enemigos externos constantemente se encarnizaban contra ellos solamente porque las debilidades interiores se encarnizaban sin ser controladas.

Hoy en día, los cananeos y filisteos no existen; pero ¿no existen entre nosotros el fruto de sus dioses, actualizados y transformados para hacerlos intelectualmente aceptables? ¿Y qué decir de la apatía, la desobediencia, la vacilación y la rebelión? ¿No mora en nosotros nuestro más grande enemigo? Si es así, hoy día es necesaria la misma clase de valor que fue demostrada por los personajes que acabamos de estudiar.

(22-32) Se requiere valor para ser constante en la devoción personal a las normas del evangelio. El Cántico de Débora contiene una clave con relación a la forma de vencer al adversario: “Por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, load a Jehová” (Jueces 5:2). ¿En qué forma puede usted ejercer el valor necesario para ofrecerse voluntariamente a Dios? El consejo dado por el presidente Joseph F. Smith a los líderes de la Iglesia se aplica a todos nosotros en un sentido muy real. Considérelo con suma atención:

“Una de las cualidades más nobles de todo buen dirigente es una alta norma de valor. Al hablar del valor y la habilidad para dirigir, estamos usando términos que significan la calidad de vida mediante la cual los hombres conscientemente determinan el camino que han de seguir, y sostienen con fidelidad sus convicciones. Jamás ha habido una época en la Iglesia en que no se haya requerido que sus líderes sean hombres de valor, no sólo valor en el sentido de poder hacer frente a los peligros físicos, sino también firmes y leales a una convicción clara y recta.

“Los que dirigen la Iglesia, pues, deben ser hombres que no se desaniman fácilmente, que no carecen de esperanza, que no se dejan llevar por presagios de todo género de males venideros. Sobre todas las cosas, los que dirigen jamás deben infundir un espíritu tenebroso en el corazón de los miembros. Si los hombres que ocupan altas posiciones sienten a veces el peso y ansiedad de épocas trascendentales, tanto más deben sostenerse firmes y resueltos en esas convicciones nacidas de una conciencia temerosa de Dios y de vidas puras. En sus vidas personales los hombres deben sentir la necesidad de suministrar ánimo al pueblo por medio de sus propias relaciones con ellos, llenas de esperanza y buen ánimo, así como por sus palabras en lugares públicos. Es de gran importancia que se eduque al pueblo a estimar y cultivar el aspecto alegre de la vida, más bien que permitir que sus tinieblas y sombras los cubran.

“A fin de vencer con éxito las inquietudes concernientes a los asuntos que requieren tiempo para resolverse, son esenciales una fe y confianza absolutas en Dios y en el triunfo de su obra.

“Las preguntas más trascendentales y los mayores peligros a la felicidad personal no siempre se arrastran y se resuelven dentro de uno mismo, y si los hombres no pueden hacer frente valerosamente a las dificultades y obstáculos de sus propias vidas y naturalezas individuales, ¿cómo van a enfrentarse con éxito a esos asuntos públicos en los cuales están de por medio el bienestar y la felicidad del pueblo?” (Véase Doctrina del Evangelio, págs. 149-50.)