Manuales de la Primaria y del Tiempo para compartir
El sacerdocio me ayuda


Lección 17

El sacerdocio me ayuda

Objetivo

Que los niños comprendan cómo puede ayudarles el sacerdocio.

Preparación

  1. Estudie con la ayuda de la oración Marcos 4:35–41. Vea también Principios del evangelio (31110 002), capítulo 13.

  2. Prepárese para cantar o repetir la letra de la primera estrofa y el estribillo de “Paz, cálmense” (Himnos, Nº 54). También prepárese para explicarles a los niños el significado de algunas de las palabras difíciles.

  3. Materiales necesarios:

    1. Una Biblia.

    2. Una linterna o lámpara pequeña. Si esto no fuera posible, utilice la luz del salón de clase.

    3. La lámina 2-20, El bautismo de un niño (62018); la lámina 2-27, La unción de un enfermo (62342); la lámina 2-28, Se calma la tempestad (Las bellas artes del evangelio 214; 62139 002); la lámina 2-29, La repartición de la Santa Cena (62021); la lámina 2-30, La confirmación de una niña (62020); la lámina 2-31, La bendición de un bebé; la lámina 2-32, Una pareja de recién casados enfrente del templo; la lámina 2-33, Un padre bendice a su hija.

  4. Haga los arreglos necesarios para las actividades complementarias que desee llevar a cabo.

Advertencia: Sea sensible a los sentimientos de los niños de su clase que no tengan al papá en casa o cuyos padres no posean el sacerdocio.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a un niño que ofrezca la primera oración.

Pregunte a los niños cómo les fue con la asignación que recibieron la semana anterior.

El sacerdocio es el poder más grande

Actividad para despertar el interés

Use la luz de una linterna, una lámpara pequeña o la del salón de clase para ayudar a ilustrar el significado de la palabra poder. Comience su demostración con la luz apagada. Señale que a pesar de que la bombilla de la luz está en su lugar correspondiente, no está dando ninguna luz.

• ¿Qué debe suceder para que haya luz?

Pida a un niño que lo demuestre, pasando al frente y encendiendo la luz; aclare que para que haya luz, debe haber corriente eléctrica.

Relato de las Escrituras

Diga a los niños que esta lección se trata de otra clase de poder: un poder aún mayor que el de la electricidad o el combustible. Pida a los niños que presten atención al siguiente relato y que piensen qué clase de poder se utiliza. Cuente el relato de Marcos 4:35–41.

• ¿Cómo se sentirían si estuvieran en un barco en medio de una gran tormenta?

Explique que los discípulos despertaron a Jesucristo porque estaban atemorizados a causa de la tormenta. Lea en voz alta lo que los discípulos le pidieron a Jesús en la última parte de Marcos 4:38 (desde donde dice Maestro). Los discípulos temían que la tormenta hundiera el barco y todos murieran.

Muestre la lámina 2-28, Se calma la tempestad, y lea en voz alta Marcos 4:39 para ver lo que hizo Jesús. Pida a los niños que repitan las palabras de Jesús: “Calla, enmudece”.

Los discípulos se maravillaron al ver que la tormenta se calmó tan rápidamente. Lea en voz alta en Marcos 4:41 lo que se preguntaban uno a otro: “¿Quién es éste que aun el viento y el mar le obedecen?” Los discípulos se sorprendieron mucho al ver que Jesús podía controlar el viento y las olas.

Canción

Cante o repita la letra de la primera estrofa y el estribillo de “Paz, cálmense”. Antes de comenzar, diga a los niños que esta canción relata lo que acaban de escuchar. (La letra de esta canción puede ser difícil de entender para los niños más pequeños, pero el Espíritu les ayudará a comprender su significado. Si lo desea, puede explicar las palabras que crea que les resulten difíciles de entender.)

Si lo desea, podría ayudar a los niños a hacer algún tipo de movimiento mientras usted les canta o dice la letra de la canción. Podrían moverse hacia adelante y hacia atrás como si estuvieran en un barco que se mece, hacer movimientos como de olas con las manos, hacer gestos de miedo como los discípulos, etc.

Cristo, el mar se encrespa, y ruge la tempestad.

Obscuros los cielos se muestran, terribles y sin piedad.

¿No te da pena el vernos? ¿Puedes aún dormir

cuando el mar amenaza sumirnos en vasta profundidad?

Estribillo:

Las olas y vientos oirán tu voz: “¡Cálmense!”

Sean los mares que rujan más,

o diablos que bramen con fuerte clamor,

las aguas al barco no dañarán

del Rey de los cielos y de la mar.

Mas todos ellos se domarán. “¡Cálmense! ¡Cálmense!”

Mas todos ellos se domarán. “¡Paz, cálmense!”

• ¿Qué gran poder tenía Jesucristo que le permitió calmar la tormenta? (El poder del sacerdocio, que es el poder para actuar en el nombre de nuestro Padre Celestial.)

Pida a los niños que repitan la palabra sacerdocio.

El sacerdocio nos puede bendecir

Presentación por el maestro

Explique que en la Iglesia hay muchos hombres que tienen ese mismo poder, porque nuestro Padre Celestial y Jesucristo han dado el sacerdocio a los hombres dignos de la Iglesia. Estos hombres reciben la guía de nuestro Padre Celestial y pueden utilizar el sacerdocio para ayudarnos y bendecirnos.

• ¿A quién conocen ustedes que posea el sacerdocio?

Análisis de láminas

Muestre las láminas en las que aparecen escenas de ordenanzas del sacerdocio y pida a los niños que le ayuden a sostenerlas, o señálelas y explique lo que cada una representa. Destaque el hecho de que estas ordenanzas las efectúan los hombres que poseen el sacerdocio. Dé a los niños la oportunidad de compartir alguna experiencia que hayan tenido con estas ordenanzas.

Muestre la lámina 2-27, La unción de un enfermo. Ayude a los niños a recordar lo que aprendieron en la lección 16 acerca de la unción de los enfermos. Recuérdeles también que los hombres que tienen el sacerdocio pueden dar bendiciones a las personas que están enfermas para ayudar a que se mejoren.

• ¿Alguna vez les han dado a ustedes una bendición porque estaban enfermos?

Muestre la lámina 2-29, La repartición de la Santa Cena. Explique que los presbíteros del Sacerdocio Aarónico o los hombres que tienen el Sacerdocio de Melquisedec bendicen el pan y el agua, y los diáconos del Sacerdocio Aarónico los reparten. Déles la oportunidad de hablar acerca de miembros de su familia o amigos que ayuden con la Santa Cena.

Muestre la lámina 2-20, El bautismo de un niño. Recuerde a los niños que cada uno de nosotros es bautizado por un hombre que posee el sacerdocio, tal como lo fue Jesucristo. Juan el Bautista tenía el sacerdocio; por lo tanto, él pudo bautizar a Jesús.

• ¿Han ido alguna vez a un bautismo? (Si alguno de los niños ya se bautizó, puede pedirle que hable de su bautismo.)

Muestre la lámina 2-30, La confirmación de una niña. Recuerde a los niños que después de ser bautizados, los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec los confirmarán miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. En esa ocasión, también les darán el don del Espíritu Santo por medio del poder del sacerdocio.

Muestre la lámina 2-31, La bendición de un bebé. Dígales que los bebés dentro de la Iglesia pueden recibir una bendición del sacerdocio cuando se les da el nombre. Pida a los niños que le cuenten acerca de algún bebé que ellos conozcan que haya sido bendecido recientemente de esta manera. (Si algunos de los niños muestran preocupación porque no fueron bendecidos de esta manera cuando eran bebés, asegúreles que tendrán muchas oportunidades de recibir bendiciones del sacerdocio en el futuro.)

Muestre la lámina 2-32, Una pareja de recién casados enfrente del templo. Explique que cuando crezcan, podrán ir al templo para casarse. Hombres que poseen el poder del sacerdocio para sellar casan a las parejas justas en el templo. El matrimonio en el templo hace posible que una familia viva junta para siempre.

Relato

Diga a los niños que ellos pueden recibir bendiciones del sacerdocio cuando tengan problemas. Muestre la lámina 2-33, Un padre bendice a su hija, y relate la historia de una niña que usted conozca que recibió una bendición del sacerdocio cuando tenía un problema. Si lo desea, puede utilizar el siguiente relato:

Susana se estaba alistando para su primer día de escuela. Había tenido muchos deseos de comenzar la escuela, pero el primer día había llegado y ella estaba muy atemorizada.

Susana estuvo callada toda la mañana. Su mamá le preparó su desayuno preferido, pero ella ni siquiera sonrió cuando lo vio. Trató de comer pero no pudo.

Susana le dijo a su mamá que se sentía enferma. Su madre le tocó la frente para ver si tenía fiebre y le miró la garganta, pero no estaba roja. La mamá le preguntó dónde le dolía y Susana le dijo que sentía algo raro por dentro.

El papá de Susana le dijo que posiblemente sentía algo raro porque era el primer día de clase. Ella sentía temor porque iba a estar todo el día fuera de su casa y no sabía exactamente qué iba a pasar. Su papá le explicó que él se había sentido de la misma manera cuando había comenzado un trabajo nuevo y le ofreció darle una bendición antes de ir a la escuela.

La bendición le ayudaría a sacar lo raro que sentía. Su papá puso las manos sobre la cabeza de Susana y le dio una bendición especial.

Cuando Susana regresó de la escuela esa tarde, estaba muy contenta. Le dijo a su mamá que le había gustado mucho la escuela y que su maestra era muy buena. Susana estaba agradecida por la bendición especial que le había dado su papá para ayudarle a sentirse mejor en la escuela.

Explique que esta clase de bendición se conoce como una bendición de padre. Si nuestros papás no pueden darnos bendiciones, podemos pedir a algún otro hermano que posea el Sacerdocio de Melquisedec, como los maestros orientadores, otros miembros de la familia, nuestro obispo o presidente de rama, que nos den bendiciones cuando las necesitemos.

Resumen

Repaso con las láminas

• ¿En qué ocasiones podríamos necesitar o desear una bendición del sacerdocio?

Muestre cada lámina a medida que los niños mencionen las ordenanzas que representan. Pida a los niños que digan en voz alta el nombre de cada ordenanza o bendición. Mencione que éstas son sólo algunas de las cosas que el poder del sacerdocio puede hacer por nosotros.

Testimonio

Comparta su testimonio de la gratitud que siente por tener el sacerdocio, el mismo poder que tiene Jesús, para ayudarnos en la vida.

Anime a los niños a que pidan bendiciones del sacerdocio a sus padres (u otro poseedor del sacerdocio de Melquisedec) cuando las necesiten.

Pida a un niño que ofrezca la última oración. Sugiérale que dé gracias por las bendiciones del sacerdocio.

Actividades complementarias

Elija de entre las siguientes actividades aquellas que sean de mayor beneficio para los niños de su clase. Puede utilizarlas durante la lección o como repaso o resumen. Para mayor información, vea la sección “El período de clase” en “Ayudas para el maestro”.

  1. Con la aprobación de la presidenta de la Primaria, invite al padre o a la madre de alguno de los niños de su clase para que hable acerca de la bendición y el nombre que le hayan dado a su hijo cuando era un bebé. Pida al padre (o a la madre) que hable de cómo se sintieron él y su esposa, cómo vistieron al bebé, y de lo especial que fue tener a los maestros orientadores y miembros de la familia y otros amigos presentes o participando. Pida al padre (o a la madre) que hable de lo que sintió al utilizar el poder del sacerdocio para dar un nombre y una bendición al bebé.

  2. Haga arreglos para que los niños representen la historia de Marcos 4:35–41.

  3. Entregue a los niños papel y lápices regulares o de cera para que hagan un dibujo de una ordenanza del sacerdocio, tal como repartir la Santa Cena. Escriba en cada dibujo el nombre de la ordenanza que represente. 4. Canten o repitan la letra de una o más de las siguientes canciones que hablan de ordenanzas del sacerdocio: “El sacerdocio se restauró” (Canciones para los niños, pág. 60), “La Santa Cena” (Himnos Nº 103), “Me encanta ver el templo” (Canciones para los niños, pág. 99), “El bautismo” (Canciones para los niños, pág. 54), “El Espíritu Santo” (Canciones para los niños, pág. 56). La letra de “El bautismo” y “El Espíritu Santo” se encuentran al final del manual.

    El sacerdocio se restauró

    Su sacerdocio Dios al mundo restauró.

    Habló a la tierra y Su poder

    de nuevo al hombre dio.

    La Santa Cena

    La Santa Cena, al tomar,

    a Cristo quiero recordar,

    mostrándole de corazón

    que limpio soy por Su perdón.

    Me encanta ver el templo

    Me encanta ver el templo; un día ir podré.

    Me enseñará el Espíritu Santo y oraré.

    Pues el templo es Casa del Señor,

    lugar tranquilo y bello.

    Desde niño me prepararé;

    es mi deber sagrado.

    Me encanta ver el templo; un día entraré,

    y ser fiel a mi Padre, allí prometeré.

    Pues el templo es el lugar sagrado

    donde la familia

    puede ser sellada en unión

    y ser familia eterna.

    (© 1980 por Janice Kapp Perry. Usado con permiso.)

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